Sánchez, dispuesto a introducir «cambios cosméticos» a la reforma laboral para contentar a ERC y Bildu
Hasta ahora el Gobierno de Pedro Sánchez rechazaba cualquier modificación al texto, que de llevar a convalidación así será rechazado por el Congreso
Si Ciudadanos y el PNV no garantizan su apoyo a la reforma laboral, algo que parece complicado en el caso de los peneuvistas, el texto que aprobó el último Consejo de Ministros del año sufrirá modificaciones en el trámite parlamentario. «Hay que salvarla sea como sea», ha manifestado este lunes Pedro Sánchez en la reunión que ha mantenido con el equipo económico del PSOE y el núcleo duro del Gobierno en la sede socialista de Ferraz. El presidente ha dado orden de explorar todas las vías posibles «para que se apruebe». El rechazo que el PP ha transmitido a Moncloa ha obligado a activar el plan B, el de las concesiones a los socios.
Los 155 diputados que suman el PSOE y Podemos tienen por ahora garantizados los votos del Partido Regionalista de Cantabria, el BNG, Teruel Existe, Más País-Compromís y Coalición Canaria. Los de Inés Arrimadas están muy cerca también de confirmar su apoyo al texto en la Cámara Baja, tras sentirse de nuevo útiles para la coalición, si el texto final incluye algunas de sus propuestas. Lo acordado entre el Ejecutivo, los sindicatos y la patronal se parece mucho a lo que en su día pactaron los equipos económicos de ambos partidos, cuando exploraron un gobierno conjunto en año 2016.
Ciudadanos exige añadir la mochila austriaca ―una cuenta a nombre de cada trabajador en la que la empresa abona periódicamente una parte del despido por anticipado―, que se podría financiar con fondos europeos. Los naranjas también aseguran que podría haber más incentivos a la contratación y una mejora de la formación para el empleo”. Estas propuestas mejorarían sustancialmente el documento que aprobó el Consejo de Ministros y podría mantener el beneplácito de sindicatos y oposición. Pero con C’s no le basta a Sánchez y para que los votos de Arrimadas sirvan de algo debe votar sí, también, el PNV. Y los vascos están lejos de una de las cosas que exigen los naranjas, por lo que esta ecuación parece complicada.
Pero lo que ha planteado este lunes Sánchez a los suyos en Ferraz, según fuentes consultadas por este periódico, es repetir la estrategia negociadora de otras ocasiones. Arrimarse a Ciudadanos, hacer ver que están dispuestos a hacer cesiones a cambio de su apoyo para que sus socios tradicionales, ERC y EH Bildu, rectifiquen y apoyen al Gobierno. De hecho, este mismo lunes, el presidente afirmaba en una entrevista en La Ser que no concebía que los catalanes y vascos no votasen a favor. El PSOE pretende jugar al miedo de que, si ellos no facilitan la aprobación del texto actual, con las modificaciones fruto de dejarse en manos de Ciudadanos, harán la reforma aún menos agradable a sus intereses.
Y en este punto de la partida es donde el PSOE está dispuesto a introducir algunos cambios cosméticos en el trámite parlamentario para satisfacer a los separatistas. Aunque por ahora no en lo esencial, en la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales, la única línea roja que se ha marcado el PNV que lograría salvar la votación junto a C’s. Los socios se manifiestan «tremendamente decepcionados» por «la falta de oportunidad de introducir mejoras en el texto acordado». En el caso de EH Bildu, además, recuerdan que «pactamos con el PSOE la derogación completa, y no han cumplido». De ahí que vean «muy difícil apoyar al Gobierno ahora».