Supermercados

La técnica secreta de los supermercados para que te gastes una pasta: todos picamos

Supermercados
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En tiempos de crisis económica, los consumidores se encuentran cada vez más sorprendidos al abrir productos que, a simple vista, parecen haber disminuido en cantidad, pero cuyos precios se mantienen intactos. Esta estrategia de marketing, que ha ido en aumento en los últimos años, se conoce como reduflación. En lugar de aumentar los precios directamente, las marcas optan por reducir la cantidad de producto en sus envases, creando una falsa sensación de que los precios siguen igual, cuando en realidad, la subida es mucho más sutil y difícil de percibir para el consumidor.

La reduflación se presenta como una forma en que las empresas intentan hacer frente al aumento de los costes de producción sin perder clientes o hacerles sentir que están pagando más por lo mismo. Aunque esta técnica no es nueva, se ha intensificado en los últimos tiempos debido a factores como la inflación, el aumento de los costes de producción y la incertidumbre económica. Las marcas aplican este truco para mantener sus márgenes de ganancia sin modificar drásticamente los precios. Sin embargo, esta práctica puede influir en la forma en que se calcula el Índice de Precios al Consumo (IPC), lo que puede llevar a una falsa percepción de estabilidad en los precios en general.

El impacto de la reduflación en el mercado

A lo largo de los últimos años, la reduflación ha ganado terreno como una estrategia utilizada por diversas marcas, especialmente en productos de consumo masivo como alimentos, bebidas, artículos de higiene personal y droguería. En lugar de subir los precios, lo que podría provocar la pérdida de clientes, las empresas recurren a la reducción del tamaño de los envases.

En el caso de los alimentos, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha detectado que algunos fabricantes están recortando entre un 5% y un 10% de la cantidad en los envases, sin que el precio se ajuste proporcionalmente. Esto se ha extendido más allá de la alimentación, afectando también a productos de higiene, limpieza y droguería, donde las empresas también aplican esta táctica para mantener su rentabilidad.

Este fenómeno no es exclusivo de España, sino que se ha convertido en una tendencia global. En el Reino Unido, por ejemplo, la BBC realizó una investigación en 2018 sobre el contenido de diversas marcas de galletas y chocolatinas, y encontró que la mayoría de ellas habían experimentado una reducción de peso de entre un 5% y un 10% en los últimos años, a pesar de que los precios seguían siendo los mismos o incluso aumentaban ligeramente.

A pesar de que la reduflación beneficia a las empresas al permitirles mantener sus precios, esta práctica genera confusión y desconfianza entre los consumidores. Muchos no se dan cuenta de que están recibiendo menos producto por el mismo precio, lo que podría llevarles a realizar compras más frecuentes o a gastar más dinero en productos que, en términos de cantidad, no valen lo mismo.

Esta falta de transparencia por parte de las marcas puede dañar su reputación a largo plazo, ya que los consumidores podrían sentirse engañados al descubrir la reducción de contenido cuando ya han comprado el producto.

Cálculo del IPC

El impacto de la reduflación no sólo se limita a los consumidores, sino que también tiene implicaciones en el cálculo del IPC, una medida clave utilizada para medir la inflación en una economía. El IPC tiene en cuenta los precios de una cesta de productos representativos para calcular la tasa de inflación. Sin embargo, si las empresas reducen la cantidad de producto sin modificar su precio nominal, el IPC podría no reflejar con precisión la realidad de los aumentos de precio.

Este fenómeno puede dar lugar a una distorsión en las estadísticas oficiales sobre la inflación, ya que el IPC podría mostrar una tasa de inflación más baja de la que realmente está ocurriendo en el mercado. Los consumidores, al no percatarse de la reducción en la cantidad de producto, podrían pensar que los precios se mantienen estables, cuando en realidad están pagando más por menos. Esto puede generar una falsa sensación de bienestar económico, ya que las personas pueden no ser conscientes de que sus compras están perdiendo valor.

Para los consumidores, la mejor manera de detectar la reduflación es leer detenidamente las etiquetas de los productos antes de comprarlos. Las marcas suelen modificar el peso o el volumen del contenido sin hacer grandes cambios en el diseño del envase, lo que puede hacer que la reducción pase desapercibida. Por lo tanto, comparar el contenido de los productos con versiones anteriores o con otras marcas puede ser una forma efectiva de identificar si hay una reducción de producto.

También es importante estar atentos a las variaciones en el precio. Si un producto ha aumentado su precio ligeramente, pero la cantidad parece haber disminuido, es probable que se trate de una estrategia de reduflación.

Lo último en Economía

Últimas noticias