La nueva ley de auditoría podría generar incertidumbre en las ‘Big Four’
Hoy todo son buenas noticias para PriceWaterhouseCoopers (PwC). Es la auditora de más prestigio y de más volumen del planeta y todo apunta a que lo seguirá siendo en los próximos años. En España, la situación es la misma, pero en el largo plazo las cosas podrían cambiar, según trabajadores de la compañía. PwC, sin embargo, resta importancia a la nueva ley y asegura que los departamentos de recursos humanos ya contemplan ese escenario.
La preocupación de algunos trabajadores de PwC, según han hecho saber a OKDIARIO, es qué pasará cuando la nueva ley obligue dentro de unos años a rotar los importantes contratos que se están consiguiendo en España con algunas compañías como Banco Santander y Bankinter o el aún pendiente de Telefónica, en el que PwC está muy bien posicionada.
Las luces de la Ley de Auditoría de Cuentas han sido explicadas en numerosas ocasiones. La idea es que la cuota de mercado de las diferentes auditoras se mantenga como hasta ahora, con las variaciones habituales, pero se introduce la rotación para tratar de evitar que se produzcan casos como los de Deloitte tras las crisis de Bankia y de Abengoa.
No obstante, la nueva ley también podría tener consecuencias no tan intuitivas: esas rotaciones podrían condicionar en parte las contrataciones, ya que la imposibilidad de volver a firmar con las compañías una vez cumplido el plazo hace prescindible a parte de la plantilla en el momento de la rotación si no quedasen clientes del mismo peso con los que poder llegar a un acuerdo.
Es lo que ahora le está pasando a Deloitte tras la pérdida de los contratos de Banco Santander y Bankinter, la posibilidad de perder a BBVA y el probable fracaso en su intento de hacerse con la auditoría de Telefónica. Tiene una plantilla muy amplia y la hemorragia de clientes no para. La diferencia es que esas pérdidas son fruto de movimientos en el mercado y de una crisis de reputación, no de la regulación.
A partir de este verano, la ley permitirá saber con certeza que al cumplirse diez años habrá que dejar marchar a la compañía hacia otra auditora, por lo que si esa década como clientes la cumplen grandes cotizadas al mismo tiempo, la cuota de mercado será considerablemente menor y la plantilla necesaria por parte de la auditoría también.
En ese punto se encuentra PwC, según trabajadores de la compañía, que creen que dentro unos años la auditora podría ver reducido su negocio por causas ajenas. De cumplirse ese escenario, la auditora tendrá que encontrar la forma de contrarrestar los efectos de la nueva ley, pues aunque encuentre otros clientes, compañías como Banco Santander o Telefónica son difíciles de suplir. Según esta hipótesis, la regulación supondría un freno para aquella auditora que lo esté haciendo bien, pues aunque los clientes quieran continuar con la misma firma por el trabajo bien hecho, no podrán.
«El riesgo es el mismo que antes»
Esta situación no es ajena a ninguna auditora, pues KPMG, Deloitte o Ernst&Young podrían verse en la misma tesitura en el caso de contratar los servicios de compañías importantes en un intervalo corto de tiempo.
Desde PwC aseguran «el riesgo es el mismo que antes, porque nadie mantiene tantos años su cartera de clientes». La auditora señala que el «juego» de cambiar de compañías siempre ha existido y que sus recursos humanos (y los de todas las auditoras) ya contemplan esa pérdida o ganancia de clientes.
Fuentes de la auditora resaltan que si fuera un problema real se habría comprobado en aquellos países en los que ya se ha implantado la ley de rotación, por lo que no es un asunto que deba preocupar a las ‘Big Four’.