Ejecutivos de empresas de Cataluña contactan con head hunters para trasladarse a Madrid


Altos directivos de fuera de Cataluña que trabajan en compañías radicadas en esta región están contactando con ‘head hunters’ de la capital para conseguir otro trabajo en Madrid y poder así abandonar esta comunidad. El motivo son las algaradas y protestas masivas protagonizadas por los radicales independentistas que están amedrentando a la mayoría de la población que no piensa como ellos.
«Nos llaman pidiéndonos que les busquemos un trabajo similar o incluso algo peor en Madrid. No aguantan más la situación. El problema no es de ahora, pero ahora con las recientes algaradas y la previsible profundización del problema con los radicales ya han tomado la decisión de salir de allí», explican fuentes de una oficina de head hunters de Madrid.
«Nos explican que el día a día es imposible. El otro día un ejecutivo nos contó que fue al médico y le atendía en catalán. Cuando pidió que le atendiera en castellano porque no le entendía, se negó», aseguran estas fuentes.
«Evidentemente, no podemos dar nombres. Ni siquiera damos nombres a los aspirantes de un puesto de trabajo sobre la identidad de la empresa en cuestión», se defiende. «Pero no son ni uno ni dos, son bastantes. El goteo es constante y nos consta que también está ocurriendo en otras oficinas de head hunters», explica.
Consecuencia
Esta especie de ‘fuga de cerebros’ es una de las consecuencias de los recientes acontecimientos en Cataluña. La tensión generada por las protestas en Cataluña tras la sentencia del Tribunal Supremo, que condena a los líderes separatistas a más de 100 años de prisión, tiene unas consecuencias claras a corto plazo en el turismo y en las ventas de los comercios y otra más a largo plazo, la caída del PIB de la región.
De hecho, ya hay sectores que han cifrado las pérdidas que les está generando cada día de algaradas o de carreteras cortadas. Algunos comerciantes están sumando fuerzas para demandar conjuntamente a la Generalitat y reclamar las indemnizaciones correspondientes.
Pero, además, todo esto tiene esta otra consecuencia, menos visible. Jueces que no quieren ir a Cataluña, opositores que consiguen plaza tras aprobar su examen que sitúan a la región como la última opción, estudiantes de erasmus o de másters que piden el traslado de la ciudad de Barcelona… Y directivos que no aguantan más la vida diaria en la región tras el incremento de la radicalidad de los independentistas.