ESPAÑA VA BIEN

¿A quién afecta la subida del salario mínimo?

Tan sólo un 10% del total de trabajadores se verán beneficiados por el incremento del SMI

salario mínimo, trabajo, sindicatos
El salario mínimo ha subido otro 5% por el acuerdo entre Trabajo y sindicatos.
Patricia Sanz
  • Patricia Sanz
  • Abogado, periodista y máster tributario de Garrigues. Antes, asesora fiscal por Luxemburgo y España, ahora, redactora jefe de Economía de OKDIARIO.

¿Me afecta la subida del salario mínimo? Miles de españoles se hacen esta pregunta ahora que la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha decidido volver a incrementar el salario mínimo interprofesional (SMI) con la sola aquiescencia de sindicatos. Sepa usted que sólo uno de cada diez empleados en España notará la subida -que será nimia- y dependerá  de muchos factores: su edad, su cualificación o la empresa para la que trabaja.

El efecto de subir un 4% -como quería la patronal- o un 5% -como finalmente ha impuesto el Gobierno- afecta a muy pocos trabajadores. Como explica el economista Julián Salcedo a OKDIARIO, «no hay estadísticas, sólo estimaciones de los sindicatos, que lo cifran en 2,2 millones», lo que representa «el 10-11% del total de empleados».

Lo que tanto Salcedo como el resto de expertos en el mercado laboral español aseguran es que la subida del SMI repercutirá, sobre todo, «en las empresas más pequeñas y en los trabajadores menos cualificados. También, en los más jóvenes sin experiencia y los mayores de 55 años que han sido expulsados del mercado laboral y se ven obligados a aceptar cualquier empleo con el SMI». Es decir, en las principales víctimas del precario mercado de trabajo.

Riesgo de precariedad laboral

El impacto real será la conversión de la contratación indefinida en contratos a tiempo parcial, de media jornada, o de jornada reducida. Todo ello, para que el empresario atenúe el golpe en su tesorería, es decir; para evitar el despido de su plantilla. Justo lo que quiero creer que la vicepresidenta primera del Gobierno desconocía por ignorancia cuando, recién revalidada en el cargo, abogó por otra subida del salario mínimo.

Pero, ¿qué vamos a esperar de unos mandatarios que prefieren inventarse la figura de los fijos-discontinuos a admitir que son cada vez más los españoles que no tienen trabajo durante la mayor parte del año? ¿O que las principales afectadas por la precariedad laboral son las mujeres, los más jóvenes y los mayores de 55, es decir; aquellos que más desigualdad sufren? Todo ello a pesar de encontrarnos ante el Gobierno supuestamente más feminista y preocupado por los mayores de la historia.

Otro dato escalofriante, traído por el Gabinete de Estudios de la Unión Sindical Obrera esta misma semana: los despidos que más crecen son los disciplinarios de trabajadores con contratos indefinidos y los provocados por causas objetivas (cuando a la empresa le está yendo mal, como por ejemplo, obteniendo menos beneficios). Ello, sumado a la discriminación que entre regiones está aplicando el Gobierno (especialmente en favor de Cataluña y País Vasco), parece que la mejor solución para aquel que quiera un mejor porvenir no va a estar ya en mudarse a otra Comunidad Autónoma, sino, una vez más, fuera de España.

Y no olvidemos que, si volvemos a expulsar del mercado laboral a nuestros profesionales mejor formados, España volverá a vivir exclusivamente del turismo. Los ricos serán otros, los extranjeros. Y nuestra clase media será la de siempre, pero más pobre y envejecida.

Hace falta un verdadero cambio de mentalidad en este país -y mucha resignación- querer ser emprendedor y no funcionario público. Para apoyar a la empresa y que ésta a su vez mejore las condiciones de vida de sus empleados. Para apostar por las políticas activas de empleo, en lugar de enmendar los errores con de subsidios por desempleo.

Pero para que este cambio ocurra, hacen falta líderes que procedan del sector privado. Primus inter pares, no una casta política de mediocres. Empleo, no más ayudas para el desempleo. Bajar la tarifa estatal del IRPF, no subir el salario mínimo. Menos impuestos, más neto disponible en el bolsillo de los españoles. Más concienciación de ahorro, menos vivir por encima de nuestras posibilidades. Un cambio de paradigma que genere interés en nuestras generaciones futuras por el mercado de trabajo, por el acceso a trabajos cualificados que les permitan comprar el aceite a un precio asequible y acceder a una vivienda digna, no ciudades dormitorios de Ikea.

Así que sí, puede que esta subida del salario mínimo afecte a muy pocos ciudadanos, a quienes quizás más lo necesiten. Pero el cambio que se necesita es otro para generar una España más próspera, más al alcance de todos. Un cambio que nos permita volver a esa clase media que tenía un empleo de calidad y podía formar una familia, tener una segunda vivienda y una verdadera desconexión digital durante sus vacaciones.

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