El vuelo más emotivo de Juan José Hidalgo: “Cuidé doce vacas en Zúrich durante un año”

Juan José Hidalgo inaugura la ruta Madrid-Zúrich de Air Europa
Juan José Hidalgo inaugura la ruta Madrid-Zúrich de Air Europa (Foto: AJC).

“Cuando llegué aquí en 1961, estuve un año cuidando doce vacas”. Con esta frase pronunciada cerca del lago que baña Zúrich, Juan José Hidalgo comienza a hacer a OKDIARIO un breve resumen de su vida como inmigrante en la ciudad suiza a la que Air Europa ha empezado a volar esta semana. Hidalgo a querido viajar en el primer vuelo del trayecto que une la localidad helvética con Madrid, para reencontrarse con su pasado y con viejos amigos.

Cuenta sus recuerdos a este periodista mientras camina por las mismas calles por las que paseaba hace cinco décadas con Eloísa Gutiérrez. Ella era entonces otra inmigrante española en Zúrich, donde se conocieron, y hoy es la esposa con la que ha compartido también este retorno a sus orígenes profesiones. Ella, eso sí, mantiene un discreto segundo plano en todo momento. Este viaje ha servido también para visitar a familiares de la esposa del presidente de Globalia, que suman dos decenas en Zúrich.

Juan José Hidalgo con la tripulación del primer vuelo de Air Europa a Zúrich
Juan José Hidalgo con la tripulación del primer vuelo de Air Europa a Zúrich (Foto: AJC)

Pero la familia no son los únicos seres queridos que Hidalgo tiene en la ciudad. Nada más aterrizar del avión este lunes por la mañana, ya se encuentra con varios amigos. Le acompañarán a lo largo de la jornada, tanto en el paseo turístico como en la comida o en los actos para celebrar la nueva ruta de Air Europa.

Con independencia de qué esté haciendo en cada momento, él hace referencia en todo momento a aquel pasado en el que también fue mecánico o pintó tanques y casas. Cuando habla con este periódico sobre esa primera época, recuerda a la perfección en qué año concreto se dedicó a cada oficio. También piensa en cuando empezó a transportar emigrantes españoles entre Suiza y Alemania y sus hogares en Galicia y otras partes de España. No deja de comentarlo, y lo hace compartiendo recuerdos con sus amigos y socios de entonces que no volvieron a España.

No todos siguen así. Por la noche se celebra un acto con motivo del bautizo de la nueva línea. Están presentes miembros del cuerpo diplomático español, profesionales del sector turístico, periodistas y, cómo no, amigos y familiares. Entre estos últimos los hay que viven en Suiza y otros que lo hacen en España. En ese entorno, dedica un especial recuerdo a dos de sus primeros socios, que fallecieron hace años.

A lo largo del día hay momentos en los que pareciera rejuvenecer, se le ilumina la cara ante lugares y productos de aquella época en la que era uno más entre miles de emigrantes. Nada más llegar a la ciudad, al ir a comenzar un recorrido turístico por su casco antiguo, ve un puesto callejero de salchichas. No lo duda un momento. Se para a comprar una cervelat, una variedad gruesa típicamente suiza. Disfruta de su sabor mientras camina, y cuenta que cuando llegó de joven : “Me comía una de estas todas las noches antes de ir a cenar”.

No hay prácticamente lugar alguno que no le traiga un recuerdo. Se emociona al topar con una taberna española. Cuenta que era en ese mismo lugar donde se reunían los emigrantes para comer la comida de su país y pasar el rato haciéndose compañía unos a otros. Quiere que todo el grupo que le acompaña, incluyendo periodistas y el equipo de Globalia, se fotografíen junto a él en la puerta del local. Luego, entra al establecimiento acompañado de un amigo para ver cómo estar. Y quién sabe si para buscar a algún parroquiano que siga siendo fiel al lugar medio siglo después.

Juan José Hidalgo frente a una taberna española en Zúrich
Juan José Hidalgo frente a una taberna española en Zúrich (Foto: AJC)

De aquella época, en la que él era un mero emigrante que había dejado de estudiar a los 12 años, mantiene no sólo el cariño a Zúrich. También elogia constantemente la mentalidad profesional y para los negocios de los suizos y los alemanes. No duda en proclamarlo en voz alta en una ciudad por la que se emociona y que no visitaba desde hace ahora diez años.

Por la noche, tras la ceremonia antes mencionada, se sienta a charlar con periodistas y personal de Globalia que le han acompañado en el viaje. Se le nota satisfecho. Este periódico le pregunta qué ha sido más emocionante para él, esta jornada en Zúrich con bautizo de la ruta de Air Europa o el premio al mejor empresario del año que recogió en Nueva York el pasado diciembre. No necesita ni un segundo para pensar: “Esto, sin ninguna duda”.

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