Alcaraz (Vox): «Pedro Sánchez representa los intereses de ETA y debería ir a prisión»
"El PP debió acompañarnos. Fue un error que convocara un acto donde estuvo secuestrado a Ortega Lara"
"Odio a Henri Parot. Nos dignifica poder odiarle. Es lo mínimo que esperarían mi hermano y mis sobrinas"
"Lo peor es el olvido de una sociedad adormecida que piensa... vamos a dejarlo pasar porque ETA ya no mata"
Francisco José Alcaraz, diputado de Vox en el Congreso, cree que «Pedro Sánchez representa los intereses de ETA y debería ir a prisión por abandonar a las víctimas del terrorismo y traicionar al pueblo español». Alcaraz convocó, como presidente de la asociación de víctimas Voces contra el Terrorismo, el acto en Mondragón este sábado -al que acudió Santiago Abascal- contra los homenajes organizados al etarra Henri Parot, condenado a 4.800 años de cárcel por 39 asesinatos consumados y 200 en grado de tentativa. Las víctimas del terrorismo que acudieron a Mondragón y los dirigentes de Vox que les acompañaron fueron rodeados, amenazados y atacados por decenas de jóvenes proetarras de esta localidad vasca en la que estuvo secuestrado durante 532 días, José Antonio Ortega Lara, hoy militante de Vox.
Francisco José Alcaraz lamenta que el Partido Popular no se uniera a su convocatoria en Mondragón y que Carlos Iturgáiz organizara, precisamente, un acto aparte en la nave donde estuvo secuestrado el funcionario de prisiones: «No sé por qué no se unieron. Yo convoqué como presidente de Voces contra el Terrorismo, precisamente, para dejar a un lado las siglas partidistas. Tendrían que haber venido todos los partidos constitucionalistas y no dejarnos solos. Sabían que el manifiesto iba a ser apartidista y leído por víctimas. Me sorprendió que el PP convocara un acto aparte y donde estuvo secuestrado mi compañero de Vox, Ortega Lara. Fue muy desafortunado. El PP fue quien soltó al etarra Bolinaga [uno de sus secuestradores]».
Alcaraz acusa a la mayoría de partidos políticos, judicatura y medios de comunicación de «contribuir a normalizar el proceso con ETA que consiste en que haya un final -como decían los ministros de Zapatero- sin vencedores ni vencidos». La lógica de quien vio perder en el atentado de Zaragoza, cometido por Parot, a su hermano de 17 años y a sus dos sobrinas gemelas de tres años, es aplastante: «El sacrificio de casi 1.000 muertos y miles de heridos ha sido, entonces, en vano. Si se trataba de darle a ETA gran parte de lo que pedía, lo podían haber hecho hace 30 ó 40 años y muchos españoles tendríamos a nuestras familias vivas». A diferencia de otros países, las víctimas de ETA jamás pensaron en la venganza: «Han sido ejemplares. Nadie se tomó la justicia por su mano. Es muy triste. Confiamos en el Estado de Derecho para que, al final, ocurra esto».
Alcaraz pide, como lo hace Vox («somos los únicos»), que se hagan públicas las actas de la negociación con ETA «que están en la Fundación Henri Dunant de Suiza». Con ellas entenderíamos -señala- los pasos dados estos años «por Zapatero, Rajoy y Sánchez». El caso de Sánchez, para Alcaraz, es más grave: «Sánchez necesita a Bildu y Bildu necesita a Sánchez. No quiere molestar a ETA y a Bildu. Por eso, permite los homenajes a etarras, que han crecido un 50%». Y, por eso, el ministro Marlaska ha disparado los acercamientos de etarras a cárceles vascas o próximas al País Vasco hasta el punto de que, según la web de Etxerat (organización de apoyo a los presos de ETA y sus familias), a 6 de septiembre, no quedaba ningún terrorista encarcelado «de Madrid para abajo» como predijo hace meses Joseba Azkárraga, ex consejero vasco de Justicia y organizador del homenaje a Parot.
