España, sin recursos para afrontar la crisis del coronavirus: la cigarra Sánchez y la hormiga Merkel
Diego Barceló Larran es director de Barceló & asociados.
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Rajoy heredó de ZP un déficit de 104.000 millones de euros (9,7% del PIB) y dejó, cuando se fue, uno de 30.000 millones (2,5% del PIB; podría haber sido menos de haberse evitado el aumento del gasto que el PSOE provocó en el segundo semestre de 2018).
Todo ese duro proceso se hizo con la oposición de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Para socialistas y comunistas, la reducción del déficit (que habían creado los propios socialistas) era una forma de “quitar derechos a la gente”. Una “austeridad” que, además, sometía a España al poder de Berlín.
En efecto, tanto Sánchez como Iglesias ponían la sensata política de ordenamiento de las cuentas públicas seguida por Rajoy en el marco de un “austericidio” provocado por orden de Angela Merkel. Sánchez e Iglesias iban más allá, acusando a la canciller alemana de pretender “ahogar” a los países del sur de Europa, limitando sus posibilidades de crecimiento económico.
Tan pronto ocupó La Moncloa, Pedro Sánchez aceleró el crecimiento del gasto público. Eso derivó en que España tuviera más déficit fiscal del que se había acordado con Bruselas (2,5% en lugar de 2,2%, lo que implica haber aumentado la deuda pública en 3.600 millones de euros más).
A comienzos de 2019, hizo elevar la meta de déficit fiscal, que era de 1,3% del PIB, para dejarla en un 2% (9.000 millones más de deuda). Entre enero y septiembre pasados, el gasto público creció 5,5% y todo indica que el déficit fiscal fue de más del 2% del PIB.
Todo ese aumento del gasto público se hizo, según palabras de socialistas y comunistas, “para no dejar a nadie atrás” y “recuperar los derechos de los ciudadanos”.
El caso es que, entre 2014 y 2019, España acumuló un déficit fiscal de 257.000 millones de euros. La deuda pública, que en el primero de esos años era del 101% del PIB, el año pasado fue de 96% (recordemos que los tratados europeos dicen que ningún país debe tener una deuda de más del 60% del PIB).
Durante el mismo período, la “austericida” Merkel acumuló un superávit de 234.000 millones de euros (el gobierno gastó menos de lo que ingresó) y su deuda pública bajó, desde un 76% del PIB en 2014 al 59% en 2019.
En pocas palabras, Alemania y España hicieron con sus cuentas públicas exactamente lo opuesto. Para Sánchez e Iglesias, Merkel castigaba a su pueblo mientras ellos permitían a los españoles “recuperar derechos”.
La crisis del coronavirus ha puesto al descubierto la irresponsabilidad de Sánchez y de sus ministras Montero y Calviño. Gastaron, por adelantado y sin necesidad, los recursos que ahora necesitan para ayudar a empresas y autónomos para preservar el empleo.
Si el trío Sánchez-Montero-Calviño hubiese respetado la senda de déficit fiscal pactada con Bruselas que encontraron al llegar al gobierno, el desequilibrio de 2018 y 2019 habría sido de 27.000 millones de euros menor. Ahora dispondríamos de ese margen. Como el dinero ya se gastó, las medidas anunciadas hasta ahora son por completo insuficientes. Apenas un aplazamiento de deudas tributarias para Pymes.
En cambio, Alemania anunció créditos ilimitados a sus empresas. El ministro de finanzas alemán dijo que tenían un “bazuka” para disparar contra la crisis, gracias al ahorro y esfuerzo anterior. En España, el ICO, de momento, anunció unos risibles 400 millones de euros de crédito.
Otra vez, la fábula de la cigarra y la hormiga. Otra vez, un presidente socialista primero niega y luego gestiona mal una crisis. Otra vez, una crisis se resolverá con más gasto, más deuda y más paro de lo que habría sido posible. Otra vez, pagarán con sus empleos trabajadores inocentes y autónomos desamparados echarán el cierre.
@diebarcelo
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