Pablo Hasél

Los acusados de intentar quemar vivo a un policía en Barcelona a la cárcel por “organización criminal”

Los detenidos llevaban una mochila con 20 pastillas incendiarias, un bote de disolvente y un trapo impregnado de gasolina

La persona que arrojó el líquido inflamable al furgón policial es Sara Casiccia, una activista que vive en la Ciudad Condal.

anarquista
La anarquista italiana Sara Casiccia está acusada de ser la autora material del incendio del furgón policial en Barcelona con un agente dentro.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

El juez que ha mandado a la cárcel a los violentos que intentaron quemar un furgón con un policía dentro no tiene dudas y describe una auténtica violencia coreografiada en los incidentes de Barcelona en la que “dos jóvenes que portaban un impermeable con una franja reflectante en la espalda que impartían órdenes a los demás miembros del grupo que las acataban de inmediato, utilizando incluso palabras clave”. Desórdenes públicos, daños, atentado a agentes de la autoridad, manifestación ilícita, pertenencia a grupo criminal y homicidio en grado de tentativa. Ni Pablo Hasél está en la cárcel por rapear ni los 8 violentos detenidos en Barcelona por los graves incidentes ocurridos las pasadas noches dormirán hoy entre rejas por manifestarse. OKDIARIO ha tenido acceso al auto de prisión por el que un juez de Barcelona ha decidido mandar a prisión a los detenidos por los Mossos d´Esquadra en relación a los gravísimos incidentes ocurridos estos días en la Ciudad Condal y que, en palabras del propio juez, bien pudo haberle costado la vida a un policía que acabó dentro de una furgoneta envuelta en llamas.

El auto deslegitima toda la violencia ocurrida estos días en Barcelona y ya desde el inicio plantea la ilegalidad de las manifestaciones violentas: “Tras la ejecución de una orden judicial emanada de la Audiencia Nacional para ingreso en prisión de Pablo Rivadulla (Pablo Hasél), condenado en sentencia firme, entre otros delitos, por delito de enaltecimiento de terrorismo con agravante de reincidencia, se convocaron concentraciones y manifestaciones de protesta, que no fueron comunicadas a la Autoridad competente, y que si bien comenzaban de forma pacífica, terminaban con grave alteración del orden y la paz pública”. Por su hubiera alguna duda de lo que ha estado sucediendo en Barcelona, el magistrado se refiere a los hechos vistos por todos desde el día 17 pero valorados de distinta manera. De hecho, sobre los acontecimientos que, por ejemplo, jaleó en redes sociales el portavoz de Podemos en el Congreso de los Diputados, Pablo Echenique, el juez los describe así: “en dichas manifestaciones que se han venido sucediendo en los últimos días se han producido actos de cruzar contenedores en la vía pública a modo de barricada con quema de los mismos, lanzamiento de objetos de todo tipo a la policía y dependencias policiales, ataques a vehículos policiales y al mobiliario urbano, ataques a comercios y entidades bancarias seguidos de actos de pillaje, destrozos en el mobiliario urbano con arrancamiento de adoquines de la calzada para su posterior lanzamiento a las Fuerzas y Cuerpos de seguridad”.

Las fuentes consultadas por OKDIARIO aseguran desde los primeros incidentes que las policía en Barcelona había detectado un grado de organización muy alto entre los radicales violentos, y en su auto el juez les da la razón y explica que desde el mismo día 17 se detectó a un nutrido grupo de personas que hablaba italiano y que eran muy activos en los actos de violencia que se estaban produciendo, así que los agentes decidieron activar un dispositivo de vigilancia para monitorizarlos durante los siguientes días. “Este dispositivo de seguimiento, pudo estar observando a un grupo de quince personas que entre ellos hablaban en italiano y en el que de forma coordinada y muy violenta provocaban ataques a establecimientos comerciales y entidades bancarias. Dicho grupo era liderado por dos jóvenes que portaban un impermeable con una franja reflectante en la espalda y que impartían órdenes a los demás miembros del grupo que las acataban de inmediato, utilizando incluso palabras clave”, explica el auto de prisión.

El cóctel molotov falló

La coordinación era tal que los mossos los pudieron ver cortando cables de farolas del alumbrado público o reaccionando, haciendo un círculo sobre alguno de los saboteadores cuando la prensa trataba de grabar alguno de estos actos para ocultar a los autores. Y así llegó el lamentable episodio del incendio del furgón de la Guardia Urbana de Barcelona con un policía en su interior. Los agentes identificaron a uno de los detenidos arrojar un cóctel molotov a la furgoneta, pero el tipo en cuestión, a quien identificaron como el líder del grupo, falló en su intento. Inmediatamente después una mujer de nacionalidad italiana, de hecho, de los 8 investigados sólo hay un español, fue la que se acercó a la furgoneta para arrojar líquido inflamable y provocar el incendio. El diario italiano La Repubblica le ha puesto nombre y apellidos:  se trata de Sara Casiccia, una anarquista antisistema de 36 años afincada en Barcelona.

Según el juez “en el interior de dicho vehículo se encontraba un agente de la Guardia Urbana que temió por su vida y que manifestó notar el calor de las llamas, el cual pudo huir por la puerta del 3 copiloto con la cobertura de Mossos d´Esquadra que llegaron en ese momento y que pudieron apagar el fuego”.

Por todo lo anterior el magistrado percibe no sólo un enorme nivel de coordinación, sino un terrible desprecio a la vida de un agente y un gran peligro de reincidencia por parte de los detenidos. Es importante recordar que cerca de la zona del incendio de la furgoneta se encontró una mochila con pastillas incendiarias, disolvente y un trapo impregnado en gasolina. Todo lo necesario para incendiar un cajero, una tienda o quién sabe si atacar a otro policía en Barcelona. Todo lo anterior sumado al hecho de que los detenidos compartían domicilio ha llevado al juez a la conclusión de que preparaban y ejecutaban juntos los actos vandálicos como una organización criminal. Seguirán justos, pero desde ahora en prisión.

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