Los jefes de OHL a los empleados: “No hagáis caso a la prensa, estáis en la mejor empresa del mundo”
El equipo de recursos humanos de OHL tiene problemas para que los 26.000 empleados que tiene la compañía se abstraigan de la crisis financiera y reputacional que está experimentando la joya de la corona del Grupo Villar Mir. Los nuevos trabajadores que se están incorporando a la plantilla de la constructora reciben un mensaje nada más llegar: “No hagáis caso a la prensa, estáis en la mejor empresa del mundo”.
Así lo han confirmado varios trabajadores de OHL a OKDIARIO, cuyos jefes directos les han indicado que las malas noticias que se publican sobre la compañía responden a una “campaña de difamación”. Sin embargo, este esfuerzo está cayendo en saco roto, ya que los problemas por los que atraviesa la empresa ahora presidida por el hijo de Juan Miguel Villar Mir no son de comunicación, sino que surgen como consecuencia de una errática gestión que ha puesto a la compañía al borde del abismo.
La agencia de calificación Moody´s asegura que OHL tiene una crisis de solvencia derivada de su pobre generación de caja y su elevado endeudamiento, que ha llevado a los títulos de la compañía a desplomarse en el mercado en las últimas semanas acentuando la tendencia bajista que comenzó en 2013. En aquel año la capitalización bursátil era de casi 3.000 millones de euros y en la actualidad es de poco más de 650 millones. Esto supone que han volado 2.350 millones de euros en menos de tres años.
Esta sangría en Bolsa pone en serios aprietos al Grupo Villar Mir, que es el accionista mayoritario de la constructora, ya que más del 43% de las acciones que tiene están pignoradas como garantía de préstamos bancarios concedidos por las entidades financieras al Grupo Villar Mir por 657 millones de euros. El paquete vale ahora un 60% menos que cuando se firmó esta especie de hipoteca y los analistas consideran que esta es una de las principales razones de la espiral bajista de las últimas semanas que ha servido a gestoras como Oxford Asset y Blackrock para hacer caja.
La estrategia ahora es intentar frenar el desplome del valor de OHL mediante autocartera, es decir, que es la propia empresa la que compra sus acciones. A este fin ha destinado 6,7 millones de euros, comprando casi 2,9 millones de títulos en las dos primeras semanas de agosto que representan casi un 1% del capital de la constructora. A principios del mes, OHL anunció un programa de recompra de acciones representativas de un 3% del capital social o hasta un desembolso total de un máximo de 45 millones de euros, lo que resulte menor de ambos parámetros». El plan, que tiene una duración máxima de seis meses, no ha evitado que el valor de los títulos haya caído más de un 26% desde su puesta en marcha.
Y es que al cierre del pasado julio. OHL presentó unos resultados semestrales que hicieron saltar las alarmas en el mercado, al contabilizar un beneficio neto atribuible de tan sólo tres millones de euros, lo que supone una caída del 94% respecto al mismo periodo del pasado año. Este descenso se ha producido a pesar del incremento del 7,9% contabilizado en las ventas de la compañía.
Además, la filial de OHL en México ha maquillado sus estados financieros, ocultando un agujero en el activo de casi 3.000 millones de euros mediante la incorporación de ingresos ficticios en contra de la normativa internacional contable. OHL ha sido sancionada, junto con su auditora Deloitte, por el organismo regulador del mercado mexicano y obligada a reformular sus cuentas para cumplir la ley. El objetivo ahora del grupo español es sacar a su filial de Bolsa para “perder visibilidad”, tal como explicó recientemente en una conferencia con analistas el consejero delegado de OHL, Tomás García Madrid.
Todos estos elementos (y algunos más, como la crisis en Brasil, la renuncia a la construcción del ferrocarril que iba unirá República Checa con Rusia, la rescisión del contrato para edificar un complejo sanitario en Qatar, y la quiebra de las autopistas de Madrid) han provocado que la empresa del Grupo Villar Mir aparezca con cierta regularidad en las portadas de los periódicos económicos, pero en lugar de admitir su responsabilidad, los directivos prefieren culpar al mensajero.
Y en este contexto, las agencias Moody´s y Fitch Ratings sitúan la deuda de la compañía fuera del grado de inversión (investment grade), es decir, en el “bono basura”. OHL fue excluida del Ibex 35 a principios del pasado agosto y nada hace indicar que pueda volver pronto al principal selectivo del mercado español.