La banca continuará en 2022 con su imparable ajuste tras eliminar más de 10.000 empleos en 2021
Al igual que en los últimos ejercicios, 2021 ha sido un año en el que las entidades financieras han continuado cerrando oficinas, mientras siguen pugnando con un entorno de escasa rentabilidad por los bajos tipos de interés, ahorrando costes e impulsando la digitalización. La metamorfosis del sector cada vez cobra más forma y muchas transacciones que antes se realizaban en las sucursales o cajeros ahora se hacen con un simple click en el teléfono móvil.
Ese totum revolutum está dando paso a un escenario muy distinto al que la banca tradicional estaba acostumbrada. Según datos del Banco de España, a finales de septiembre la red de oficinas bancarias en España era de 20.421, menos de la mitad de las 45.662 que existían en 2008, antes de la sacudida de la crisis financiera que terminó transformando el sector de arriba a abajo con numerosas fusiones entre bancos y cajas de ahorros. Se trata de la cifra más baja desde 1977 y supone la pérdida de alrededor de 100.000 puestos de trabajo en los últimos 12 años.
La tendencia está aquí para quedarse, ya que los bancos se han embarcado en un proceso tecnológico imparable por el que el cliente cada vez interaccionará más con la entidad a través de una aplicación, lo que permite más flexibilidad en la prestación de los servicios financieros pero también limitaciones para aquellas personas no familiarizadas con la banca electrónica, principalmente de edad avanzada. En esto ha tenido mucho que ver la pandemia, que ha animado a mucha gente antes reticente a operar a través de internet.
Los procesos de reestructuración en la banca se habían suspendido en 2020 como consecuencia de la crisis sanitaria, pero han vuelto con fuerza en este ejercicio, con movimientos de consolidación incluidos. La fusión de CaixaBank y Bankia, por un lado, para crear el mayor banco de España, con 650.000 millones de euros en activos en el país, y la de Unicaja y Liberbank, por otro, llevarán aparejadas la eliminación de miles de puestos de trabajo.
En el caso de CaixaBank, ya dejaron el banco 1.200 personas el 1 de noviembre y se han clausurado 700 oficinas, pero el acuerdo alcanzado con los sindicatos cifraba en 6.500 las salidas -que se irán produciendo por fases, siempre de forma voluntaria y la mayoría a través de prejubilaciones- y el cierre de 1.534 sucursales.
Por su parte, el proceso de integración de Unicaja y Liberbank aún está abierto y sus detalles se conocerán a lo largo de 2022. De momento, se trabaja en el plan estratégico para 2022-2024, recientemente presentado. La entidad alcanzó el pasado 3 de diciembre un acuerdo de negociación laboral con la mayoría de la representación legal de los trabajadores de la entidad (el 76,92% de los miembros de la comisión negociadora), que está basado en el mecanismo prioritario de voluntariedad como criterio fundamental de selección de los empleados sujetos a este proceso, explicó Unicaja en un correo electrónico. Desde que se abrió el periodo de adhesión el pasado 15 de diciembre, se han acogido al mismo cerca de 900 empleados, si bien son cifras provisionales, dado que el procedimiento continúa, detalló.
Así, en la destrucción de empleo este año han tenido más que ver los Expedientes de Regulación de Empleo de Santander (3.572 salidas y 1.033 oficinas clausuradas) -el segundo ERE en menos de dos años y medio-, de BBVA (2.725 y 530 oficinas) y de Ibercaja (750 y 199 sucursales). Por su parte, Banco Sabadell ha suprimido 1.800 empleos este año como resultado de un ajuste emprendido en 2020. En total, en el sector bancario español se han eliminado en 2021 algo más de 10.000 posiciones y han dejado de operar cerca de 2.500 oficinas.
Bankinter es una rara avis en este sentido dentro del sector. Cuenta con casi las mismas sucursales en España que hace 10 años, en torno a 360, y su plantilla ha crecido en ese periodo hasta cerca de 5.000 empleados, en consonancia con una dimensión acorde a las necesidades de su negocio.
Impacto en las áreas rurales
Donde más se nota la falta de personal y, por tanto, de oficinas es en la denominada España Vaciada. La situación más difícil es la que viven los municipios que han perdido la única oficina bancaria que tenían, una realidad que se da sobre todo en algunas zonas de Castilla y León y Castilla-La Mancha. Según el Banco de España, son ya en torno a 1.300.000 personas las que residen en municipios sin sucursal bancaria. Esas áreas son las que más riesgo tienen de sufrir exclusión financiera, indican los sindicatos.
De acuerdo con un informe del sindicato CCOO, España se ha situado como uno de los países europeos con menor nivel de bancarización, con solo 37 empleados del sector financiero por cada 10.000 habitantes, frente a los 54,2 de media en la Unión Europea.
El ajuste continuará en 2022. En UGT calculan que en CaixaBank saldrán unas 5.300 personas; una horquilla entre 1.315 y 1.500 de la entidad resultante de la integración de Unicaja y Liberbank; unos 350 empleados de Abanca; y en Banco Sabadell podrían eliminarse en torno a los 1.600 puestos como consecuencia del plan de eficiencia adoptado tras los cambios en la cúpula directiva este año con la entrada de César González-Bueno como consejero delegado en sustitución de Jaime Guardiola.
Podríamos estar hablando de una suma de casi 9.000 empleos menos el año próximo, un dato bastante similar al de 2021. Es decir, en apenas dos años la destrucción de empleo en la banca será equivalente al 75% de los recortes aplicados en los últimos 13 años.
Fuentes del sector bancario explican que esta transición en la industria responde a la necesidad de «reacomodar los activos a la demanda», teniendo en cuenta que la normalización de los tipos de interés tardará aún años porque la actual aceleración de la inflación se interpreta por el Banco Central Europeo como un fenómeno temporal y no se precipitará subiendo el precio del dinero. Por tanto, «si la rentabilidad no la obtienes por los ingresos, tendrás que conseguirla recortando costes», argumentan.
«Los mercados te exigen una rentabilidad y se la tienes que dar porque entonces no eres invertible y no atraes capital si haces una ampliación», apuntan. En definitiva, la lógica industrial que encuentra la banca con estos ajustes es ser atractiva para contar con músculo financiero para acometer operaciones con las que crecer y seguir dando crédito. Una cuadratura del círculo que se lleva dibujando desde hace tiempo y a la que todavía le quedan trazos gordos.