La trampa de la UE en el acuerdo con Trump: la regulación cuesta a sus tecnológicas 100.000 millones
Multas, impuestos y normativas digitales elevan los costes de las 'Big Tech' en la UE

Donald Trump se alzó vencedor el pasado domingo 27 de julio al anunciar el acuerdo comercial con la Unión Europea sobre aranceles. Estados Unidos y la Unión Europea explicaron que Washington impondrá aranceles generales del 15% a la mayoría de los productos de la UE. ¿Quiénes son los verdaderos ganadores y vencedores? A continuación se explica la trampa de Europa en el acuerdo de aranceles con Trump: la regulación cuesta a sus tecnológicas 100.000 millones. Las restricciones también pueden afectar a otros productos.
La trampa regulatoria de la UE
Según un informe publicado este lunes 28 de julio por la mañana por el Centro de Investigación de la Asociación de la Industria de la Computación y las Comunicaciones (CCIA), las regulaciones europeas sobre servicios digitales suponen un gasto de 97.600 millones de dólares al año para las empresas estadounidenses, a pesar del acuerdo de aranceles entre Trump y Europa.
A esto se suman multas y sanciones anuales de hasta 62.500 millones de dólares, como las impuestas a Google, que en 2018 recibió una multa récord de 5.100 millones de dólares —posteriormente reducida a 4.800 millones—, o la más reciente de 586 millones de dólares a Apple, por impedir que los desarrolladores redirigieran a los usuarios a otras plataformas fuera de su App Store.
El estudio advierte que la Ley de Mercados Digitales (DMA) y la Ley de Servicios Digitales (DSA) afectan de manera desproporcionada a las empresas de EEUU, excluyendo a la mayoría de los servicios europeos y chinos. Según estimaciones, Alphabet, Amazon, Apple, Meta y Microsoft podrían perder hasta 750 millones de dólares anuales solo por cumplir con los requisitos de la DSA, centrados en moderación de contenido y control de desinformación.
Impuestos digitales y normativa IA
Además, los impuestos a los servicios digitales aplicados por países como Francia, Italia, España y Austria han supuesto otros 1.500 millones de dólares en ingresos fiscales para Europa solo en 2023. El tipo impositivo varía del 3 % al 5 %, siendo Austria la que más preocupa a las firmas estadounidenses.
La UE también ha aprobado la primera Ley de Inteligencia Artificial del mundo, lo que eleva aún más los costes de adaptación y cumplimiento normativo para los gigantes tecnológicos.
¿Y los coches estadounidenses en Europa?
En su intervención sobre el acuerdo de aranceles con Europa, Trump se preguntó por qué los automóviles estadounidenses apenas circulan en Europa. La respuesta, según expertos, es multifactorial.
Por un lado, el tamaño. «Intenten recorrer Italia en un todoterreno grande. Yo lo he hecho y es muy difícil», ironizó el analista automotriz Hampus Engellau en una entrevista de febrero de 2025. Las ciudades europeas, con calles estrechas y centros históricos, no están diseñadas para grandes camionetas al estilo estadounidense.
El coste del combustible, mucho más alto en Europa que en EEUU, favorece a los coches pequeños y eficientes. A excepción de Tesla, que ha logrado adaptarse al mercado europeo con modelos eléctricos compactos, la mayoría de fabricantes estadounidenses no logra competir con la eficiencia y precio de marcas europeas y japonesas.
Alto coste de adaptación en alimentos
Las normativas europeas suelen imponer estándares más estrictos en la producción, seguridad y etiquetado de alimentos que en Estados Unidos.
Por ello, las empresas estadounidenses que exportan a la UE pueden verse obligadas a invertir en nuevos equipos, modificar sus procesos de fabricación o contratar personal adicional para cumplir con estas exigencias. Estos cambios pueden aumentar significativamente los costos operativos y reducir los márgenes de beneficio, especialmente para las pequeñas y medianas empresas.
Las regulaciones generarán pérdidas
Las regulaciones europeas sobre los precios de los medicamentos pueden generar pérdidas financieras para las farmacéuticas estadounidenses debido al llamado efecto cama de agua: cuando un mercado impone precios bajos, las compañías tienden a subir los precios en otros mercados para compensar.
En este contexto, Estados Unidos termina subsidiando el desarrollo mundial de medicamentos, ya que los controles de precios europeos reducen los ingresos de las compañías, que luego trasladan ese déficit a los consumidores estadounidenses a través de precios más altos.
¿Quién gana realmente?
El acuerdo arancelario abre nuevos frentes de tensión comercial y tecnológica entre ambas potencias. EEUU impone aranceles y denuncia una trampa regulatoria, la UE se aferra a su modelo regulador como escudo frente al dominio de las Big Tech. A corto plazo, puede parecer una victoria política; a largo plazo, el equilibrio de fuerzas está por ver.