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La mantequilla es un producto lácteo que se obtiene a partir de la nata de la leche de vaca. Tiene un sabor característico y una textura cremosa que la hace muy versátil en la cocina. Se puede usar para untar en el pan, para darle un toque de sabor a las verduras, para elaborar masas de repostería o para hacer salsas. Sin embargo, la mantequilla también tiene una cara oculta que puede perjudicar nuestra salud: su alto contenido en grasas saturadas y sal.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha realizado un estudio comparativo de 63 tipos de mantequillas que se pueden encontrar en los supermercados españoles, analizando su composición, su etiquetado y su calidad nutricional. El resultado es desalentador: ninguna de las mantequillas analizadas obtiene una buena calificación, y la OCU desaconseja su consumo habitual.
¿Qué dice la OCU sobre la mantequilla?
La OCU ha publicado los resultados de su estudio en su página web, donde se puede consultar el ranking de las mantequillas analizadas y los criterios que se han seguido para evaluarlas. Según la OCU, la mantequilla es un producto que aporta mucha energía (unas 750 kcal por cada 100 g), pero pocos nutrientes esenciales. La mayor parte de su energía proviene de las grasas, que representan entre el 80% y el 82% de su composición. De estas grasas, más de la mitad son saturadas, las más perjudiciales para el corazón y las arterias. Además, algunas mantequillas llevan sal añadida, lo que aumenta el riesgo de hipertensión y retención de líquidos. Por estos dos motivos principales, no parece que sea el alimento más saludable que podemos tener en nuestra nevera.
Pero además, la OCU explica que la mantequilla no es un alimento imprescindible en nuestra dieta, ya que podemos obtener las grasas que necesitamos de otras fuentes más saludables, como el aceite de oliva, los frutos secos o el pescado azul. Por eso, recomienda limitar su consumo a ocasiones especiales, y optar por otras opciones más ligeras y nutritivas para el desayuno, como el aceite de oliva, el queso fresco o la mermelada.
¿Qué tipos de mantequilla hay en el mercado?
La OCU también advierte de que no todas las mantequillas son iguales, y que hay que saber diferenciarlas según su categoría y su calidad. Según la normativa europea, solo se puede llamar mantequilla al producto que tenga al menos un 80% de materia grasa de origen lácteo. Dentro de esta categoría, hay tres subcategorías: extra, primera y segunda, según el porcentaje de humedad y de ácidos grasos libres que contengan. La mantequilla extra es la de mayor calidad, y la segunda, la de menor.
Cabe añadir que además de la mantequilla, en el mercado se pueden encontrar otros productos similares, pero con menos grasa y más agua, como la mantequilla tres cuartos (con un 60% de materia grasa), la mantequilla ligera o light (con un 40% de materia grasa) o la margarina (con un 80% de materia grasa de origen vegetal). Estos productos no se pueden llamar mantequilla, sino que deben indicar su denominación específica y también, su contenido en grasa.
¿Qué alternativas hay a la mantequilla?
La OCU señala que algunas personas pueden pensar que las mantequillas light o las margarinas son más saludables que la mantequilla, pero esto no es del todo cierto. Según la OCU, las mantequillas light tienen menos grasas, pero también menos sabor, y para compensarlo, suelen llevar aditivos como colorantes, espesantes o emulsionantes, que no aportan ningún beneficio nutricional. Además, su calidad nutricional global es similar a la de las mantequillas tradicionales, ya que siguen teniendo un alto contenido en grasas saturadas.
Las margarinas, por su parte, tienen la ventaja de que sus grasas son de origen vegetal, y por tanto, más insaturadas que las de la mantequilla. Sin embargo, algunas margarinas pueden contener grasas trans, que son aún más dañinas que las saturadas, ya que aumentan el colesterol malo y disminuyen el bueno. La OCU recomienda leer bien el etiquetado y evitar las margarinas que contengan aceites o grasas hidrogenados o parcialmente hidrogenados.
La OCU concluye que la mejor alternativa a la mantequilla es el aceite de oliva virgen extra, que tiene un alto contenido en grasas monoinsaturadas y polifenoles, que son beneficiosos para la salud cardiovascular. El aceite de oliva se puede usar tanto para untar en el pan como para cocinar, y tiene un sabor y un aroma inconfundibles. La OCU anima a los consumidores a elegir el aceite de oliva como fuente principal de grasa en su dieta, y a reducir el consumo de mantequilla y otros productos similares.
En resumen, la OCU ha realizado un estudio sobre la mantequilla que se vende en los supermercados españoles, y ha encontrado que ninguna de ellas tiene una buena calidad nutricional, debido a su alto contenido en grasas saturadas y sal. La OCU recomienda limitar el consumo de mantequilla y optar por otras fuentes de grasa más saludables, como el aceite de oliva virgen extra. Así, podremos cuidar nuestra salud y disfrutar de un sabor auténtico y natural.
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