‘Brexit’: Las negociaciones van a ser más duras de lo que parece
El pasado 29 de marzo la primera ministra británica, Theresa May, invocaba el artículo 50 del Tratado de Lisboa y el Reino Unido daba así un paso histórico comunicando oficialmente al Consejo Europeo su salida de la Unión Europea.
Se inicia así un periodo de duras negociaciones para pactar, en un plazo de dos años, los términos y condiciones de una separación que se antoja complicada como sucede en cualquier divorcio. De hecho, la canciller alemana, Angela Merkel, ha rechazado negociar el Brexit en los términos que propone el Reino Unido en su carta a la UE. Nada de negociaciones paralelas, primero acordar cómo se articula la desconexión y luego las conversaciones sobre el nuevo marco de relaciones.
Bloomberg, la agencia de referencia de noticias y análisis en el sector financiero, ha señalado en un artículo cuáles serán los factores determinantes que los negociadores tendrán en mente durante los próximos 24 meses y que marcarán el futuro de Reino Unido en el Viejo Continente.
Inmigración
La premier británica, Theresa May, interpretó el ‘sí’ al referéndum sobre el Brexit el verano pasado como una llamada a restringir la inmigración. Gran Bretaña es el segundo destino más popular de la región después de Alemania, y May ha dado entender que impondrá nuevas restricciones. Con 2,2 millones de europeos
trabajando actualmente en Reino Unido, muchas empresas han pedido al Gobierno que no sean demasiado estrictas para evitar frenar la necesaria llegada de talento al país.
Los países de la UE que más ciudadanos tienen trabajando en el Reino Unido son: Polonia, con 916.000; Irlanda con 332.000; Rumanía con 233.000; Portugal con 219.000; Italia con 192.000 y Francia con 165.000.
Comercio
Al optar por su salida de la Unión Europea, el Gobierno de Londres está poniendo en peligro el acceso a su mayor mercado, que compra aproximadamente un 45% de sus exportaciones. La UE conoce bien este dato pero no impedirá su acceso a los británicos ya que podría perjudicar a sus propias compañías, puesto que el Reino Unido es un gran consumidor para las grandes multinacionales europeas.
Si Gran Bretaña no llega a un acuerdo –o un pacto de transición- antes del 30 de marzo de 2019, sus exportaciones se verán expuestas a las tarifas de la Organización Mundial del Comercio.
Aportación al presupuesto de la UE
La marcha de Reino Unido tendrá como consecuencia un importante agujero para el presupuesto de la Unión Europea, a menos que acepten pagar algo a cambio de algunos beneficios. El Reino Unido, que es el segundo mayor contribuyente de la UE, aportaba mucho más de lo que recibía (por ejemplo, en 2015 aportó 11.500 millones de euros más de lo que recibió en ese mismo año de la UE).
Los presupuestos de la UE se establecen a varios años vista, lo que significa que los estados miembros no tienen que cubrir de forma inmediata a lo que se comprometen. Ello deja la puerta abierta a que se pueda pedir al Reino Unido que pague facturas pasadas. La cifra podría oscilar en torno a una horquilla de entre 24.500 hasta los 72.800 millones de euros en función de distintos escenarios.
Ha llegado el momento de hacer números para los negociadores y alcanzar un acuerdo beneficioso para ambas partes. Sin duda, será un tira y afloja para ver qué están dispuestos a ceder y conceder unos y otros.