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IA: ¡La rebelión de las máquinas!

IA y órganos humanos
Inteligencia artificial

“Tienes que estar ardiendo con una idea, o un problema, o algo erróneo que deseas que esté correcto, solucionar o resolver. Si no eres lo suficientemente apasionado desde el principio nunca soportarás hasta el final”. Steve Jobs.

¿No creen que vivimos en una era apasionante? Ninguna revolución tecnológica anterior se basó en tantísimos avances distintos a la vez, ni tampoco a una velocidad semejante. La velocidad a la que se transmite el conocimiento ha pasado de contarse en décadas tras la revolución industrial, a contarse en días. La IA (inteligencia artificial) cambiará de facto todos los modelos de negocio tal y como los conocemos, ya que estamos ante la mayor de todas las disrupciones que se hayan conocido, y ésta, ¡lo va a cambiar todo! igual o más que internet en la era digital. Tras la decadencia del imperio romano, la última gran civilización antes de la revolución industrial, acontecimos una época que se contó en siglos de decadencia y servidumbre. El renacimiento dio paso a una nueva concepción del ser humano, basada en la ciencia y las artes, una sensibilidad que se apoderó de todas las ciencias y cedió a la era del conocimiento en la edad moderna, que terminó con la revolución francesa y el inicio de la revolución industrial, justo cuando el ser humano se reveló de la tiranía y empezó el capitalismo que conocemos hoy en día, a través de su innata capacidad de creatividad empresarial.

La aparición de la burguesía y las clases medias trajo consigo la revolución industrial en una lucha constante hacia la productividad y la tecnología. El incentivo ha originado una constante evolución tecnológica que ha revertido parte de la pobreza en el mundo, aunque todavía queda mucho trabajo por hacer, convirtiendo la clase media en lo “normal” en menos de 100 años. Esta época, la ‘new age’ trajo de la mano la mayor época de concesión de libertades de la historia, instaurando la democracia como sistema político mayoritario en el mundo hasta consolidarse tras la decadencia provocada por tres hitos que marcaron la historia del siglo X; las dos guerras mundiales y la gran depresión. Las jóvenes democracias se transformaron en modelos capitalistas más sostenibles y pacíficos creando un nivel de riqueza impensable sentando así las bases en 50 años de una nueva revolución: la revolución digital que vivimos con la burbuja de internet en el año 2.000. Podríamos decir que el mercado laboral y las condiciones macroeconómicas han vivido tres grandes revoluciones; la revolución industrial entre 1760 y 1840 que dio paso al capitalismo del siglo XX, la revolución digital de 1980 hasta la actualidad, que ha dado paso a la gran disrupción de internet y a lo que me atrevo a diagnosticar como la que se está gestando,¡la revolución de la inteligencia artificial! Como ven, la transmisión de conocimientos se ha acelerado como consecuencia de internet, dando paso a un efecto multiplicador sobre el fenómeno del cambio que hace que hoy sea imposible imaginar la que nos viene encima señores.

Para entender la gran disrupción que se avecina con la inteligencia artificial, debemos analizar el ejemplo de internet. Internet creó una nueva economía, pero cuando llegó no pudimos saber de qué manera sería. La conmoción que Uber ha traído al sector del taxi tradicional, o Airbnb al sector hotelero, son dos ejemplos de cómo el ser humano incentivado es capaz de innovar, buscando aplicación empresarial a las nuevas disrupciones, como la IA. Nadie en su día podría haber imaginado que internet facilitaría el ‘smartphone’ y de ahí, la cantidad de negocios que han cambiado nuestro mundo. Es tan fuerte el cambio que propone la IA que aún nos da miedo y no sabemos cómo esta tecnología reubicará nuestro mercado laboral. Existen dos teorías en este sentido; las distópicas, que nos advierten que todos los empleos desaparecerán como consecuencia de la inteligencia artificial creando crisis económicas, y las utópicas; que nos indican que la IA ahorrará tareas poco productivas y trabajo rutinario, permitiendo trabajos de mayor valor añadido para las personas, reduciendo la necesidad de la jornada laboral de 40h para mantener la producción necesaria con tareas más de control y supervisión, que de repetición. Este hecho nos exige estar absolutamente alerta para poder responder a la demanda de cualificación y de conocimiento especializado que exige esta transformación y marca necesariamente reformular la educación y el conocimiento de cara a la especialización de roles y para apuntalar aptitudes emocionales que tratan la gestión, la dirección y la capacidad de administrar el tiempo y los recursos de los que disponemos. De la misma manera, debemos preparar a nuestros hijos para una relación absolutamente nueva entre los seres humanos y las máquinas.

Las previsiones económicas indican que la IA permitirá la creación de una riqueza nunca vista hasta la fecha y se calcula que su adopción generalizada aumentará en alrededor de 15,7 billones de dólares el PIB mundial en 2030, estamos hablando de un 20% más del PIB actual dentro de 7 años. ¡Sólo 7 años y solamente contando con la IA! Este hecho es fascinante sin duda, y en una época en la que nos ha enseñado que internet es capaz de quitarnos una carga ingente de tareas de bajo valor añadido, con una era deflacionista y además, en la que el sistema ha obtenido un mayor nivel de riqueza y libertades. Claro que siempre vamos a exigir más libertades y más riqueza, pero el mundo se está preparando para la mayor revolución tecnológica, medioambiental, sanitaria y política de la histori a una velocidad en la que, o tenemos un ardiente deseo de adaptarnos al cambio, o simplemente no estaremos capacitados para entender a unas nuevas generaciones que difícilmente vayamos a poder comprender. Dicho todo lo cual, ¡bienvenidos a la rebelión de las máquinas!

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