El secretario de Estado de Economía exculpa «a los ricos» del «grave problema de ingresos públicos»
El nuevo secretario de Estado de Economía es un economista cuya ideología choca -conforme se leen sus artículos previos a su nombramiento- con los postulados de Podemos y de la propia ministra de Hacienda del PSOE, María Jesús Montero.
En un artículo en enero de 2020, justo antes de la pandemia, llegó a afirmar que la culpa de la caída de los ingresos no es de «los ricos». De hecho, avisaba, con tintes proféticos antes de la pandemia, que es necesario que el PSOE y Podemos no renuncien a las reformas a largo plazo, reduciendo su política a «un aumento de impuestos una elevación estructural del gasto y una subida de los costes laborales».
«Convendría aparcar la filosofía según la cual el grave problema de ingresos públicos que tiene España se debe sobre todo a que los ricos no pagan lo suficiente», llegaba a afirmar sin titubear Gonzalo García Andrés.
En cambio, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha criticado duramente a la Comunidad de Madrid porque dice que ha bajado los «impuestos a los ricos» y la ministra de Trabajo y vicepresidenta de Podemos, Yolanda Díaz, dijo a finales de abril que hay un impuesto a los ricos sobre la mesa y que «hay que caminar hacia una justicia fiscal».
Uno de los retos de la legislatura, a juicio de García Andrés, es «la elevación de los ingresos públicos». En el artículo especificaba que es «un objetivo declarado del acuerdo de Gobierno» pero consideraba que era «más necesario por la falta de nuevas medidas para contener el crecimiento del gasto en pensiones».
«Las medidas fiscales previstas (subidas en los tramos altos del IRPF, tipo mínimo para el impuesto de sociedades, nuevos impuestos sobre servicios digitales y transacciones financieras) aumentarán la recaudación, pero en una cuantía modesta (los cálculos, un poco optimistas, que se hicieron con el proyecto de presupuestos para 2019 se situaban ligeramente por debajo de los 6.000 millones de euros). Puede ser un primer paso, aunque convendría aparcar la filosofía según la cual el grave problema de ingresos públicos que tiene España se debe sobre todo a que los ricos no pagan lo suficiente», remachaba el actual secretario de Estado de Economía, que fue nombrado ayer en el Consejo de Ministros.
«Dado que los tipos impositivos son similares (en los impuestos directos), la insuficiencia que padecemos tiene que ver con los gastos fiscales (medidas que reducen la recaudación vía deducción o tipos reducidos como los del IVA que no son una buena opción de política social) y con el cumplimiento fiscal. En el primer caso, la Airef va a realizar una evaluación, cuyas conclusiones pueden ser útiles para suprimir aquellos que no tengan justificación», remacha. Es decir, que García Andrés sí que está a favor de acabar con las deducciones fiscales en el IVA, algo que ha cuestionado Echenique.
Cuestiona el «populismo» con autónomos y pymes: «Que todos paguen lo que les corresponde»
El secretario de Estado de Economía apuntaba hace apenas año y medio que «el problema está en el control de las rentas no salariales: autónomos, profesionales y pymes». «Con los datos que manejan las administraciones (no solo la tributaria, sino la laboral, la seguridad social y otras), y un poco de inversión en recursos humanos y tecnológicos, no debería ser tan difícil comparar los impuestos pagados con las bases imponibles estimadas. Políticamente sí es costoso, porque también se hace populismo con las pymes y los autónomos. Cuando de nuevo, el problema es que entre el 1,3 millones de pymes y los 3,2 millones de autónomos, son mayoría los que sufren tener que competir con los que no cumplen sus obligaciones fiscales. Lo justo es que todos paguen lo que les corresponde», explicaba entonces.
Y lanzaba un aviso a navegantes ante el arranque de la legislatura que ahora tiene más vigor que nunca: «El mayor riesgo económico del programa previsto en el Acuerdo es que se renuncie a cualquier reforma que suponga un coste político significativo. Y que su implementación lo acabe reduciendo a un aumento de impuestos, una elevación estructural del gasto y una subida de costes laborales. En ese caso, los partidos de izquierda estarían tirando una moneda al aire; puede salir bien durante un tiempo si nada se tuerce, pero seguiremos al albur de los golpes de viento que seguro nos sacudirán. No estarían mejorando así las estructuras sobre las que se asienta la prosperidad, ni preparando a nuestro Estado del Bienestar para un entorno de envejecimiento y digitalización».
«No estoy pidiendo cambios bruscos y costosos; ni la sociedad española los aceptaría en estas circunstancias, ni resultan imprescindibles. Pero sí creo esencial que el Gobierno fije una dirección y unos objetivos, abra un debate, trate de explicar y de convencer… para poder marcar un rumbo de cambio y de adaptación a un entorno muy distinto (y no necesariamente peor)», concluía el actual secretario de Estado de Economía pocos meses antes del comienzo de la pandemia de Covid-19.