Francisco José Alcaraz recuerda el día en que Marlaska trasladó a Parot de Cádiz a León porque ese mismo día coincidió, precisamente, con él en una comisión del Congreso. «¿No le dijo nada aprovechando que estaba usted allí?», le preguntamos. «Para nada. No me dijo nada. Es más. Aquel día fue especialmente hostil hacia mí con una actitud chulesca, mentirosa y desafiante… aunque luego pidió perdón». Alcaraz tiene claro que lo siguiente a los acercamientos de etarras al País Vasco «será verlos en la calle con cualquier excusa sobre su salud o lo que sea… ahora que en otoño el gobierno vasco [PNV] asume plenamente las competencias sobre prisiones». No tiene duda: «Incluido Parot en cuanto lo lleven al País Vasco».
Josu Ternera
Es el mismo «final» que augura Alcaraz para Josu Ternera, «el dirigente de ETA que más años ha estado al frente de la banda y que más información tiene sobre los casi 400 asesinatos aún sin esclarecer». Ternera ordenó el atentado de Zaragoza y decenas de atentados más, negoció con el gobierno Zapatero, pasó por el parlamento vasco, estuvo años desaparecido y ahora anda libre por París a la espera de su juicio de extradición a España. Alcaraz lo tiene claro: «Lo traerán seguro para juzgarlo, llevarlo a una cárcel vasca y, luego, con algún tipo de pretexto tipo enfermedad, que pueda morir en España, en la calle, en una herriko taberna y junto a los suyos. Ese será el final de Josu Ternera. Un homenaje a la trayectoria del mayor asesino de ETA».
La condena de un dolor perpetuo
Alcaraz habla con OKDIARIO en las horas previas al acto de Mondragón. Repasamos con él (antes le pedimos permiso para hacerlo) sus recuerdos de aquel 11 de diciembre de 1987 en el que Henri Parot voló la casa cuartel de la Guardia Civil en Zaragoza matando a 11 personas (cinco de ellas niños) e hiriendo a más de 80. Confiesa que le costó casi 25 años poder hablar de aquello o volver a Zaragoza. El cuartel fue demolido y hoy sólo hay una plaza con un parque infantil. «Recuerdo la incertidumbre de todas esas horas hasta llegar desde Jaén -donde vivía- a Zaragoza sin saber nada… Era 1987. No había ni móviles ni autovías como ahora… Hasta que llegamos y corroboramos que mi hermano y mis sobrinas habían muerto».
«¿Cómo se gestiona el dolor?», le preguntamos. Y en su reacción está la respuesta 34 años después de aquel día. El siempre hierático Francisco José Alcaraz se derrumba al ver las fotos de su hermano y sus sobrinas que él mismo ha colgado estos días en sus redes sociales. «Es duro …», dice… Y se detiene. «Es difícil», repite… Pero no puede hablar. Traga saliva varias veces. «Yo tengo ahora dos nietas pequeñas…», señala… Y mientras su expresión se endurece asoma, al tiempo, una larga lágrima bajo sus gafas. Alcaraz se queda callado haciendo un silencio que traspasa la pantalla y duele a cualquiera que lo escuche. Es la cadena perpetua a la que ETA condenó a sus miles de víctimas: vidas rotas y dolor para siempre.
El odio y el olvido
«¿Y el odio?… ¿Cómo se gestiona el odio?… ¿Odia usted a Parot?», le preguntamos también esperando, quizá, la respuesta políticamente correcta. «Claro que odio a Parot», dice sin dudar. «Es lo mínimo que esperarían mi hermano y mis sobrinas: que odiara a quienes les quitaron la vida y les impidieron disfrutar de su familia. Claro que puedo odiar. Eso no me impide seguir adelante, trabajar, sacar a mi familia y seguir luchando… No dejo que ese odio me haga daño… Pero claro que le odio. ¡Cómo no voy a odiar al autor de los asesinatos de tres niños!. Nos dignifica poder odiarle».
«¿Y el olvido?», le decimos a Francisco José Alcaraz, decenios reivindicando memoria, dignidad y justicia para los suyos. «¿Lo peor es el olvido?». «Sí. Sin duda», contesta. «Lo peor para nosotros es el olvido de una sociedad adormecida que mira hacia otro y que piensa … venga … como ETA ya no mata … vamos a dejarlo pasar».