El presidente de Renfe y la nº 2 de Transportes dimiten por la chapuza de los trenes en Asturias
El presidente de Renfe, Isaías Taboas, y la secretaria de Estado del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana y anterior presidenta de Adif, Isabel Pardo de Vera, han presentado su dimisión tras el escándalo de los trenes en Asturias y Cantabria. Los directivos han trasladado la renuncia a su cargo ante la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, según ha confirmado este diario con fuentes del Ministerio, tan sólo dos semanas después del cese de dos responsables del proyecto.
Este anuncio se produce antes de que la ministra se reúna esta tarde con los presidentes de Asturias y Cantabria, Adrián Barbón y Miguel Ángel Revilla, respectivamente, para explicar cómo se han producido los errores en las medidas de los trenes contratados, en el que pedirán la gratuidad de las Cercanías en sus respectivas comunidades y reclamarán más unidades sin que ello suponga retrasos del contrato actual.
La crisis se ha desatado por una nueva chapuza del Ejecutivo que encargó 31 trenes -21 para Cantabria y 10 para Asturias- que superaban las dimensiones necesarias para atravesar los túneles de la red de Cercanías de Asturias y Cantabria. Este error de cálculo en la altura provocará un retraso de su puesta en marcha de al menos dos años.
Dos responsables cesados
Estas salidas se suman al cese del antiguo gerente del Área de Gestión de Material de Renfe Viajeros, al que se relega de las atribuciones que actualmente tenía en Gestión de Material, y el titular de la jefatura de Inspección y Tecnología de vía por el escándalo de los convoyes. No obstante, desde el Ministerio de Raquel Sánchez no descartan que se produzcan más destituciones para depurar responsabilidades por lo sucedido en el marco de una investigación interna, tal y como ha podido saber OKDIARIO.
El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, ha criticado no sólo que la adjudicación se hiciera «sin medir los trenes ni los túneles», sino que «durante dos años y pico lo sabían y no han dicho nada»; mientras que el de Asturias ha calificado la situación de «un escándalo que no admite otro calificativo que bochorno y vergüenza».
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