Escrivá, el gran perdedor de la crisis de Gobierno: Sánchez sólo le da las migajas de Función Pública

José Luis Escrivá ha sido el gran perdedor de la crisis de Gobierno anunciada este viernes por Pedro Sánchez. Se ha quedado sin el Ministerio de Economía, pese a que era el candidato más obvio, y seguirá como ministro de Transformación Digital. Como premio de consolación, el presidente incluirá en su cartera la Secretaría de Estado de Función Pública. Y además, justo cuando los funcionarios están en pie de guerra por el retraso de su subida salarial.

Cuando formó Gobierno tras la investidura, Pedro Sánchez decidió mantener provisionalmente en su puesto a Nadia Calviño porque no las tenía todas consigo de que fuera a lograr la presidencia del BEI. Pero el movimiento que descolocó a todo el mundo fue quitar Seguridad Social a Escrivá para dárselo a Elma Saiz, y compensarle con un pequeño ministerio recién creado, Transformación Digital, que hasta ese momento era una secretaría de Estado dentro de Economía.

Este movimiento se achacó, por un lado, al descontento de Sánchez con la gestión de Escrivá, en especial del Ingreso Mínimo Vital; y por otro, a la preparación del terreno para transferir la Seguridad Social al País Vasco y Navarra. Pero su nombramiento en Transformación Digital se interpretó de forma generalizada como un paso intermedio para ser ministro de Economía si finalmente Calviño se iba al BEI, como así ha sido.

Sin embargo, Sánchez tampoco quería otorgarle el departamento más importante, y desde el principio buscó otros nombres externos al Gobierno, como como David Vegara (actualmente en el Banco Sabadell), José Manuel Campa (presidente de la Autoridad Bancaria Europea) o Ángel Ubide (en el fondo Citadel). También consideró al gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, y a la subgobernadora, Margarita Delgado.

Pero también se encontró con la negativa generalizada de estos candidatos, bien porque ocupan cargos relevantes y mejor retribuidos, bien porque no querían meterse en el avispero que es el actual Consejo de Ministros, sometido a las ocurrencias de Yolanda Díaz. Esto obligó a Sánchez a buscar candidatos dentro del Gobierno.

Distintas fuentes consideraban que, ante esta situación, Escrivá volvía a ganar posibilidades «por eliminación»; es decir, como última alternativa. Sin embargo, Sánchez ha decidido ignorarle de nuevo. Según algunas fuentes, «Sánchez no quería a Escrivá porque no sabe comunicar, provoca polémicas innecesarias y se convierte en blanco fácil para las críticas».

Finalmente, como es sabido, Sánchez ha optado por Carlos Cuerpo, número tres de Calviño hasta ahora como secretario general del Tesoro.

Ministerio Frankenstein

Para compensarle en parte, y para restar algo de poder a María Jesús Montero -ascendida a vicepresidenta primera-, Sánchez ha decidido sacar la Secretaría de Estado de Función Pública del Ministerio de Hacienda e integrarla en el departamento de Escrivá, pese a ser áreas que no tienen ninguna relación entre sí: la digitalización de la economía y los funcionarios. Es decir, se trata de un nuevo «ministerio Frankenstein».

Además, esta competencia no puede caerle en peor momento. Como informa este viernes OKDIARIO, los funcionarios están muy enfadados porque el Gobierno les ha dejado sin la subida de sueldo acordada hace dos años, al no incluirla en el decreto ómnibus de este jueves, a diferencia de la subida de las pensiones.

La subida se aplaza hasta la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, que tendrá lugar como muy pronto en abril pero que puede retrasarse hasta junio. O incluso podrían no salir adelante, si alguno de los socios del Gobierno decide votar en contra. En ese caso, se prorrogarían los de 2023 durante todo el ejercicio 2024 y no habría subida salarial para los funcionarios.