POLÍTICA MONETARIA

El BCE aparca los tipos de interés en el 4,5% y tranquiliza a los mercados a la espera de la marcha de la inflación

El BCE se da un respiro y aparca de momento los tipos en el 4,5%

BCE
Christine Lagarde, presidenta del BCE.

El Banco Central Europeo (BCE) ha decidido darse una tregua, mantener los tipos de interés en el 4,5% y tranquilizar a los mercados, que esperaban con ansiedad una pausa después de una cadena consecutiva de aumentos del precio del dinero emprendida en julio del año pasado, cuando estaban en el 0%. La entidad que preside Christine Lagarde asegura que la inflación se ha contenido en septiembre, también la subyacente, pero advierte en su comunicado que «aún se espera que la inflación siga siendo demasiado alta durante demasiado tiempo y que las presiones inflacionistas internas continúen siendo intensas».

Los mercados esperan que el BCE no impulse más subidas de tipos en adelante, pero Lagarde se ha curado hoy en salud y ha advertido de que el sesgo de la política monetaria futura dependerá de las nuevas estimaciones económicas que se harán públicas en diciembre, y sobre todo de la marcha de la inflación, que a pesar de haberse reducido notablemente debido al endurecimiento del rigor monetario todavía continúa muy por encima del objetivo oficial del 2%.

A favor de una congelación definitiva de los tipos de interés en su nivel actual juega el hecho de que los efectos de las subidas del precio del dinero tardan un tiempo en hacerse explícitos en la economía real, aunque muchos de ellos ya se han manifestado por la vía de la contracción del crédito, el endurecimiento de las condiciones de financiación y la consiguiente desaceleración económica. Aunque a diferencia de la Reserva Federal de Estados Unidos, el BCE sólo tiene la misión de aplacar la inflación hasta un nivel de equilibrio sin reparar en sus consecuencias sobre la actividad económica, tampoco es por completo ajena a las consecuencias que su estrategia tiene sobre la evolución de la coyuntura y del empleo.

Y el hecho evidente es que la Eurozona atraviesa por un proceso de clara ralentización del crecimiento que es bastante acusado incluso en el país más importante de la UE, Alemania, que está al borde de la recesión. Aunque se desconoce cuál ha sido hoy len el consejo de Gobierno del Bundesbank -siempre proclive a hacer lo posible para controlar los precios a toda costa, en gran parte debido a la historia inflacionista del país germano-, parece claro que una gran mayoría de los miembros del banco europeo llevaban tiempo presionando para inducir la pausa que finalmente se ha producido.

BCE, Tipos
Hernández de Cos, gobernador del Banco de España.

Esta ha sido la posición del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que aunque en esta ocasión no ha votado -dado el turno rotatorio que funciona en las decisiones sobre política monetaria- ha respaldado una pausa en la política de subidas de tipos de interés. Según los medios consultados por OKDIARIO, tanto de Cos como otros miembros de la institución opinan que la intensa subida de la rentabilidad de los bonos a largo plazo ya refleja con claridad los efectos del rigor monetario aplicado desde el segundo semestre de 2022 -un periodo en el que los tipos han pasado del 0% al 4,5%-.

Lo prudente, según la mayoría de los gobernadores, era tomarse un respiro hasta comprobar los efectos de tal endurecimiento sobre la economía, «y está muy claro que, como demuestra la subida de los tipos de interés de los bonos, los mercados están ya colaborando a hacer gran parte de nuestro trabajo, lo mismo que la banca contrayendo el crédito y encareciéndolo», indican las citadas fuentes. Esto representa un alivio para la política del BCE con los tipos.

La tasa de interés del bono del Tesoro americano a diez años (T-Bond), ha superado el 5%, por primera vez desde julio del año 2007. A la vez, el tipo de interés fijo de las hipotecas a 30 años en EEUU ha rebasado el 8%, un suceso que no se conocía desde 2000. En sintonía con esta evolución, el bono español al mismo plazo ha superado el 4%, y en Europa la rentabilidad de la deuda pública está subiendo de manera generalizada, encareciendo la financiación de los Tesoros públicos y trasladando de hecho el rigor monetario al ahorro, el consumo y la inversión, así como frenando el crecimiento económico.

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