Análisis

El favorable comportamiento de la economía de Estados Unidos

Francisco Coll Morales, economista y analista del servicio de estudios del Think Thank Civismo.

El favorable comportamiento de la economía de Estados Unidos
Donald Trump en la Casa Blanca (Foto: AFP)

Pese a la desaceleración económica que sacude a la economía global, Estados Unidos sigue mostrando esa robustez característica que le sitúa como la principal economía del mundo. De acuerdo con los indicadores, los ritmos de crecimiento se prevén por encima de lo pronosticado por los analistas. Pese a que las estimaciones fijaban el crecimiento de los Estados Unidos por debajo del 2%, la realidad ha mostrado un leve repunte que, finalmente, cerraba el tercer trimestre en el 2,1%, sorteando las previsiones y mostrando un mayor dinamismo.

Un alza de última hora en la que ha tenido una gran influencia la demanda interna. El consumo en los Estados Unidos ha sufrido un repunte que no se pronosticaba de la forma que ha ocurrido. Pese a que el mes de noviembre no es un gran mes para el empleo, el consumo se elevó hasta un 2,9%; rompiendo esa mala racha y esperando que se mantenga así hasta finalizar el año, donde la campaña navideña -la estacionalidad- juega un papel fundamental.

El último registro en materia de empleo deja un sabor muy dulce para la economía, y sus dirigentes. De acuerdo con los datos, la tasa de paro en los Estados Unidos vuelve a situarse en el histórico 3,5% que le sitúa en términos más positivos incluso que el pleno empleo ya registrado.

El empleo en Estados Unidos no es un problema. Al menos si observamos los datos de creación de puestos de trabajo en el país donde, a la finalización del mes de noviembre, la primera economía del mundo había generado ni más ni menos que 266.000 empleos.

La reducción en los tipos de interés, impulsando el consumo así como el gasto público en el país, han soportado las caídas en los niveles de inversión empresarial y el descenso de la demanda externa -provocada por la guerra comercial-.

Estas políticas más acomodaticias, en rangos donde los márgenes de actuación son infinitamente superiores a los que presenta, por ejemplo, Europa, han impulsado una economía, dinamizada y robusta para crear empleo. Una economía que vuelve a demostrar su fortaleza al lograr otro nuevo hito en materia de empleo, registrando niveles históricos.

El impacto que ha experimentado la economía ante los estímulos y la relajación monetaria que ha impulsado la Fed propicia un entorno en el que no veremos nuevas subidas de tipos en los próximos meses, así como nuevos recortes. Los estímulos y la política aplicada ha tenido el efecto deseado, encarrilando la campaña de reelección de Donald J. Trump, el actual presidente de los Estados Unidos.

Una campaña que venía muy marcada por unos datos económicos que se mostraban, a priori, negativos, pero que han acabado paliándose con las políticas aplicadas. La guerra comercial iniciada, en su ansia de corregir una balanza comercial negativa que ha sido imposible de revertir, estaba provocando una incertidumbre que, ante la desaceleración que vive la economía mundial, pronosticaba un difícil escenario para la economía norteamericana. Una situación que ha llevado a la reacción necesaria, aplicando esas políticas y métodos paliativos para contener la situación.

Y eso es exactamente lo que ha ocurrido con la economía norteamericana. La situación se ha mostrado muy favorable, los objetivos de inflación se están cumpliendo satisfactoriamente y la leve reacción de la Reserva Federal ha impulsado el consumo hasta los niveles deseados, conteniendo esa caída que, por otro lado, estaba viviendo la industria.

Una situación que afronta el fin de año con un mayor optimismo que al comienzo, registrando unos niveles que, como decíamos, parecen mitigar todos los efectos negativos de la desaceleración; situando a la economía norteamericana, nuevamente, a la cabeza de la economía global.

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