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La batuta invisible

Existen una serie de incertidumbres económicas y geopolíticas que no debemos obviar y que invitan a adoptar una postura de cautela en el corto plazo con nuestras inversiones

Reserva Federal
Jerome Powell, economista y miembro de la Fed (Foto. Getty)

“Como directora de orquesta, soy un puente que se tiende entre los músicos y el público, el verdadero destinatario final de nuestro trabajo, soy una herramienta de la música por y para el público”. Inma Sarachaga Menoyo en “La batuta invisible”.

Al parecer, fue el gran compositor de música Tchaikovski el que señalara aquello de “Si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco”. Y es que a punto de atravesar el ecuador del presente ejercicio – en el que su primer acto no ha ido nada mal gracias a la estrategia de inversión genérica que he ido señalando- queda patente, una vez más, que la buena marcha de gran parte de los mercados y de los activos financieros viene impulsada en gran medida por la música dirigida por esa batuta invisible en manos de los principales Bancos Centrales del mundo. Y este hecho, durante la presente semana, ha quedado una vez más bastante claro.

En este sentido, mientras se hablaba de la visita de Trump al Reino Unido, o continuaban los “ecos” de la pasada semana en torno a la amenaza de subida de aranceles de USA a México por la entrada de inmigrantes desde el país azteca, o se seguía hablando de las implicaciones de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, o incluso se advertía desde distintos importantes foros mundiales de la ralentización en el crecimiento económico global, bastó que saliera a escena Jerome Powell (actual presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos) y señalara que “actuaría según corresponda para sostener la expansión económica” para que el “ruido” del ambiente quedara en segundo plano y volviera la música que tanto gusta a los mercados financieros. Volvieran los mercados de capitales a vestirse de verde…

Días atrás no me cansaba de insistir que quizás lo que busque Trump con cada mensaje en redes sociales no es tanto meter en cintura a cada país con el que se enfrenta sino ir ganando adeptos de cara a su posible reelección a la Casa Blanca del año que viene y, si nos centramos más en el corto plazo, presionar a la propia Reserva Federal (FED) para que baje los tipos de interés. Visto lo visto, quizás comiencen a surtir efecto dichas presiones tuiteras.

Podemos perdernos en fútiles debates en torno a la efectividad que pueden tener sobre la economía real el hecho que desde los distintos Bancos Centrales se siga dirigiendo a la orquesta con una música que se caracteriza por políticas monetarias  expansivas. O, desde mi humilde punto de vista, quizás sea mucho más interesante, y de cara a sus ahorros, que nos demos cuenta que en un entorno de moderación en el crecimiento económico mundial (no hablo de recesión inminente), de desinflación (inflación a la baja), tipos de interés bajos y de abundante liquidez no conviene adoptar una estrategia ultradefensiva con nuestras inversiones que nos haga perdernos la acción de esas “batutas invisibles”.

Es cierto que existen una serie de incertidumbres económicas y geopolíticas que no debemos obviar y que invitan a adoptar una postura de cautela en el corto plazo con nuestras inversiones… sobre todo porque la incertidumbre genera más volatilidad que las propias noticias negativas en sí.

Sin embargo, es momento de gestionar bien nuestras emociones como inversores y actuar con mucho sentido común. En este sentido, con unas Instituciones Monetarias poco dispuestas a “encender las luces de la fiesta” y decirnos que ésta se ha acabado, creo que sería una temeridad ser ahora mismo excesivamente pesimista financieramente hablando. En mi opinión no es tiempo de quejarse del viento que sopla del lado económico o político ni de esperar a que éste cambie. Creo que lo más sensato es ajustar las velas de nuestras carteras, al ponernos las “gafas de ver la realidad” y aprovechar la actitud de los bancos centrales.       

En definitiva, y como señalara en las últimas semanas y en este mismo blog, la estrategia genérica que propondría en fondos de inversión la centraría en:

  • Deuda corporativa europea de corto plazo con muy bajas comisiones que actúen como “reserva de liquidez” de nuestro patrimonio financiero. Frente a una gran parte de nuestro dinero inmovilizado en depósitos con nula rentabilidad, esta otra alternativa ofrece más valor a todo tipo de ahorrador sea cual sea su perfil inversor, y sin asumir un elevado nivel de riesgo. 
  • Deuda europea y estadounidense de medio plazo que aprovechen el actual entorno de inflación contenida a nivel mundial. A pesar de las tensiones comerciales, la combinación de la globalización mundial junto con la revolución tecnológica o industrial 4.0, hace que nos encontremos en un mundo en el que la inflación no repunta…por mucha liquidez que los Bancos Centrales inyecten al sistema financiero y, por ende, a la economía real. 
  • Fondos con vocación de retorno absoluto que estén aportando valor a los inversores. Hay grandes gestoras mundiales y determinadas boutiques nacionales que, de la mano de un buen analista financiero independiente, pueden ser localizadas para que aporten valor a una cartera de fondos.
  • Mixtos de bolsa de perfil patrimonialista. No hay muchos, pero los pocos que hay están consiguiendo, año tras año, unos buenos retornos.
  • Y si el perfil de riesgo del inversor así lo permitiera, fondos “puros” de bolsa en empresas muy orientadas al dividendo, bolsa mirando al “Oeste” (a Estados Unidos) o determinados fondos sectoriales y temáticos.

Señalar que el tipo y clase de fondo de inversión que pudiéramos proponer para Vd. (renta fija, mixtos, bolsa…) desde Luna Sevilla Asesores Patrimoniales, como agentes de Cáser Asesores Financieros, dependería de cuál sea su perfil de riesgo, del horizonte temporal de sus inversiones y, por supuesto, de la coyuntura económica y financiera que se dé en cada momento. Una cartera asesorada por nosotros seguirá siempre las líneas generales descritas anteriormente, pero siendo totalmente personalizadas y, por lo tanto, tendrán en cuenta en todo instante sus propias singularidades y, lo que es más importante, cada vez que cambie el entorno de los mercados  o sus necesidades, nos adaptaríamos a dichos cambios.

Para finalizar, querría desearles un buen fin de semana. Sean, por favor, muy felices, descansen y disfruten de todo aquello que les rodea y de aquellas personas que, por culpa del ajetreo del día a día, no podamos dedicarles el tiempo que bien merecen. Además, y si me lo permiten, los doy un segundo consejo: lean si pueden, por favor.

Algo que me marcó cuando leí el libro la “batuta invisible” es cuando la escritora del libro, esa gran directora vasca de música, comienza la obra diciendo: “El primer acorde, el silencio”. Y  más adelante dice algo que seguramente habremos experimentado en más de una ocasión en nuestras vidas: “Pero cuando el concierto llega, y pasa,… sólo queda su intenso eco”.

Ojalá, los intensos ecos…, los recuerdos… permanezcan en nuestras vidas, pues seguro que será señal de haber sentido… de haber vivido. Mientras tanto, desde nuestro renacido proyecto empresarial, seguiremos atentos a la música que vaya sonando en los diferentes mercados financieros por si, en el caso de no gustarnos, fuera preciso cambiar de partitura.

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