El PSOE desmontará la reforma laboral del PP devolviendo el poder a los sindicatos

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez, líder del PSOE, en un acto en Huelva.
Carlos Cuesta

El PSOE y sus socios se lanzan desmontar la reforma laboral. Se trata de la reclamación estrella de todo el conglomerado de partidos de izquierdas. Se quiere dar carpetazo a un modelo laboral contra el que ha cargado sistemáticamente el PSOE desde la oposición. Y para ello, uno de los puntos clave será devolver el control a los sindicatos y dar mayor importancia a la negociación colectiva.

Y es que el PSOE pretende derogar la reforma laboral y aprobar un nuevo estatuto de los trabajadores, quitando los puntos de la reforma laboral del Partido Popular “que establecen un modelo de empleo precario y de bajos salarios y un sistema de relaciones laborales sin equilibrio de poder entre trabajadores y empresarios”, según figura en el plan de acción del PSOE.

Pero desde el PSOE no ocultan que son conscientes de que esta es la piedra angular de las exigencias de Europa y que, por lo tanto, aunque se haga una demostración de crítica muy fuerte, se tendrá que acabar teniendo cierto cuidado con los cambios.

Por eso el PSOE pretende “aprobar un nuevo Estatuto de los Trabajadores concebido como carta de derechos de los trabajadores”, con nuevos derechos de “seguridad y salud en el trabajo, secreto de las comunicaciones, o propiedad científica e intelectual”.

Pretenden igualmente cargar contra la figura de los falsos autónomos, convirtiendo “los trabajadores autónomos económicamente en trabajadores por cuenta ajena”.

Quieren “una definición estricta de la condición de becario que conlleve una finalidad formativa y no productiva”. Buscarán establecer tres tipos de contratos -el de trabajo indefinido, el temporal, y de formación-. Cargarán contra el “uso fraudulento de contratos de trabajo a tiempo parcial”. Y volverán a dar fuerza a la negociación colectiva.

Pero todo ello, intentado no cruzar la línea roja de un fuerte aumento de los costes laborales. Porque saben que, si lo hacen, saltarán todas las alarmas de Bruselas.

Pero eso no es lo único que busca Podemos y ERC. Los dos partidos netamente de extrema izquierda quieren una demolición total y descontrolada que blinde los despidos e impida cualquier pauta de flexibilidad laboral.

Y ese será uno de los primeros focos de pugna entre los distintos partidos de la nueva alianza de gobernabilidad. Porque para Podemos, la reforma laboral, no es una cuestión de mejoras, sino de voladura para acabar con lo que consideran que es el eje de la política de empresa y “neoliberal”.

Desde las filas socialistas reconocen ya que en asuntos como el de las reformas económicas deberán tener cuidado si no quieren tumbar su propio Gobierno. Porque los mercados están a la espera de conocer sus decisiones. Si son medianamente ortodoxas no ocurrirá nada. Pero si la carga podemita se impone, los problemas financieros no se harán esperar.

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