EEUU dispara sus importaciones a través de los puertos al prever una dura guerra comercial con China

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Jose de la Morena
  • Jose de la Morena
  • Jose de la Morena, periodista especializado en economía desde hace más de 15 años, desarrolla su labor en el campo de la comunicación desde el prisma de las tendencias, los números y resultados de las distintas compañías. Una tarea que le ha llevado a conocer a fondo el mundo empresarial. Ha trabajado también en comunicación corporativa y como asesor para distintas marcas internacionales e institucionales.

Las dos últimas semanas han sido un hervidero en el puerto de Los Ángeles: cientos de barcos llegando para dejar su carga a un ritmo histórico y que prepara a Estados Unidos ante una subida arancelaria, dentro de la guerra comercial con China, de los productos que llegan desde allí.

El posible aumento de los aranceles a los productos procedentes de China, la vuelta al cole y una posible huelga entre los trabajadores portuarios han incrementado el ritmo de importaciones, a lo que se suma una histeria relativa por la viruela del mono, que ha elevado el consumo en el país.

Un tercio de la entrada de contenedores de carga en Estados Unidos llega a través de los puertos de Los Ángeles y Long Beach, y están superando el ritmo al que llegaban durante la pandemia. Casi tocando el récord logrado en mayo de 2021. En este caso, a la espera de que la guerra comercial vaya un paso más allá.

Los cargueros esperan para dejar la mercancía porque, al elevado ritmo de importaciones en EE.UU. hay que sumarle que los trabajadores portuarios no están para bromas. Amenazan con forzar una huelga si no se mejoran sus condiciones y, en concreto, se eleva el salario por hora extra realizada.

La realidad es que los pedidos han aumentado motivados por la posible llegada de esa huelga, pero, sobre todo, por el temor a que tras las elecciones de Estados Unidos se exacerbe la guerra comercial con China, puesto que ambos candidatos parecen dispuestos a recrudecer la batalla económica frente al gigante asiático.

Además,  un cierto histerismo desatado tras las noticias de contagios de la viruela del mono -mpox-, que ha hecho recordar a muchos la situación vivida en el año 2020 con la llegada de la Covid-19, también ha incrementado el consumo por parte de los particulares, que provisionan pese a que las autoridades sanitarias descartan ningún tipo de pandemia.

Tormenta perfecta en las importaciones

Tras esos dos factores, hay que sumar también que todo está coincidiendo, de manera que se produce una tormenta perfecta en las importaciones: al temor por los aranceles y la guerra comercial con China, la mencionada huelga y ese aumento del consumo interno hay que sumar la llamada ‘vuelta a los colegios’ y el material que llega con ello.

Las elecciones del próximo 5 de noviembre, para las que Kamala Harris se prepara estos días en la convención demócrata de Chicago, también tienen a las empresas de recambios muy nerviosos, en tanto que necesitan ciertos materiales de China y, gane quien gane dentro de 76 días, lo cierto es que podrían elevarse los aranceles a los productos procedentes del gigante asiático porque Trump ya lo hizo y porque la administración Biden, a la que pertenece Harris, también lo ha hecho. Las promesas de Trump apuntan, directamente, en esa dirección.

Aranceles, la llamada vuelta al cole, la huelga y un consumo disparado ante el temor de que pueda haber bloqueos en los próximos días. Respecto a las huelgas, en Baltimore los estibadores no han llegado a un acuerdo, y la mercancía que tenía que parar allí ha sido desviada a otros puertos, lo que acrecienta la idea de que en algún momento podría haber problemas en los puertos que siguen operativos. Desde los mandos portuarios de Los Ángeles ya explicaron en Bloomberg que, por el momento, «no hay problema y se funciona de forma eficiente», pero es cierto que un nuevo aumento de los pedidos en los últimos días de agosto por encima del promedio anual traería problemas de descarga.

En cuanto a ese promedio, las cifras están un 12% por encima del pasado año, y cerca de alcanzar los niveles, como decimos, de 2021, cuando marcaron una cifra récord.

La caída de la economía

Si se cumplen los peores pronósticos, que hablan de que la economía de Estados Unidos se está desacelerando y que el crédito alcanzado por los consumidores -también en cifras récord- puede tener una tasa demasiada alta de impagos, se produciría un verdadero caos entre las empresas que almacenan producto esperando venderlo en el último tramo de la temporada.

Se ha hecho acopio en exceso pensando en que nada falte en caso de que se cumplan los peores pronósticos para las importaciones, incluyendo esa posibilidad que provocaría la viruela del mono, pero un aterrizaje demasiado duro de la economía supondrá unas pérdidas millonarias.

Los impagos por tarjetas de crédito en EE.UU. están en máximos históricos, superando con mucho las tasas de 2021 según la Oficina de Estadística Nacional a pesar de que hay pleno empleo. Muchos temen que tras esos datos de empleo fuerte se encuentren, en realidad, trabajadores que han buscado dos trabajos para mantener los niveles de vida previos a la subida de tipos de interés, y confían en que la Reserva Federal tenga esto en cuenta, aunque no hable de ello.

Precisamente esta semana se producirá el encuentro entre banqueros centrales en Jackson Hole, conocida como la reunión de verano de la Reserva Federal -FED, por sus siglas en inglés-, y el mercado espera encontrar ahí nuevas pistas sobre futuras bajadas de los tipos de interés que sirvan para ralentizar el golpe que va a sufrir la economía y que, tras dos años de especulaciones, parece que ha llegado, a tenor de las cifras de deuda, la caída de las ventas en vivienda o vehículos, y las dificultades geopolíticas que se enfrentan en el entorno global.

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