Ada Colau compra con subvenciones el silencio de los antisistema a un año de las municipales

Okupas
Carteles en el edificio ocupado de Barcelona
Carlos Cuesta

Ada Colau compra con subvenciones el silencio de los antisistema de Barcelona a un año vista de las elecciones municipales. El riego de pagos públicos se ha disparado hasta el punto de rondar los 200.000 euros en fondos destinados a colectivos okupas. Se trata de colectivos que la alcaldesa podemita quiere tener bajo control en las fechas previas a las elecciones municipales en un momento en el que sabe que se la juega en la reelección y que el voto de los separatistas puros se irá a buen seguro hacia JxCAT o ERC.

Los datos son evidentes. En los años anteriores a la llegada al consistorio de Ada Colau tan sólo se habían entregado subvenciones a La Ciutat Invisible dentro del colectivo que conecta directamente con el entorno okupa. Los importes ascendieron a 4.200 euros en 2014 y a 7.449 euros en 2015.

El colectivo de La Ciudad Invisible define su propio origen de la siguiente manera: “¿De dónde venimos? Las personas que impulsamos el proyecto entramos en contacto con la práctica política autónoma al calor de los centros sociales okupados históricos L’Hamsa y Can Vías, donde por primera vez nos planteamos trasladar los aprendizajes de la autoorganización y la autogestión en el ámbito del trabajo y la economía”. Ciutat Invisible es, además, la impulsora del libro Economía Social y Solidaria, editado y distribuido por el Ayuntamiento de Barcelona.

Pero con la llegada al poder del Gobierno Colau las subvenciones encontraron una nueva dimensión: su volumen se incrementa y surgen nuevas “entidades” receptoras que, casualmente, están interrelacionades entre sí, tal y como destaca la líder de Ciudadanos en Barcelona, Carina Mejías. Todas ellas vienen del sector antisistema, están vinculados a los casales de okupas, y aseguran tener como objetivo la implantación en Barcelona de lo que denominan la economía de autogestión y las cooperativas. Pese a esa autogestión todas acaban viviendo con toda naturalidad con el riego de subvenciones.

Así aparecen, a parte de Ciutat Invisible, las siguientes asociaciones:
– La Col, cooperativa de arquitectos responsable del “Pla del Dret a l’Habitatge de 2016-2025”.

– La Dinamo Fundació, cuyo objetivo teórico es “fomentar la vivienda cooperativa en régimen de cesión de uso”. Nace en octubre 2016.

– Metromunster, responsable del pseudo documental ‘Ciutat Morta’ y colaborador en documentales con el Observatori DESC, la organización en la que casualmente trabajaba Ada Colau. Entre sus contactos se encuentra el Centro Iridia, con el que mantiene vinculación a Jaume Asens, teniente alcalde de Colau.

La Borda, cooperativa de vivienda de cesión de uso.

Algunas de ellas han recibido ayudas habituales, pero no todas y en la cuantía en la que lo haces con Ada Colau. De este modo, La Ciutat Invisible, se hace en 2014 con 2.200 euros y otros 2.000 euros en el segundo trimestre de ese año. En 2015, esta misma asociación logra 1.700 euros, 2.000 euros y otros 3.749 euros en fondos públicos. En 2016 se hace 11.368 euros. Y en 2017 se eleva hasta 18.150 euros y 76.985 euros, en dos pagos.

La COL, por su parte, también ha acogido con los brazos abiertos la gestión de Colau. Recibe en 2016 un total de 5.000 euros y en 2017 otros 28.200 euros.

La Dinamo, por su parte alcanza los 3.000 euros en 2017, más otros 9.000 euros y 10.000 euros en pagos posteriores.

MetroMuster logra en 2017 dos pagos: de 5.200 euros y 11.250 euros.
La Assoc. Impuls Economia Coop. i Comunitaria Sants-Montjuic accede a pagos de 2.350, 1.000, 1.500, 26.985 euros y 10.089 euros.
Y La Borda logra 2.900, 7.500 y 3.000 euros.

Una mecánica de pago que no sólo abona dinero a colectivos relacionados con la práctica de la okupación, sino que incrementa sus pagos a medida que se acercan las elecciones con un fin obvio: la compra del silencio en fase electoral.

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