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¿Debo vender mi empresa?

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Encontrar el momento adecuado para vender el coche no es fácil pero estos consejos te ayudarán a hacerlo.

En un principio, cuando un emprendedor inicia una aventura empresarial, lo hace con la voluntad de construir un proyecto a largo plazo. Abrir una empresa implica, además, un componente emocional por el hecho de haber estado, desde un primer momento, implicado en el desarrollo del negocio.

Si la empresa funciona y ofrece rentabilidades importantes, es posible que un inversor haga una oferta para comprarla o adquirir un porcentaje mayoritario de la misma.

Entonces, ante el emprendedor, se presenta un complicado dilema: ¿sigue con la empresa o la vende?

¿Qué tener en cuenta a la hora de vender la empresa?

Los aspectos a considerar ante la decisión de vender o no la empresa a otro inversor son los siguientes:

  • Importe de la oferta en relación a la rentabilidad conseguida: todo emprendedor, gracias al conocimiento del mercado y del sector en general, tiene una idea de cuál será la rentabilidad de su empresa en un futuro. Si la oferta equivale a una cantidad de años suficientemente importante, entonces se aceptará.
  • Necesidades de inversión: puede que, para seguir en el sector, haga falta una inversión importante en alguna innovación que implique tener que endeudarse de una forma importante. En caso de que sea así y no se quiera correr riesgos, se aceptará la oferta si está dentro de unos valores que el emprendedor considere razonables.
  • Viabilidad futura del sector: haber tenido beneficios durante un periodo de tiempo en el pasado no implica necesariamente que se pueda mantener el mismo ritmo en el futuro. En un entorno tan cambiante como el actual, donde las preferencias varían muy rápidamente, aquello que anteriormente era preferido entre los consumidores lo puede dejar de ser en un corto espacio de tiempo. Por lo tanto, el emprendedor debe de estar atento a las tendencias existentes y anticipar posibles cambios futuros.
  • Acciones de la competencia: la entrada de nuevos competidores puede provocar una reducción de los ingresos. Si el sector está en crecimiento y la entrada de nuevas empresas potentes es más o menos constante, puede ser preferible vender.
  • Situación general de la economía: un contexto económico favorable implica tener la posibilidad de obtener unos mayores beneficios. Si se estima que en un futuro más o menos cercano se puede caer en una situación de crisis o recesión, es preferible vender.
  • Situación personal del emprendedor: regentar un negocio implica una gran cantidad de horas y vivir situaciones complicadas y de estrés. Puede llegar un momento en que el agotamiento no compense la satisfacción de llevar el negocio. Del mismo modo, se puede preferir pasar más tiempo con la familia o entorno. Entonces, sí que es mejor vender porque todo ello afectará a la capacidad de tomar decisiones y a la marcha de la compañía.

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