Formación y empleo

Radiografía del absentismo en España

Las faltas de asistencia al trabajo representan un problema endémico que las empresas no tienen suficientemente medido ni atajado

Empresas más competitivas con plantillas en plena forma

Más de 1,1 millones de personas faltan a su trabajo a diario en España

absentismo
Presentismo y absentismo laboral

¿Cuánto le dura una gripe a un autónomo? Media hora, lo que tarda en ir a la farmacia y volver a la oficina. Este chiste de humor negro sirve para poner el foco sobre una realidad que todos los años provoca serios quebraderos de cabeza y cuantiosas pérdidas a las empresas españolas: el absentismo en el trabajo.

El último Informe Trimestral sobre Absentismo Laboral elaborado por Adecco Group Institute cifra la tasa de absentismo en España en el 6,7%. En otras palabras, por cada 100 horas de trabajo pactadas entre empresa y trabajador casi siete no llegan a realizarse por distintos motivos. Solo en 2021, el absentismo supuso la pérdida de 1.701 millones de horas de trabajo en España, según Adecco.

José María Fernández Mota, socio de Derecho Laboral del despacho de abogados Ontier, destaca que el absentismo laboral tiene un doble impacto para las empresas. “Por un lado, han de asumir una serie de costes directos e indirectos como prestaciones, cotizaciones de Seguridad Social o los derivados de contratar y formar a empleados en sustitución. Pero, además, el absentismo también tiene efectos negativos en la productividad, bien porque el trabajo se ralentiza mientras se espera a la reincorporación del ausente o se contrata a un remplazo, bien porque esas tareas se reparten entre el resto de la plantilla, sobrecargando a esos compañeros”.

Cuando se habla de absentismo, casi inevitablemente se piensa en engaño, en ‘jetas’ que salen de copas los jueves y luego no tienen cuerpo para ir a trabajar al día siguiente. Pero en realidad, esos casos son la excepción. Existen muchas razones que pueden explicar que un trabajador no acuda a su puesto de trabajo, la mayoría de ellas legítimas. “Tres cuartas partes el absentismo tienen una justificación médica, es decir, hay un profesional sanitario que rubrica esa ausencia y, por tanto, es un absentismo amparado por la Ley”, confirma Valentín Bote, director de Randstad Research.

La incapacidad temporal, producto de una enfermedad común o de un accidente no laboral, es la principal causa de absentismo en España. El informe de Adecco estima que un 5% de las horas no trabajadas en nuestro país se deben a este tipo de incidencias médicas. En cuanto a los accidentes laborales, la incidencia se sitúa en 234 accidentados por cada 100.000 habitantes en jornada de trabajo.

Ahora bien, apunta Bote, otra cosa es “la dificultad que para el facultativo encargado de certificar esa baja supone estimar con precisión la duración de la misma”. Las duraciones de las bajas médicas son, de hecho, terreno resbaladizo, y resulta llamativo que ante una misma dolencia haya trabajadores que se reincorporan mucho antes de que otros. Un baile de tiempos en el que entran en juego elementos como el compromiso del profesional o la presión que de una forma más o menos explícita pueda ejercer la empresa para acelerar ese retorno.

Absentismo desigual

Randstad Research también elabora un análisis trimestral del absentismo en España. Según sus estimaciones, el número de personas que en promedio cada día se ausentaron de sus puestos de trabajo durante el tercer trimestre de 2022 –último índice publicado– fue de 1.150.559, de las cuales el 23,2% (267.094) lo hicieron pese a no estar de baja. Por sectores, actividades de juegos de azar y apuestas (9,6%), actividades sanitarias (9,3%) y asistencia en establecimientos residenciales (9,2%) presentan las tasas más altas. En cuanto a Comunidades Autónomas, el País Vasco es la que mayor absentismo acredita en todos los sectores (7,2%), seguida de Galicia (6,5%) y Canarias (6,4%).

Los elevados niveles de desgaste físico o sicológico asociados a determinadas profesiones, como las del ámbito sanitario, o la prevalencia en algunos territorios de sectores con altas tasas de absentismo (industria en el País Vasco) ayudan a comprender estas diferencias. Sin embargo, los responsables de estos estudios también encuentran discordancias difícilmente explicables.

Un ejemplo: “Automoción presenta habitualmente un punto más de absentismo (8,4%) que metalurgia (7,5%), pese a que son sectores razonablemente comparables en cuanto a dureza o siniestralidad”, comenta Bote. El sector Administración Pública y defensa-Seguridad Social obligatoria es otra llamativa singularidad “sistemáticamente por encima de la media, aunque, sobre el papel, debería ser un sector poco proclive a la accidentalidad”, observa este experto.

