El nuevo modelo de crecimiento reduce un 75% la brecha comercial
España está logrando crecer a una tasa anual cercana al 4%, lo que supone dejar atrás la recesión con un enorme nivel de crecimiento económico en términos de Producto Interior Bruto (PIB). El consumo está recuperando el vigor gracias al aumento de la confianza de los hogares y a la vuelta del crédito, con un sector constructor que ya no es el impulsor de la actividad industrial tras el estallido de la burbuja inmobiliaria.
El cambio de modelo productivo está produciéndose gracias a las ventas que realizan las empresas al exterior. Las exportaciones aportan ya un 20% a la economía española.
Según los últimos datos del ministerio de Economía, en los primeros seis meses del año las exportaciones crecieron un 5,5% en términos de precio y un 4,3% en volumen, lo que certifica el buen momento del sector exterior. El saldo de la balanza comercial sigue siendo negativo, ya que las importaciones son superiores a las exportaciones, pero la reducción de la brecha ha sido muy importante desde el inicio de la crisis.
En concreto, el saldo comercial negativo era de 94.200 millones de euros al cierre de 2008, cuando estalló la crisis financiera. Y ahora, según las estimaciones que manejan los técnicos del departamento que dirige Luis de Guindos, se ha reducido hasta los 23.600 millones. Esto supone una reducción del 75% de las necesidades de financiación de la economía española, aunque el crecimiento de las importaciones haya elevado esta brecha en los últimos dos años.
Los sectores que más peso tienen en nuestro mercado exterior son el de bienes de equipo (con el 20% de las ventas), el del automóvil (17%), la alimentación, bebidas y tabaco (16%) y los productos químicos (15%). El principal mercado receptor de las exportaciones españolas es Europa, con el 64,6% de las compras, lo que provoca que en la balanza comercial con la UE tenga un superávit de 3.100 millones de euros al superar las ventas al exterior a las importaciones.
Reducción de deuda privada
El sector privado español (empresas y hogares) han sido un ejemplo mundial a la hora de reducir el endeudamiento tras la burbuja de crédito. Según los datos de Funcas, desde 2008 la disminución ha alcanzado los 440.000 millones de euros (lo que supone el 40% del PIB).
Las empresas han necesitado reducir la dependencia de financiación ajena, debido a la restricción del crédito, al aumento de costes y a las menores necesidades de recursos por la caída del volumen de negocio. Los hogares, por su parte, han realizado un enorme esfuerzo por reducir su deuda, fundamentalmente hipotecaria y derivada de créditos al consumo.
Sin embargo, el sector público ha triplicado su nivel de endeudamiento, alcanzando ya el 100% del PIB, lo que representa un grave riesgo para el futuro. Si se produce una nueva restricción de liquidez en los mercados internacionales, España puede tener problemas para hacer frente a sus compromisos en materia de sanidad, desempleo y pensiones, lo que terminaría afectando al consumo y a los costes de financiación de las empresas españolas.
Por tanto, la recuperación depende en buena medida de que los gobernantes consigan dotar de credibilidad a la economía, continuando la senda de reformas emprendidas. Las empresas y las familias están poniendo todo de su parte para que se produzca este cambio de modelo productivo, y ahora le toca a los políticos emprender políticas que no entorpezcan esta tendencia, permitiendo que el desempleo vaya reduciéndose poco a poco durante los próximos años.
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