Dos años con okupas en casa por culpa de su amigo: no da crédito a lo que paga de factura de la luz

Los okupas van cambiado de objetivos de vivienda, pero hay una cosa que nunca se modifica: el drama que sufren los propietarios españoles por culpa de la inquiokupación.
El periódico El Correo ha mostrado un nuevo caso en el País Vasco. La víctima no tiene dónde vivir, y lo peor de todo es que le llegan unas facturas de la luz que no puede asumir.
Es el caso de Ana Flor, una vecina de Bermeo, que se ha visto superada por la situación. Lleva dos años sin poder vivir en su propia casa por culpa de los okupas. Lo peor es que no parece que haya una solución cerca.
Okupan su casa de Bermeo por culpa de confiar en un amigo cercano
La pesadilla de Ana comenzó en 2023, cuando accedió a hacer un favor. Iba a irse de vacaciones y su amigo Abderrajin le pidió prestada la vivienda unos días para que un conocido suyo que tenía trabajo en Bermeo pudiera quedarse.
Ana se confió y hasta les dejó las llaves para que se hicieran una copia. Cuando regresó de vacaciones se dio cuenta de que los okupas no tenían ninguna intención de marcharse: siempre le daban largas.
De esta manera lo que empezó como un gesto de buena voluntad se convirtió en un infierno. A los pocos días los inquilinos dejaron de contestar y empezaron con las excusas.
Hasta se inventaron un trato verbal para alquilarles la vivienda. Y, por si fuera poco, se atrevieron a denunciar ante la Ertzaintza que Ana había cambiado la cerradura, algo que la dueña niega.
Los okupas no se van de casa y la dueña tiene que seguir pagando las facturas
Lo peor de todo no es que se haya quedado sin su vivienda y haya tenido que pedir ayuda a sus familiares para poder tener un techo donde dormir por las noches.
Encima Ana sigue obligada a pagar los suministros a los okupas. En caso de no hacerlo, la ley española deja claro que se le podría denunciar por un delito de coacciones. «Me llegan facturas de la luz de 200 euros que no puedo seguir pagando, me estoy endeudando», asegura.
De hecho, la situación es tan rocambolesca que hasta los vecinos creen que los okupas son los propietarios legítimos de la vivienda. Ellos, ni cortos ni perezosos, se plantaron en una junta de vecinos y hasta votaron.
Por ello no le ha quedado otra que plantarse con una silla de playa enfrente de su casa y una pancarta: «Dos años fuera de mi casa. Fuera okupas. Justicia». Dice que no piensa irse de ahí hasta recuperar la propiedad.
Ana sabe que las instituciones le han abandonado y ha tenido que optar por medidas desesperadas: «Yo no me muevo de aquí hasta que esos sinvergüenzas salgan de mi casa. Estoy enferma, no puedo más. Se han aprovechado de mi confianza y nadie me da una solución».
Los okupas se hacen con la casa de la dueña legítima en tiempo récord
Lo sorprendente es la rapidez con la que actuaron los okupas, lo que demuestra que a veces van un paso por delante y que los inquiokupas conocen la ley.
«Cuando están dentro ya tenían metidas sus pertenencias, quitadas las mías, a saber dónde estarán, y entonces mi ex marido les dijo que yo no había hecho ningún contrato porque no estaba en condiciones de hacer ningún contrato a nadie», relató Ana.
Ana tuvo que denunciarles y estuvo esperando el juicio durante más de año y medio, pero cuando llegó el momento de la verdad decidieron archivarlo. Los okupas se empadronaron en la vivienda, pero no fueron localizados para comparecer.