Macroeconomía

El debilitamiento de la industria del automóvil pone en jaque a Alemania… y a Europa

El sector exterior posee un gran peso en la economía alemana. Basta con analizar sus cuentas públicas para ver como supone un 40% del PIB.

Fábrica de Nissan en Barcelona
Nissan

En los últimos meses, la desaceleración sincronizada que vive la economía a nivel global ha provocado el manifiesto público del consenso de economistas. Un gran número de economistas han tratado de acuñar los diversos factores que estaban llevando a la economía mundial a lo que como desde el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) calificaban como una gran desaceleración sincronizada de la economía. Y es que el 90% de las economías están moderando su crecimiento.

España está atravesando una situación donde, como mencionábamos, las economías continúan moderando su crecimiento, reajustan todas las previsiones con nuevas, y muy reiteradas, lecturas a la baja en las previsiones de PIB. En la mayoría de los casos, se ha achacado a las continuas tensiones que, como factores externos, estaban deteriorando el balance de riesgos a nivel global, y con ello las economías. Un deterioro provocado por factores externos, como decía, entre los que se encontraba, en primer lugar, la guerra comercial, así como, en segundo lugar, el proceso de ‘Brexit’.

Una serie de factores que estaban derivando en una pronunciada, y muy abrupta, caída de la actividad económica en el planeta, la inversión y, en general, las transacciones comerciales en los mercados internacionales. La anomalía que está experimentando el mercado internacional, en un escenario donde la guerra comercial entre los dos principales bloques económicos del mundo sigue sacudiendo a los distintos países exportadores y, en general, el sector exterior, muchas economías que, como Alemania, poseen una gran supeditación al sector exterior vean lastrado su PIB, así como todo aquello que concierne a su economía.

El sector exterior posee un gran peso en la economía alemana. Basta con analizar sus cuentas públicas para ver como el sector exterior posee un gran peso en lo que viene a ser, el conglomerado del PIB germano. Es decir, con 40% sobre el PIB, las exportaciones alemanas soportan 2/5 partes del PIB del país. Un gran porcentaje que se incrementa hasta el 79% cuando computamos la partida como la totalidad de exportaciones e importaciones. Cifras que, a su vez, sitúan a Alemania como el tercer país más exportador e importador del planeta, solamente por detrás de China y Estados Unidos.

Esta fuerte caída que han vivido las exportaciones, provocada por las tensiones geopolíticas y comerciales entre los países que integran el comercio han generado efectos negativos en el propio comercio internacional. Un comercio que, hasta ahora, no había visto reducido su crecimiento, cosechando repuntes interanuales de forma exponencial. Una caída que se sumaba a otra gran caída que, como producto de esta fuerte caída en la demanda externa, también se estaba notando en la producción industrial; medida fielmente por los indicadores PMI, donde el del sector manufacturero, pese al último repunte registrado, no dejaba de romper techos, dejando ya lejos el umbral de los 50 puntos que situaba al país fuera del marco recesivo.

La producción industrial en Alemania también es un gran agregado al crecimiento nacional. Tal es este agregado que la industria, como digo, supone el 29% del PIB germano. Unos niveles que han generado, ante el lastre vivido en ambos agregados, la recesión técnica en la que se metía este mes el país germano, cosechando su segundo mes consecutivo con contracciones en su PIB. Una recesión que, en parte, y tras un análisis exhaustivo de los datos, también refleja una gran relación de las caídas con la fuerte caída que ha vivido el sector del automóvil en Europa, tras la desaceleración de la economía, así como un entramado regulatorio que ha desembocado en una gran incertidumbre sobre el sector, a la espera de conocer la política gubernamental en materia de combustibles.

De acuerdo con los datos que nos muestra la descomposición del PIB alemán, el sector del automóvil, dentro de la propia industria alemana, representa el 7% del PIB germano. Es decir, solo el sector del automóvil en Alemania ya pesa más que en ningún otro país de la Unión Europea. Alemania es uno de los principales fabricantes de automóviles del mundo, poseyendo entre sus empresas a un gran elenco de marcas de vehículos. Ante esto, la gran caída que ha vivido el sector, de acuerdo con la desaceleración y las caídas en la economía Alemana, muestran una estrecha relación de la que muchos no han estado atentos.

Una caída que si la vemos por el lado de las exportaciones, el 30% de las exportaciones que realiza el país germano –recordemos que el total de exportaciones representaba el 40% del PIB en el país- son de automóviles, o del sector. Es decir, cerca de 1/3 parte de las exportaciones alemanas están directamente relacionadas con el sector del automóvil. Por ello, ante unos datos tan clarividentes, así como los continuos estudios que representan la estrecha relación entre el crecimiento del sector del automóvil y la correlación con el crecimiento de la economía europea, Alemania se enfrenta a un gran reto, viéndose obligada a estimular de nuevo el sector para continuar su extenso crecimiento.

Las exportaciones de vehículos alemanes al exterior, durante 2018, se tradujeron en una suma cercana a los 22.000 millones de dólares; una cifra que sumada a casi los más de 3 millones y medio de vehículos que se matricularon en el país, muestran la elevada cuantía que representa una industria que soporta, a su vez, el 2% del empleo en el país. Otro dato que, puesto en contexto, podría desencadenar en, junto a la desaceleración económica del país y la caída en la industria en general, una gran destrucción de empleo en el país, de darse nuevas caídas, así como una regulación perjudicial, en el sector.

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