La deriva independentista de Puigdemont lastra al partido en el Congreso
La obsesión del presidente catalán, Carles Puigdemont, con su plan independentista está afectando de forma determinante el trabajo de su partido (PDeCAT, antigua Convergencia) en el Congreso de los Diputados. En fuentes parlamentarias se ve a esta formación como «rehén» de la actitud beligerante de la Generalitat ante el Gobierno, lo que les lleva a un rechazo sistemático a iniciativas que, como el techo de gasto, podrían beneficiarles.
Los convergentes justificaron este martes su voto en contra en que los datos del Gobierno son «injustos y desleales» con las comunidades, ya que obligan a continuar, en su opinión, con las «políticas de ajuste» en servicios públicos esenciales. Ello, a pesar de que el ministerio de Cristóbal Montoro ha relajado en una décima el objetivo de déficit para el próximo año. En fuentes del PP se cree que la postura del PDeCAT habría sido distintas si el desafío separatista no estuviese tan crispado.
Las tensiones en el seno de Convergencia se trasladan a la convivencia entre la cúpula y el grupo parlamentario. Un ejemplo reciente fue el voto en la moción de censura de Podemos. Puigdemont, que ve en Iglesias un aliado para sus reclamaciones separatistas, era partidario del ‘sí’, pero la formación terminó absteniéndose en medio de un complejo debate.
Algo similar ocurrió con la reforma de la estiba, ante la que la posición tampoco estuvo exenta de discusiones: la orden del presidente catalán era evitar a toda costa un entendimiento con el Gobierno, en un asunto, además, tremendamente delicado para los ‘populares’. La abstención final de los convergentes -tras largas horas de negociaciones- fue definitiva para que el Ejecutivo pudiese aprobar el decreto y evitar la sanción de Bruselas. El PDeCAT alegó su vocación europeísta para acabar apoyando al Gobierno.
En fuentes del PP se muestran favorables a que las negociaciones de legislatura incluyan a todos los partidos, también los convergentes. Formación, recuerdan, que en otros mandatos contribuyó de forma decisiva a sostener al Gobierno. Pero las conversaciones con el partido del Ejecutivo son ahora prácticamente nulas y muy marcadas por las indicaciones que vienen desde Cataluña.
Perfil político
Las tensiones impiden así que el PDeCAT pueda definir un perfil político en Madrid, al margen de cualquier cuestión que no sea referente independentismo. Una prioridad para el partido pensando en eventuales elecciones catalanas, en las que los convergentes tendrán que «vender» sus éxitos frente a una ERC que sigue al alza.
A ese malestar que se añade el que ya es evidente entre la cúpula de Convergencia y que recientemente ha estallado con las declaraciones de algunos cargos en desacuerdo con el procès.
Distintos miembros del Gobierno catalán están trasladando su inquietud por las previsibles consecuencias de colaborar en el referéndum ilegal del 1 de octubre y cuestionan los recientes anuncios de Puigdemont, como la controvertida Ley del Referéndum de Autodeterminación, cuya ‘puesta en escena’, en un teatro, recibió también las ironías dentro del propio partido. Las críticas a Puigdemont que, según distintas fuentes, «va por libre», merman cada día a un partido ya muy fracturado por la deriva independentista.