¿Qué hay detrás del absentismo?

Estas diferencias invitan a pensar que existen factores en el absentismo que trascienden los puramente relacionados con los riesgos laborales de una determinada actividad profesional. Valentín Bote aporta otro dato significativo: “En periodos de crisis económica el absentismo disminuye, mientras que en periodos expansivos crece”.

Para José María Fernández Mota, la pandemia ha hecho aflorar un tipo de absentismo especialmente peligroso: “El vinculado al desinterés o falta de compromiso de algunos empleados con sus empresas, especialmente en determinados colectivos que trabajaron a distancia durante un periodo prolongado y han ido volviendo a la presencialidad de manera paulatina”.

¿Qué parte de culpa cabe achacar a las empresas de las faltas de asistencia de sus trabajadores? “Si las ausencias se deben a contingencias profesionales como accidentes de trabajo o enfermedad profesional, a un mal clima laboral, a un estilo de dirección o a factores organizativos o de la tarea que afectan a la motivación de las personas trabajadoras, está claro que la empresa tiene deberes por hacer”, advierte Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute.

Horas al limbo

Una cuarta parte del absentismo no obedece a una baja médica en sentido estricto. “Si la ausencia por enfermedad es inferior a tres días la Ley no exige justificar una baja médica más allá del típico volante de la consulta, pero que ni siquiera es obligatorio”, indica Valentín Bote.  

También hay infinidad de situaciones que sacan a un trabajador puntualmente de su puesto para atender asuntos personales urgentes. “Te llaman del colegio y te dicen que tu hijo se ha hecho una brecha, hay una fuga de agua en tu casa, te encuentras mal y tienes que irte a urgencias… Son contingencias que todos entienden desde un punto de vista humano, pero que se traducen en horas no trabajadas y, por tanto, en absentismo”, señala el directivo de Randstad Research.

¿Qué pueden hacer las empresas?

Los expertos coinciden en que la primera medida que deben adoptará las empresas frente al absentismo es analizarlo en profundidad para tratar de comprenderlo. Analizarlo y, puntualiza Javier Blasco, sobre todo, cuantificarlo. “Tanto si el absentismo es justificado como si no, hay que medirlo. Es imprescindible implantar políticas y procedimientos que aseguren la medición, gestión y control de las ausencias”, insiste.

Fernández Mota cree que lo ideal sería contar con “un plan de absentismo que trate de entender sus causas. Entre las medidas concretas que podría tener este plan estaría “comprobar si existen factores del entorno laboral, como carga emocional, estrés, agotamiento físico, etc., que, desde un punto de vista de prevención de riegos, puedan incidir en un mayor absentismo de una parte de la plantilla”, aconseja.

Para los casos extremos, la vía normativa también ofrece vías para atajar un absentismo abusivo. “Las faltas repetidas e injustificadas de asistencia o puntualidad al trabajo están contempladas como causas de despido disciplinario en el Estatuto de los Trabajadores (art. 54.2.a)”, recuerda el laboralista. Aunque antes de llegar tan lejos, continúa, las empresas pueden “adoptar políticas internas que contemplen, regulen y sancionen mediante mecanismos disciplinarios estas situaciones”.

En otras empresas se opta por vías más imaginativas, como poner un servicio médico interno para que los trabajadores no pierdan varias horas desplazándose hasta un el ambulatorio para una consulta ordinaria. O incluso, aunque pueda resultar chocante (cuando no escandaloso), hay quien ofrece incentivos económicos para aquellos trabajadores que durante un cierto periodo de tiempo no falten al trabajo ni una sola hora.

¿Alguna otra medida recomendable para garantizar la plena asistencia? Javier Blasco subraya el hecho de que la promoción de la salud en las empresas, más allá de que no sea una obligación de prevención de riesgos laborales, es un reto para minimizar las enfermedades y tener una población más sana”. Por su parte, José María Fernández Mota recuerda la importancia del factor emocional. “La empresa debe buscar fórmulas que resulten atractivas para que la actitud y el compromiso de la plantilla se mantenga en un nivel alto: una carrera profesional atractiva, salario competitivo, desarrollo profesional, formación… En definitiva, se trata de buscar entornos de trabajo lo más saludables y atractivos para las plantillas”.

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