NO APOYAN SU IDEA DE 'DESACOPLAR' EL GAS

Alemania y Holanda no se creen las promesas de Sánchez y envían su plan energético a la papelera

Pedro Sánchez Olaf Scholz
Pedro Sánchez Olaf Scholz en el G7 de Berlín. (AFP)
Joan Guirado
  • Joan Guirado
  • BRUSELAS
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

El debate entre los 27 líderes europeos, que debe abaratar los precios de la energía, está siendo «intenso», según fuentes conocedoras de lo que ocurre dentro del Justus Lipsus, el edificio de la sede del Consejo Europeo, consultadas por OKDIARIO. El presidente español Pedro Sánchez, que llegaba a la cita con unas posiciones de máximos y con la intención de liderar su respuesta, ha ido rebajando sus exigencias y ahora, según informa su equipo, «no veta nada».

Y es que tras asumir que su propuesta para desacoplar la luz del gas no va a ser posible, ya que ni se está debatiendo, Sánchez espera que sus homólogos entiendan la necesidad de «una solución particular» que dé respuesta «a la isla energética de la península ibérica». Un tipo de declaración unilateral de independencia energética (DUI) del resto de Europa.

Alemania y Holanda, principalmente, se resisten a aceptar las medidas que reclama otro grupo liderado por España para permitir intervenciones temporales en los mercados mayoristas de la electricidad. El principal temor de estos países es quién deberá pagar estas medidas. Sánchez, según fuentes alemanas, les ha intentado convencer de que no tendrán que abonarlo estos países. Pero aún así no le creen. Tras tomar la palabra todos los líderes europeos la UE es escéptica con que se pueda alcanzar un acuerdo. Fuentes diplomáticas comunitarias ponen en cuarentena que sean capaces de acordar medidas tan técnicas como fijar un techo al precio de la energía.

Las opciones que plantea Pedro Sánchez, apuntan desde Alemania y fuentes comunitarias, «no aportan una solución a nivel europeo a la escalada de precios y tendrían importantes implicaciones en el mercado único». Los Estados miembro reticentes aducen que intervenir los precios alteraría la competencia en Europa y supondría una ventaja para empresas y fabricantes españoles. Y de eso no quieren ni oír a hablar los países del norte. Aunque el jefe del Ejecutivo les traslade que eso no va a ocurrir. Lo ha hecho durante esta reunión y durante las varias visitas que ha protagonizado a lo largo y ancho del continente a lo largo de la última semana.

La reunión, que empezó este jueves por la tarde, se alargará más de lo que estaba previsto en un principio. La idea principal era que este viernes al mediodía los presidentes atendieran a los medios de comunicación para dar su visión de las conclusiones que habían alcanzado los 27. Pero los horarios han saltado por los aires por culpa de la importancia del debate que se está produciendo. Este Consejo Europeo se podría alargar incluso hasta mañana sábado, algo que no es habitual en las reuniones ordinarias de los líderes comunitarios. Desde la delegación española destacan «la actitud muy constructiva» que está teniendo el jefe del Ejecutivo para lograr, como mínimo, esa última petición para que España y Portugal puedan tener unas condiciones particulares.

Desde otras delegaciones, como la alemana, destacan que «el punto de partida para los estados miembros es, por supuesto, muy diferente, pero los objetivos son los mismos». El equipo del canciller Olaf Scholz pone de relieve que, ante este escenario, «es muy difícil encontrar un enfoque único para todos». El máximo mandatario alemán dice todavía tener «mucha energía» para continuar defendiendo su negativa a las propuestas que está presentando el jefe del Gobierno español, con quien mantiene una posición más alejada en el debate que se está produciendo.

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