Elecciones generales 2019

El plan de Rivera: ser vicepresidente de un Gobierno con el PP y Arrimadas en el Congreso

Albert Rivera sabe que necesita el refuerzo de un alfil potente que no esté tocado por los cambios de dirección habituales que ha dejado en el camino el líder de C’s para lograr pactar con PP y PSOE en distintas plazas. Esa persona es Inés Arrimadas.

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El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y la líder del partido en Cataluña, Inés Arrimadas, en una imagen reciente (EFE).
Carlos Cuesta

Los movimientos estratégicos han empezado. Y la llegada de Inés Arrimadas a Madrid es uno de los más profundos que veremos en estos días. Su llegada no es contracorriente de ella misma, como se ha llegado a especular.

Independientemente de rivalidades y disputas internas -que las hay- la salida de Arrimadas de Cataluña forma parte de un plan: repetir a escala nacional lo que ya se ha producido en Andalucía. Y en la comunidad andaluza el vicepresidente no es del PP, es de Ciudadanos -Juan Marín-. Lo que quiere decir que, si se logra repetir un Gobierno soportado por los tres partidos del centro derecha -PP, Vox y Ciudadanos-, la plaza de presidente y vicepresidente pueden corresponder a partidos diferentes. Y Albert Rivera quiere jugar sus opciones -con permiso de los resultados electorales- a la plaza de vicepresidente del futuro Gobierno de España.

Las encuestas mandan en las estrategias de los tres partidos. El PP es el que sigue marcando a fecha de hoy la posición de liderazgo en la intención de voto del centro derecha. Vox el partido que refleja el auge más fuerte, no sólo del centro derecha, sino de todo el espectro político español. Y Ciudadanos el partido al que los sondeos le marcan un paulatino desinflado, eso sí, sobre las propias encuestas previas, no sobre los 32 diputados que mantiene en estos momentos en el Congreso de los Diputados. Y Rivera tiene que jugar sus cartas desde ese escenario.

El líder de Ciudadanos jugará ya su apuesta definitivamente desde el centro derecha constitucionalista. Marcará una distancia en lo social, pero la foto de la manifestación del 10F tendrá consecuencias largas y profundas: de esa posición no se moverá durante la campaña electoral Rivera. Lo que ocurra en el campo de las alianzas tras pasar los comicios del 28A y los del 26M será otra película. Pero, por el momento, Ciudadanos está en ésta.

Reforzar la gobernabilidad de Rivera

Rivera sabe que necesita el refuerzo de un alfil potente que no esté tocado por los cambios de dirección habituales que ha dejado en el camino el líder de C’s para lograr pactar con PP y PSOE en distintas plazas. Esa persona es Inés Arrimadas. Por eso llega a Madrid: para reforzar las opciones de gobernabilidad de Rivera. Para reforzar el carácter de lucha contra el secesionismo de Ciudadanos. Para intentar frenar el claro avance de Vox y evitar que los de Santiago Abascal confirmen el adelanto a los naranjas -tal y como empiezan anticipan ya algunas encuestas-.

La apuesta está hecha. Y si Ciudadanos consigue amarrar una segunda posición pedirá la vicepresidencia para Rivera. Y, por lo tanto, la cara visible del partido -fuera de las funciones gubernamentales- será Arrimadas, la cara más vinculada en estos momentos dentro de Ciudadanos con la resistencia frente a la locura golpista en Cataluña.

Arrimadas gana discurso nacional y se posiciona en primera fila del Congreso si los planes les salen bien. Rivera por fin entra en el Gobierno -no como hubiera querido, de presidente, pero si de vicepresidente-. Y el partido juega sus dos bazas potentes a escala nacional-. Ese es el plan.

Pasado el 26 de mayo, la cosa puede virar: y negociar Ciudadanos un pacto con unos socialistas que, como dijo Villegas, no estén encabezados por Pedro Sánchez. Pero ya lo será con los dos alfiles naranjas en primera fila nacional.

En Cataluña no parecen dispuestos ambos responsables de Ciudadanos a perder del todo el control. La opción allí para sustituir a Arrimadas será Lorena Roldán, un perfil que ha ganado protagonismo desde su designación como senadora, pero que aún está por hacerse. Y eso significa que la maniobra de Rivera, siempre pueden pensar que tiene freno y marcha atrás. Dependiendo de cómo salgan las cosas.

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