Quim Torra | Cataluña

Abrazar el independentismo tras militar en Unió salvó a Torra de acabar viviendo «bajo un puente»

Así es el nuevo presidente catalán, Quim Torra

Quim Torra
Quim Torra junto a su mujer Carola.
Joan Guirado

El abrazo del independentismo por parte de Artur Mas, y la confianza de Quim Torra en ese viraje de Convergència, salvó la subsistencia de la familia del nuevo presidente de la Generalitat, según reconoce él mismo en una web dedicada a su esposa por su 50 aniversario, donde admite que a punto estuvieron de acabar “bajo un puente, en medio del más absoluto caos y desorden”.

La editorial que dirigía y el activismo no le daban para vivir, y como un golpe de gracia, el concejal de Cultura de Xavier Trias le ofrece el cargo de gerente de Fomento de Ciutat Vella y director del Born Centro Cultural en Barcelona, que acabó convirtiendo en un nuevo referente independentista.

Nacido en Blanes (La Selva) en 1962, Torra es el tercero de cuatro hermanos, de una familia de clase media que han mamado el catalanismo en casa históricamente. Estudió en los Jesuitas de Sarrià de Barcelona, donde la familia se desplazó cuando al padre, ingeniero químico de profesión, fue nombrado directivo de una empresa con sede en la capital catalana. Posteriormente la familia volvió a su comarca de origen, donde actualmente reside aún la madre de Torra, en Santa Coloma de Farners.

Torra, junto con su esposa Carola Miró –profesora de la escuela Thau, de baja médica- y sus tres hijos –dos chicas y un chico- viven en la frontera del barrio popular de Gràcia con el elitista Sant Gervasi. Allí se instaló tras volver de Suiza, en 2007, donde estuvo trabajando durante unos años en la sede internacional de la empresa de seguros Winterthur, con la que estaba vinculado desde 1987, dos años después de acabar sus estudios en derecho en la Universidad Autónoma de Barcelona. Un año más tarde de su vuelta a Barcelona, creó la editorial A Contravent, un sello unipersonal con el que edita libros principalmente de historia.

En Suiza conoció al periodista Eugeni Xammar, que trabajó al servicio de la ONU. A raíz de ese encontronazo, Torra descubrió su verdadera pasión republicana, por la historia y por Cataluña, con el hilo conductor de la cultura. Esos mismos años empieza a sentir la necesidad de participar de la actividad cívica y política, vinculándose a la desaparecida Unió Democràtica de Catalunya, el partido con sentido de Estado que durante muchos años buscó el encaje de Cataluña y España con Josep Antoni Duran Lleida.

Su militancia en UDC fue breve, ya que en 2009 se afilió a Reagrupament Independentista, el partido escindido de Esquerra Republicana, y co liderado por su cuñada Rut Carandell. En 2009, Torra declaró que “ya no es más catalanismo de izquierdas o derechas, ni liberalismo ni socialdemocracia, hoy la batalla es entre unionismo o independentismo”.

Tras liderar la asociación Soberanía y Justicia, entro a formar parte del secretariado nacional de ANC en su primera etapa, presidida por Carme Forcadell. El 2015, tras la dimisión de la ex presidenta de Òmnium Cultural Muriel Casals, para formar parte de la candidatura de Junts pel Sí, asumió interinamente el cargo de presidente de la entidad hasta la elección del preso Jordi Cuixart.

Tras la aplicación del 155 en Cataluña el pasado mes de octubre y la convocatoria electoral para el 21D, Torra se convirtió en uno de los principales impulsores de la candidatura unitaria de independientes que pedía Carles Puigdemont. Tras no lograr convencer a Esquerra, el expresidente lo incorporó en su candidatura, convirtiéndole en una de las personas de su máxima confianza hasta que ayer, tras aceptar las condiciones de presidente interino, le convirtió en su sustituto al frente del ejecutivo catalán.

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