La carne que jamás debes comprar en el supermercado: lo dice la OCU
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En un momento en el que la cesta de la compra se ha encarecido y todo lo que se compra en el supermercado se mira casi casi con lupa, saber exactamente qué estamos llevando a casa es más importante que nunca. Y es que algunos productos, como la carne, puede que no sean tan reales como parece y por mucho que nos sorprenda. Algo que se desprende del último informe de la OCU, que ha analizado con lupa las hamburguesas frescas que se venden en supermercados. El resultado es inquietante: muchas de las opciones que consumimos habitualmente no cumplen con los estándares mínimos de calidad que esperaríamos.
Este análisis muestra como productos que se presentan como hamburguesas de carne no lo son realmente, si tenemos en cuenta que esconden en realidad una mezcla de ingredientes que poco tienen que ver con el alimento original. De este modo, harinas, azúcares, féculas y otros aditivos son añadidos para abaratar costes, pero también para disfrazar un producto que pierde su esencia y, en muchos casos, también su valor nutricional. Por este motivo, la advertencia no es menor. No se trata solo de una cuestión de sabor o textura, sino de salud y seguridad alimentaria. La OCU ha puesto sobre la mesa un informe que debería hacernos replantear qué compramos, qué comemos y en qué confiamos.
La carne que jamás debes comprar en el supermercado según la OCU
Uno de los puntos más llamativos del estudio de la OCU es cómo desmonta la idea de que las hamburguesas frescas que encontramos en el supermercado son simplemente carne picada lista para cocinar. Nada más lejos de la realidad. La mayoría de estos productos están catalogados como preparados de carne, una categoría legal que permite incorporar a la mezcla ingredientes como almidones, conservantes, aromas artificiales y potenciadores del sabor. Así, lo que el consumidor cree que es carne, en realidad es un ultraprocesado disfrazado.
Algunas hamburguesas analizadas presentaban un porcentaje de carne sorprendentemente bajo, mientras que otras estaban saturadas de colágeno, una proteína que, aunque natural, en exceso delata un aprovechamiento de partes de menor calidad del animal. El colágeno no tiene el mismo valor nutricional que la proteína muscular, y su uso excesivo reduce la calidad del producto. En otras palabras, es una forma de maquillar una carne que no da la talla.
La textura gomosa, los olores poco frescos antes de cocinar y el color apagado fueron otras señales de alarma. Cuando uno piensa en carne fresca, espera un producto jugoso, con buen aspecto y que no despierte sospechas. Sin embargo, el análisis de la OCU demuestra que muchas hamburguesas que se venden como frescas distan mucho de serlo.
Etiquetas que engañan y trucos del etiquetado
El etiquetado es muy importante en cualquier producto que compramos, y en el caso de la carne de hamburguesa mucho más. Según la OCU, muchas de las hamburguesas examinadas no indican de forma clara el porcentaje de carne que contienen, lo que impide al consumidor tomar decisiones informadas. Algunas utilizan nombres atractivos como carne de vacuno o hamburguesa gourmet, pero en letra pequeña incluyen ingredientes que desvirtúan por completo el producto: fécula, proteína vegetal, jarabes y hasta azúcares.
Además, el uso de términos como natural o casero suele ser más una estrategia de marketing que una garantía de calidad. La organización de consumidores insiste en que hay que mirar más allá del envoltorio y desconfiar de productos que no sean completamente transparentes con su composición. Si no se indica claramente cuánta carne lleva, o si aparecen ingredientes que no deberían estar ahí, mejor dejarlo en la estantería.
Otra práctica cuestionable es el uso de aditivos para alargar la vida útil y mejorar el aspecto visual de la hamburguesa. Algunos de ellos pueden generar intolerancias o reacciones adversas, sobre todo en niños o personas sensibles. Elegir productos con pocos ingredientes y sin nombres extraños debería ser la norma, no la excepción.
Las peores hamburguesas del supermercado (y las mejores también)
Entre todas las hamburguesas analizadas, una destaca para mal: la Lidl Raza Frisona. Esta fue la peor valorada por la OCU por su bajo contenido en proteína y su exceso de colágeno. Según el informe, esta hamburguesa ofrece una calidad nutricional muy baja, con una textura poco agradable y un sabor pobre. Una opción que, pese a su bajo precio, no merece un sitio en la cesta de la compra si lo que se busca es comer bien y seguro.
En el lado opuesto, encontramos ejemplos que sí cumplen con las expectativas. La hamburguesa estilo americano XXL de Roler, vendida en supermercados como Alcampo y Consum, fue una de las mejor puntuadas. También destaca la hamburguesa ecológica de El Encinar de Humienta, disponible en Carrefour, que se caracteriza por tener una composición limpia, sin aditivos y con un porcentaje muy alto de carne real. Aunque su precio es algo superior (unos 8,19 euros por kilo), la diferencia en calidad es más que notable. También hay opciones intermedias, como la Bosque Verde de Mercadona, que aunque no es la mejor de todas, se mantiene en un nivel aceptable.
Es importante conocer qué opciones son las menos y las más recomendadas a la hora de comprar carne de hamburguesa en el supermercado. Sin embargo, y al margen de esto, la OCU pone en el foco en el hecho de fijarnos bien en el etiquetado cada vez que compremos nuestra carne. El porcentaje mínimo de carne que debe llevar las hamburguesas que elijas debería ser del 90%.
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