El sumario del ‘caso Villarejo’ incluye autograbaciones del excomisario orinando en el baño

José Manuel Villarejo
José Manuel Villarejo. (Foto: EFE)
Carlos Cuesta

La obsesión del excomisario José Villarejo por grabarlo todo llegó al extremo de recoger en las cintas sus visitas al baño para orinar. Los agentes que han filtrado los audios incautados a Villarejo se han llevado una desagradable sorpresa, y es que el policía no paraba las grabaciones en el excusado.

Los audios de Villarejo han saltado a la opinión pública. Grabaciones que alcanzan desde a la actual ministra de Justicia, Dolores Delgado, hasta a ministros del pasado Gobierno como Jorge Fernández Díaz. El propio Villarejo reconoció que grababa infinidad de conversaciones. Tal era la obsesión del agente por contar con el máximo material de grabación posible que le llevó a no desconectar los sistemas de grabación hasta el final. Pero el final del todo. Algo que ha llevado a las salas policiales que han recopilado los audios a encontrarse literalmente con fragmentos de Villarejo en el baño orinando tras terminar los encuentros. Porque el comisario, como cualquier otro, también necesitaba ir al baño, aunque solamente fuera por el estrés que debía ocasionar la práctica de grabar audios a discreción.

Villarejo utilizaba un sofisticado sistema de grabación. Pero por muy avanzado que fuera, en determinadas ocasiones, resultó que no debía ser demasiado fácil poner fin a la entrevista o el contacto. Algo que ha dejado fragmentos un tanto escatológicos en los controles policiales que han filtrado las cintas descubiertas.

Villarejo tiene grabadas a cerca de 400 personas

Los archivos totales incautados no son ningún material pequeño, ni mucho menos. En concreto se habla de tres terabytes de memoria y de un número cercano a las 400 personas espiadas. Toda una nueva hemeroteca digna de quien trabajó ya en 1993 en otro gran arsenal: el del informe Veritas.

Hoy la gente se pregunta quién estará y quién dejará de estar en estas grabaciones de Villarejo. Pero lo cierto es que su cargo e importancia le llevaron a verse con infinidad de personas de relevancia en el panorama político español. Y es que la historia de Villarejo es larga: ingresó en el Cuerpo Nacional de Policía en 1972 y fue destinado en 1975 a la Comisaría Provincial de San Sebastián, donde fue asignado a labores antiterroristas y operaciones contra el entramado terrorista de ETA.

En 1983 accedió a una excedencia de 10 años, en los que se dedicó a diferentes negocios y a trabajos de investigación como detective. Tras ese periodo, se reincorporó como agente encubierto para la Secretaría de Estado de Interior. Y fue precisamente en esa época y con el informe Véritas, encargado por el Ministerio del Interior en los 90 bajo mandato socialista, cuando se recogieron datos de la vida privada de jueces como Baltasar Garzón, políticos, empresarios, periodistas, etc.

Villarejo no es, por lo tanto, un producto, ni mucho menos, del PP, pero sí es cierto que bajo el mando de este partido y ya en el mandato de Mariano Rajoy, el protagonismo de Villarejo cogió fuerza a raíz de diversos casos como el de Ignacio González o el del pequeño Nicolás. Incluso en Cataluña, donde también figuró Villarejo entre los investigados por los Mossos dentro de la movilización de agentes catalanes para frenar lo que denominaban la ‘Operación Cataluña’ -un supuesto intento de desestabilizar de forma preventiva el golpe separatista que posteriormente fraguó-.

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