Análisis

La agonía del turismo español: el sector más castigado y el que menos ayudas ha recibido

Francisco Coll Morales es economista y coordinador del servicio de estudios de la Fundación Civismo.

Las trabas del Gobierno y los rebrotes dificultan la vuelta del turismo de cruceros a España
Turismo.

Cuando uno se para a analizar la actuación del Gobierno de Pedro Sánchez durante la crisis del covid 19 en sectores como el sector turístico parece una auténtica mentira que España, habiendo presumido históricamente de liderar este sector a nivel mundial y de la enorme presencia de este en nuestra economía, sea de los países que menos apoyo ha ofrecido a las empresas relacionadas con el turismo.

Desde la falta de ayudas directas hasta las declaraciones del ministro Alberto Garzón sobre el dudoso valor añadido que aportaba dicho sector, la falta de apoyo por parte del Gobierno ha sido una máxima durante toda la pandemia. Pese a supeditar cerca del 14% de nuestro Producto Interior Bruto (PIB), el turismo ha sido el sector que, con diferencia, peor lo ha pasado durante la pandemia y que, sin embargo, menos ayudas ha recibido.

Así pues, las pérdidas ascienden hasta alcanzar cifras desoladoras, y lo peor de ello es que, pese a citar el valor absoluto de dichas pérdidas, estas no serían las cifras definitivas teniendo en cuenta que el virus sigue incapacitando la operativa de dicho sector. Debemos saber que hablamos de unas pérdidas que han llevado a situaciones en las que el 75% de las empresas relacionadas con el turismo y la hostelería presentan números rojos. Además, tal y como afirmaba el Gobierno al cierre del año, el 68% de los nuevos ERTE pertenecen a dicho sector.

Una situación muy preocupante, pues además de representar ese notable peso en el PIB, hablamos de un sector que contribuye con el empleo en nuestro país hasta el punto de concentrar cerca del 15% del empleo total. Una representación que muestra la importancia de este sector, en un escenario en el que con una tasa de paro estructural que ya se sitúa en el 16%, no podemos permitirnos una mayor destrucción de empleo.

Con estos datos en la mano parece mentira que España sea el país que menos ayudas ha prestado al sector turístico. Ni la voluntad de la Unión Europea sirvió para que el Gobierno le dedicase una mayor atención al sector. Esto es lo que se observa en septiembre cuando, aún habiendo pasado más de seis meses desde que había empezado la pandemia, la Comisión Europea no tuvo noticias sobre algún plan de ayudas del Gobierno español específico para el turismo.

Así lo confirmó la vicepresidenta de la Comisión Europea responsable de Competencia, Margrethe Vestager, quien afirmó no haber recibido ninguna solicitud por parte del Gobierno de España. De esta forma, el sector turístico solo contó con los ERTEs y las medidas generales aplicadas, las cuales comienzan a mostrarse escasas. Unas ayudas a las que se le sumó la idea de potenciar el turismo doméstico, siendo esta la gran propuesta del Gobierno para el verano.

Una alternativa que caía en saco roto, cuando en este mismo diario publicábamos la incapacidad del turismo doméstico para recuperar el sector, teniendo en cuenta que hablábamos de un potencial agregado del 9,8%, así como de un turismo doméstico que en su conjunto no alcanza el 45% de los ingresos que genera el turismo extranjero.

Hablamos de un claro ninguneo al sector turístico, con medidas que, además de ser generalistas, eran insuficientes, sin entrar a calificar la simpleza y la falta de rigor analítico en el lanzamiento de propuestas como la de incentivar el turismo doméstico. Una situación que ha tenido que corregir el Gobierno tras ver lo que muchos avisábamos hace meses, llegando tarde a la cita con este beneficioso sector.

A última hora, y ante el riesgo de cierre de muchas de estas empresas, de acuerdo con los informes del Banco de España, el Gobierno vende que saldrá al rescate del sector turístico, con un paquete de ayudas de 11.000 millones de euros que ha anunciado Pedro Sánchez en el Congreso. Pero hay que tener en cuenta que las pérdidas que prevé el sector superan los 100.000 millones de euros y que más de 700.000 empleos están en el aire.

En resumen, la actuación del Ejecutivo ha dejado mucho que desear. El Gobierno debería haber defendido los intereses de un sector claramente más damnificado que otros, así como un ámbito estratégico para nuestro país. Esperemos Sánchez aprenda de esta situación y, de extenderse la pandemia, dé ayudas directas a un sector en el que, si siguen ensanchándose las perdidas, no habrá ERTE que frene el cierre masivo de locales y la consecuente pérdida de empleos que esta crisis generaría.

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