Negociación colectiva

Sánchez devuelve el control de los salarios a los sindicatos en la negociación colectiva

Sánchez
Sánchez con los secretarios generales de los sindicatos. (Foto: EFE)

El Gobierno de Pedro Sánchez acaba de pactar a espalda de la patronal derogar dos de los puntos más polémicos de la reforma laboral que se aprobaron en el marco del IV Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC): eliminar la ultraactividad y la prioridad a los convenios sectoriales sobre los de la empresa.

Quizás aprovechando la entrada de Antonio Garamendi en la presidencia de la CEOE o quizás por intentar devolver el protagonismo a los sindicatos. El caso es que el ministerio de Trabajo le ha quitado peso a la empresa en las futuras negociaciones colectivas.

Una de las primeras consecuencias de derogar los convenios sectoriales sobre los de las empresas implica que las empresas no podrán poner límites salariales independientemente de las dificultades económicas que pueda en ese momento atravesar la compañía. Todo el control queda en manos de los sindicatos.

La polémica con la ultraactividad



La ultraactividad define la duración de un convenio cuando éste finaliza. Sino se ha aprobado uno nuevo, la ultraactividad permite continuar con el convenio anterior hasta que las partes firmen uno nuevo. La polémica estalló con la reforma laboral de 2012. Entonces, el Ejecutivo de Mariano Rajoy limitó la ultraactividad. Es decir se estableció a tan solo un año ese tiempo en el que se prorrogaban las condiciones de los convenios ‘obsoletos’.

Se trata de un golpe más a la empresa que se asesta desde el Ejecutivo. En 2019 Pedro Sánchez tiene toda la intención de disparar los impuestos a las empresas para acabar con la ‘arquitectura de deducciones’ elevando el tipo mínimo del Impuesto sobre Sociedades al 15% del beneficio corporativo para las grandes empresas y al 18% para la banca y las compañías petroleras. Y lo hará en un momento en el que la mayoría de los países europeos y del resto del mundo se disponen a bajarlos, por lo que el éxodo de empresas e inversión puede convertirse en una realidad.

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