Rajoy comunica a PSOE y C’s que usará el 155 si Puigdemont declara la independencia

Artículo 155
Mariano Rajoy entra en su coche oficial. (Foto: Francisco Toledo)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha trasladado ya a los líderes de la oposición, Pedro Sánchez y Albert Rivera, la posibilidad de recurrir al artículo 155 en caso de que el presidente catalán, Carles Puigdemont, persista en su órdago tras el 1-O y declare unilateralmente la independencia. En ese caso, el Ejecutivo planea disolver el Parlament para convocar elecciones anticipadas en Cataluña.

Desde hace meses, el Gobierno tiene encima de la mesa los informes preceptivos para actuar de acuerdo a los pasos que vayan dando las autoridades catalanas. Impera el principio de mesura y proporcionalidad, pero Rajoy ya ha advertido de que hará «todo lo necesario, sin renunciar a nada». Incluso ha avisado a Puigdemont de estar provocándole para llegar a donde no quiere llegar. Es decir, el 155, una opción que nunca ha sido del agrado del presidente.

El artículo confiere poderes ilimitados al Gobierno para proceder en Cataluña, en caso de que la autoridad competente «no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España». Una intervención que puede ser a fondo, o parcial, y que avala todas aquellas decisiones del Ejecutivo para poner freno a la deriva secesionista y anular cualquier intento de golpe de Estado.

Aunque desde el Gobierno se haya tratado de aplazar la decisión al máximo -incluso ordenando a sus dirigentes ni mencionarlo- las circunstancias tras el 1-O pueden obligar a tomar medidas drásticas. El presidente Puigdemont no solo no ha reculado en su intención de celebrar el referéndum, sino que parece ajeno a las advertencias que, desde el poder judicial, le avisan de las consecuencias que le traerá su huida hacia delante. Y aunque en Moncloa se asegura que la actuación policial ha desbaratado el referéndum, en absoluto se descarta un escenario de «rebeldía» en la calle, calentado en días posteriores desde los sectores más radicales. Es precisamente ese escenario, el que podría aprovechar Puigdemont  para proclamar unilateralmente la independencia.

La posibilidad sobrevuela. Este domingo, el presidente catalán aseguró que no es su opción, aunque tampoco la negó rotundamente. Y para el Gobierno, es una hipótesis perfectamente posible en la deriva del Govern, y que podría no tener fin este domingo.

En cualquier caso, y aunque el PP dispone de la mayoría suficiente en el Senado para sacarla adelante, Rajoy ha trasladado tanto a Sánchez como a Rivera la importancia de preservar la unidad del bloque constitucionalista.

El secretario general socialista se ha opuesto siempre a su aplicación, pero se enfrenta al debate interno en un PSOE donde algunos lo ven excesivo y otros piden que se normalice ante la situación excepcional en Cataluña.

La solución tampoco agrada en Ciudadanos, aunque el partido de Albert Rivera opta por anteponer el sentido de Estado y aplicar las fórmulas que eviten males mayores. El presidente ‘naranja’ ha trasladado a Rajoy que estará del lado del Gobierno ante futuras acciones, aunque no opine igual sobre el proyecto del PP para Cataluña, que califica de «inmovilista».

El Gobierno da por desactivado el referéndum ilegal y se jacta de la eficacia de decisiones como el control de los presupuestos por parte del ministerio de Hacienda-un golpe decisivo a los independentistas-o el control de los mossos. Pero ello no quita para que el 1-O se convierta en un paripé de consulta y para que el independentismo intente sacar urnas, «aunque sean de cartón», en algunos locales, plazas o incluso sedes políticas.

Pero lo que realmente preocupa al presidente es que la calle se agite, y que los sectores más radicales persistan en la movilización, incluso violenta. El operativo de seguridad está listo para actuar y frenar cualquier algarada. Pero el escenario puede hacer necesarias también nuevas, y rápidas, medidas políticas.

Las grietas del independentismo

La convocatoria electoral anticipada no es vista con malos ojos por ERC. Los sondeos les son más que favorables y la formación podría lograr los mejores resultados de su historia. Es sabido que Oriol Junqueras fantasea con ser el próximo president, y que ha tratado de esquivar las decisiones que pudieran torpedear su carrera política. Pero la jugada no es tan redonda: el PDeCAT sufriría un descalabro histórico, que alejaría al bloque independentista de la mayoría que ahora tiene en el Parlamento.

Por otro lado, las voces críticas contra Puigdemont crecen en el Govern al tiempo que se acerca el referéndum. No son pocos quienes en el PDeCAT observan con preocupación la deriva del presidente catalán y censuran también su intención de seguir adelante a cualquier precio. La exigencia de responsabilidades patrimoniales a Artur Mas y parte del anterior gobierno por el 9N ha sido definitivo: los consellers temen actuaciones similares. También lo ha sido la última actuación policial contra la cúpula organizadora del referéndum. Los convergentes creen ya demasiado alto el riesgo de una inhabilitación que les incapacite para futuras citas electorales.

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