Presenta a la mujer como víctima

Liberalismo salvaje, recortes y ‘no a la guerra’: el manifiesto feminista del 8-M es puro Podemos

Liberalismo salvaje, recortes y ‘no a la guerra’: el manifiesto feminista del 8-M es puro Podemos
Manifiesto feminista 8M
Agustín de Grado
  • Agustín de Grado
  • Subdirector y responsable del Área Política en OKDIARIO. Antes jefe de área en ABC, subdirector en La Razón y director de Informativos en Telemadrid.

Decenas de miles de mujeres participarán este jueves en la huelga feminista del 8-M. La reticencia que en un primer momento expresaron el PP y Ciudadanos ha terminado diluyéndose a medida que se acercaba la fecha y arreciaba la presión del lobby feminista agrupado en torno a un manifiesto de alta carga ideológica e identificación con las tesis políticas de Podemos.

El manifiesto destila victimismo de la primera a la última línea, asegura que ser mujer es “la principal causa de pobreza” y convierte las pensiones, de acuerdo con la agenda política de los de Pablo Iglesias, en su primera reivindicación material: “Exigimos las pensiones que nos hemos ganado”. Sus peticiones concretas: la cotitularidad y que el tiempo dedicado “a tareas de cuidado” sea reconocido en el cálculo de la pensión igual que el trabajo laboral.

Como la formación morada, el manifiesto feminista grita contra “el neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas” y destaca el papel que las mujeres deben jugar “en la lucha contra el cambio climático”.

Llama después a exigir que “la defensa de la vida se sitúe en el centro de la economía y de la política”, sin que eso signifique, por supuesto, un rechazo del “aborto libre y gratuito”. Todo lo contrario: “Exigimos ser protagonistas de nuestras vidas, de nuestra salud y de nuestros cuerpos, sin ningún tipo de presión estética”, afirman.

Contra la medicalización

Las feministas que suscriben el manifiesto reivindican la “despatologización de nuestras vidas” y estigmatizan los medicamentos y tratamientos de salud ligados a la cultura del bienestar. “La medicalización responde a intereses de grandes empresas, no a nuestra salud”. Así, por ejemplo, proponen la copa menstrual como alternativa a los tampones.

En paralelo con las reivindicaciones más clásicas de Podemos en materia de enseñanza, el manifiesto feminista exige que los colegios faciliten una educación que permita construir “nuestras identidades sexuales y de género (…) libre de valores heteropatriarcales desde los primeros tramos educativos”.

En este sentido, Podemos acaba de presentar en el Congreso de los Diputados una iniciativa legal para que los menores de edad que hayan cumplido 16 años puedan «rectificar» en el Registro Civil su género. De tal forma que podrá elegir entre «femenino, masculino o no binario». No será necesario haberse sometido a tratamientos hormonales ni a intervenciones quirúrgicas.

El manifiesto avanza con una obviedad (“Ninguna mujer es ilegal”) antes de enumerar otras reivindicaciones de nítida afirmación femenina (denuncia de los recortes presupuestarios, de la corrupción como factor agravante de la crisis) antes de terminar gritando «No a las guerras y a la fabricación de material bélico» porque «las guerras son producto y extensión del patriarcado y del capitalismo para el control de los territorios y de las personas».

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