McDonald’s abandona Rusia tras más de 30 años: pone a la venta 847 restaurantes con 62.000 trabajadores
McDonald’s ha decidido abandonar Rusia tras 30 años de actividad en el país. La cadena de comida rápida ha puesto a la venta los 847 locales que tiene por todo el país, en los que trabajan unas 62.000 personas.
Ya en marzo tomó la determinación de cerrar todos sus restaurantes en el país, perdiendo unos 50 millones de dólares, con motivo de la invasión de Ucrania orquestada por Vladimir Putin.
«La crisis humanitaria provocada por la guerra en Ucrania y el entorno impredecible para operar allí han llevado a McDonald’s a concluir que el negocio en Rusia ya no es sostenible, ni es consistente con los valores de McDonald’s», ha informado la compañía en un comunicado.
Por su parte, Chris Kempczinski, director general de McDonald’s, ha indicado en un comunicado remitido a sus franquicias que «se trata de un asunto complicado, sin precedentes y con profundas consecuencias».
«Algunos podrían argumentar que facilitar el acceso a los alimentos y seguir empleando a decenas de miles de ciudadanos es lo correcto, pero es imposible ignorar la crisis humanitaria causada por la guerra en Ucrania. Además, es imposible imaginar que representemos la misma esperanza y promesa que nos llevó a entrar en el mercado ruso hace 32 años», ha arumentado Kempczinski al respecto.
Respecto a los 62.000 trabajadores con los que McDonald’s cuenta en Rusia, la compañía ha apuntado, según ha informado Reuters, que les seguirá pagando el salario correspondiente hasta que cierre las transacciones y que negociarán con cualquier futuro comprador para que aseguren sus puestos de trabajo.
Los restaurantes cerraron en marzo
La famosa cadena de hamburgueserías anunció el pasado marzo que cerraba temporalmente sus 847 locales en Rusia porque no podían «ignorar el innecesario sufrimiento causado a Ucrania». Una decisión que llegó tan solo una semana después del inicio de la invasión.
La compañía llevaba más de 30 años operando en el país y, con su cierre, afectó a 62.000 empleados a los que siguió pagando el sueldo, así como a proveedores y otros socios en el negocio de la alimentación.
Con el cierre de las franquicias, McDonald’s argumentó que su prioridad era «la gente». «Como empresa, nos unimos al mundo para condenar la agresión y la violencia, y rezar por la paz», señalaron entonces.