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Lagarde no descarta una subida de tipos en 2022 ante la persistencia de la inflación

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Christine Lagarde, presidenta del BCE.

A diferencia de ocasiones anteriores, este jueves la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, la ha dejado abierta la puerta a que los tipos de interés suban en 2022 en respuesta a la escalada de la inflación, que se mantendrá más alta durante más tiempo del esperado inicialmente, aunque ha subrayado que será en la reunión del próximo mes de marzo cuando la entidad dispondrá de más datos para evaluar su posición.

En la rueda de prensa posterior a la reunión del Consejo de Gobierno del BCE, la francesa ha variado sustancialmente el tono para reconocer que la evolución de la inflación en enero, con un récord del 5,1%, ha sorprendido al alza, lo que sugiere que las fuertes subidas de precios continuarán durante más tiempo del previsto inicialmente, aunque confía en que se moderarán en el curso de 2022. «La situación ha cambiado», ha advertido.

Lo que sorprendió es que Lagarde no repitió la frase que venía pronunciando en pasadas comparecencias de que «es muy improbable que subamos los tipos de interés en el año 2022», lo que para ING supone un giro hacia una postura algo más agresiva. De hecho, el banco holandés cree que, asumiendo que los precios de la energía no caerán en las próximas semanas, el BCE acelerará la reducción de las compras netas de activos y que las finalizará en septiembre, lo que permitiría un alza en los tipos de depósitos al menos una vez antes de que concluya el año.

Así, Lagarde ha señalado que los riesgos para las perspectivas de inflación «están sesgados al alza», especialmente en el corto plazo, aunque ha reiterado que las presiones sobre los precios responden principalmente al encarecimiento de la energía, algo que escapa de la política monetaria, aunque ha reconocido que la mayor inflación afectará a la actividad económica en la región del euro en el comienzo de 2022 por su impacto sobre los ingresos y el consumo de los ciudadanos. Lagarde dedicó este jueves gran parte del tiempo de su rueda de prensa tras su reunión de política monetaria a hablar de la inflación, un tema que, como reconoció, genera inquietud en el consejo de la institución.

«Es probable que la inflación se mantenga elevada durante más tiempo del previsto, pero esperamos que se modere en el curso del año», ha afirmado la presidenta del BCE, reconociendo que las subidas de los precios se habían hecho más generalizadas. De este modo, ha defendido la necesidad de mantener toda la «flexibilidad y opcionabilidad» de la política monetaria, añadiendo que el BCE está listo para adaptar todas las herramientas según la necesidad.

En su opinión, la política monetaria tiene que seguir sosteniendo a la economía y justificó esta actitud más prudente del BCE frente al endurecimiento de la política monetaria de otros grandes bancos centrales en que los entornos en los que operan son «diferentes», así como los datos. Por ello, insistió en que la escasez de componentes y de mano de obra está dificultando la producción de las fábricas, aunque dijo que aprecia señales de que estos cuellos de botella están empezando a desaparecer, aunque «persistirán durante algún tiempo».

Preocupación por la inflación

En cualquier caso, Lagarde ha reconocido la «preocupación unánime» en el seno del Consejo de Gobierno sobre la inflación y su impacto, que es soportado en mayor medida por los más vulnerables, así como sobre las perspectivas a medio plazo para la zona euro.

En este sentido, ha emplazado a la reunión del Consejo del próximo mes de marzo, cuando el BCE actualizará su cuadro macroeconómico, cualquier posible cambio de posición una vez que la institución disponga de más información sobre el impacto de la inflación en los salarios y el mercado laboral, así como en las previsiones a medio plazo.

«Estamos guiados por la estabilidad de precios y tomar los pasos adecuados en el momento adecuado sin precipitarnos», ha afirmado Lagarde, quien ha evitado descartar explícitamente una subida de tipos en 2022, reiterando que no asume compromisos y limitándose a repetir que en marzo, «cuando haya más datos», se podrán realizar afirmaciones más completas.

No obstante, Lagarde ha reiterado que el BCE cuenta con una orientación de futuro en la que identifica los tres criterios que deben cumplirse para poder subir los tipos, añadiendo que «habrá una secuencia y no habrá subidas hasta completar las compras netas de activos». «Créanme, tan pronto como sea requerido y las condiciones sean satisfechas, actuaremos», ha afirmado Lagarde. «No olviden que tenemos una secuencia. No subiremos tipos hasta que hayamos completado las compras netas de activos. Paso a paso», ha afirmado, para, a continuación, apuntar que en marzo el Consejo puede evaluar en función de los datos el ritmo y las cantidades aplicables a estas compras durante el resto de 2022.

Compra de activos

Antes de que Lagarde dejase la puerta abierta a una subida de tipos, el Consejo de Gobierno de la institución dejó sin cambios todos sus elementos de política monetaria. El instituto emisor ha mantenido sin cambios los tipos de interés de referencia para sus operaciones de refinanciación en el 0%, mientras que la tasa de facilidad de depósito continuará en el -0,50% y la de facilidad de préstamo, en el 0,25%.

Asimismo, ha indicado, tal y como ya anunció en diciembre, que el programa de compras de emergencia contra la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) finalizará en marzo de 2022, aunque el BCE no ha hecho referencia a si tiene previsto agotar la ‘potencia de fuego’ del PEPP, que es de un máximo de 1,85 billones de euros. Lo que sí ha especificado es que las compras durante el primer trimestre serán a un ritmo menor que durante el trimestre anterior.

La autoridad con sede en Fráncfort también ha mantenido la principal medida que adoptó en su reunión de diciembre: más compras de activos al amparo de su programa de compras de activos estándar (APP, por sus siglas en inglés). Hasta ahora, el BCE compraba bajo este programa 20.000 millones netos de activos por mes. Sin embargo, entre abril y junio, el BCE elevará las compras a 40.000 millones por mes (60.000 millones más de lo previsto para el conjunto del trimestre).

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