Los fondos de inversión obligan a los directivos del Ibex a reducir la brecha salarial entre consejeros

Los fondos de inversión obligan a los directivos del Ibex a reducir la brecha salarial entre consejeros
Una joven sostiene una gran cantidad de billetes (Foto: GETTY/ISTOCK).
Borja Jiménez

Estos últimos días las páginas salmón se han abarrotado de sueldos millonarios de algunos de los primeros espadas del Ibex 35. Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola) cobró 9,35 millones en 2016, Ana Botín (Santander) se embolsó 7,37 millones y Gonzalo Gortázar (CaixaBank) se llevó 2,52 millones; ingentes cantidades de dinero que los fondos de inversión que ostentan gran parte del capital de las empresas que componen el selectivo español, no terminan de ver del todo bien; motivo por el cual buscan soluciones.

La naturaleza de un fondo de inversión es tratar de obtener la mayor rentabilidad posible a los activos en los que está invertido. En este sentido, el dinero que se lleva la ejecutiva es dinero que se va de la empresa, con lo que esas cantidades millonarias no son bien vistas por aquellos que, en el fondo, mueven la Bolsa: los grandes fondos de inversión.

Según diversas fuentes, son precisamente los fondos los que más se oponen a estas subidas salariales –como la que vimos con el presidente de Mapfre-, que requieren del apoyo de los accionistas para salir adelante. Sin embargo, con esto no vale y quieren regular de algún modo, para que no haya tanta diferencia entre sueldos de consejeros de una misma compañía.

“Hay que distinguir lo que es la remuneración de los consejeros que no tienen cargos ejecutivos, que suele estar baja en relación con los ejecutivos, unos 200.000 euros, y luego están las de los ejecutivos, que son, quizás, las más problemáticas, porque las remuneraciones de los ejecutivos escapan un poco al control de la junta, ya que se basan en un contrato que hace el propio consejo al ejecutivo, y entonces están un poco más apartadas del sometimiento a la voluntad de la junta de accionistas”, señalan desde uno de los fondos.

Antes, hasta la reforma de 2015, la remuneración del máximo ejecutivo de una compañía se la imponía el consejo: el máximo ejecutivo tenía un contrato mercantil y la competencia para hacerlo era el propio consejo de administración, que lo terminaba contratando. Entonces, no tenía remuneración como consejero, tenía remuneración como profesional, como un ejecutivo. Esto se terminó hace dos años, en 2015, y ahora hay que someter a la junta general lo que se llama  la política de retribución, que es un concepto que antes no existía. El consejo de administración tiene que llevar a la junta un documento donde mete todo, la remuneración de los no ejecutivos y la remuneración de los ejecutivos, y la junta la aprueba por tres años.

“El control más importante que hay aquí es el control de los fondos de inversión, que están siendo muy activos en todos los temas. Tanto en ir a todas las juntas, como votar… porque los fondos de inversión, por su propia naturaleza, intentan mantener la máxima rentabilidad y por ello vigilan mucho las políticas de remuneración”, señalan fuentes del mercado, que explican que, de hecho, “son fundamentalmente los fondos los que votan en contra de las políticas de remuneración, y por tanto, quieren empezar a disciplinar un poco las remuneraciones de los ejecutivos y no ejecutivos”.

Según ha podido saber este periódico, algunos fondos ya han lanzado propuestas, como por ejemplo que la diferencia salarial entre miembros del consejo de una misma compañía no pueda tener una brecha superior al 30%. “Debe de haber alguna proporcionalidad. Algo que ya se está estudiando, y que algún país ya ha comenzado a mirar, estableciendo reglas proporcionales. Si el tío que más sabe de esta compañía porque es el más formado tiene un sueldo de 100.000 euros, un consejero no puede tener una remuneración de un millón de euros”, señalan desde uno de los fondos más importantes.

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