«Patent Box», la ayuda fiscal para impulsar el I+D+i que sigue infrautilizada

Andrés Dulanto
  • Andrés Dulanto
  • Redactor Jefe responsable del Departamento de Economía en OkDiario, después de haber trabajado y colaborado con distintos medios, en grandes empresas y en agencias de Información y de Comunicación. Más de 25 años informando de la actualidad en diferentes secciones y desde varias ciudades para EFE, especialmente concentrado en Economía y Contenidos Digitales. Ex miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Periodistas de Información Económica APIE.

Las empresas siguen sin utilizar al máximo en España la figura del “Patent Box”, un régimen tributario especial que pretende impulsar la I+D+i mediante una reducción en el Impuesto de Sociedades. De este instrumento pueden beneficiarse las compañías que, por ejemplo, logren una patente con ingresos susceptibles de reducción si provienen de la cesión del derecho de uso, o de explotación.

Además, entre los “activos intangibles” que pueden acogerse a ella también se encuentran los modelos de utilidad, dibujos y modelos legalmente protegidos, el software avanzado y registrado, y productos fitosanitarios.

Desde que entró en vigor en 2008 ha sido modificada en repetidas ocasiones  para impulsar la I+D+i y fomentar la internacionalización de empresas en ese ámbito, abriendo fructíferas vías de deducción a empresas como las ‘startups’ tecnológicas.

Tal y como está actualmente, permite a las compañías minorar el tipo impositivo efectivo de este impuesto al reducir las rentas generadas por determinados “activos intangibles” hasta en un 60%.

El tipo general del impuesto sobre sociedades en España es del 25%, pero aplicando el Patent Box, la tributación efectiva baja al 10%.

Sin embargo, no se utiliza como se podría por varias razones. Pasa inadvertido para la mayoría de las empresas, es complicado en su desarrollo y aplicación normativa, y exige un conocimiento de las aplicaciones fiscales que muchas de las startups españolas no tienen, o no pueden contratar en una asesoría por sus limitados presupuestos.

Desde este sector se pide una reforma fiscal que incorpore cambios para poder competir con esta ayuda con otros países europeos, dónde, además, solicitar y conseguir patentes es algo más habitual que en España.

Aunque se creía, en su lanzamiento, que el Patent box “permitirá estimular a las empresas para que desarrollen este tipo de actividades, favoreciendo la internacionalización de las empresas innovadoras y, al mismo tiempo, se reduce la dependencia tecnológica del exterior de nuestras empresas”, lo cierto es que no ha triunfado.

De hecho, en 2008 fueron 142 los contribuyentes del Impuesto sobre Sociedades que se acogieron a este incentivo fiscal, mientras que una década después sólo un 0,015% de los contribuyentes de este impuesto (243) se beneficiaron de este instrumento.

Aunque, una corporación pueda acogerse a esta deducción si, por ejemplo, la cesión de una patente se realiza entre una filial y su matriz (o al contrario), o entre dos empresas del mismo grupo, No se pude aplicar si la operación se realiza entre compañías vinculadas (una de las empresas tiene una participación de más de 25% en la otra).

Desde el mundo empresarial se indica que este instrumento tiene demasiada complejidad y necesita perfeccionarse, lo que en muchas ocasiones ha supuesto decisiones de Inspección de los Tributos que han provocado que las empresas no quieran “arriesgarse a acogerse a esta vía, si no lo tienen muy claro”.

Esta situación provocó que afínales de 2020 el presidente Pedro Sánchez dijera que se preveía crear un grupo de trabajo para mejorar la eficiencia del actual sistema de deducciones fiscales y se propuso a la AIReF un análisis específico sobre el efecto de las patent box.

Desde las consultoras se pide actualizar el artículo 23 de la Ley del Impuesto sobre Sociedades, sobre ‘Reducción de las rentas procedentes de determinados activos intangibles’ y copiar modelos como los de Italia o Francia.

En España, se ha modificado del régimen en cuatro ocasiones (2013, 2015, 2016 y 2018), y la última de ellas para adaptarlo a la acción 5 del Plan BEPS y homogeneizarlo al de países de la OCDE.

En este marco, hasta 2018 se incluía también el “know-how”, un concepto abierto a interpretación”, destaca Mana Pérez de Euro-Funding.

Aunque todos estos cambios han podido generar inseguridad jurídica entre las empresas, el patent box sigue siendo una buena línea de reducción de impuestos para las empresas que apuestan por la I+D+i.

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