Costa intenta sofocar la crisis política por el caso de TAP y el ministro de Infraestructuras
El primer ministro de Portugal, António Costa, ha intentado pasar página de la crisis política abierta por sus públicas discrepancias con el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, a cuenta de la continuidad en el Gobierno del ministro de Infraestructuras, Joao Galamba, señalado por ocultar supuestamente información relativa a la aerolínea TAP.
«Nunca temo recibir una llamada telefónica del señor presidente de la República. Siempre es un placer», ha dicho Costa este miércoles, en declaraciones a los periodistas desde Braga, ciudad a la que ha trasladado a todo su gabinete y desde la que ha defendido que la política es «mucho menos ficción» de lo que parece.
«Las cosas que se decidieron ayer, se decidieron ayer», ha sentenciado, intentando zanjar la polémica abierta por el hecho de que rechazara la dimisión de Galamba, vinculado indirectamente con una reunión secreta en el marco de la comisión parlamentaria sobre la gestión de la aerolínea.
El presidente de Portugal reaccionó a la negativa de Costa a aceptar la salida del ministro con un inédito comunicado en el que apelaba a las «razones de peso» dadas por Galamba, «relacionadas con la percepción que tienen los ciudadanos de las instituciones políticas».
Para Rebelo de Sousa, que no tiene margen de actuar si no es por iniciativa del primer ministro, se trata de una situación «deplorable». Así, ha reconocido que «discrepa» de la posición de Costa y de su «lectura política de los hechos», entendiendo que también está en juego el «prestigio» de las instituciones. La crisis ha reavivado también los llamamientos de los partidos opositores para el adelanto de elecciones legislativas, si bien el Partido Socialista (PS) gobierna Portugal con mayoría absoluta y siempre ha dejado claro que no tiene intención de forzar convocatoria alguna.
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