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La Agencia Tributaria lo confirma: podrás librarte de pagar a Hacienda si cumples esto

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Blanca Espada

Presentar la declaración de la renta es, para muchos, uno de esos trámites que en determinados casos,  puede llegar a quitarnos el sueño. Algo que tiene que ver con mucho papeleo, números, plazos y, sobre todo, ese miedo constante a equivocarse. Porque Hacienda no se anda con rodeos: si te equivocas, aunque sea por poco, las consecuencias pueden ser serias. Multas, embargos o la pérdida de beneficios fiscales son solo algunas de las sanciones que se pueden aplicar. Por eso, cada año, millones de españoles afrontan este proceso con nerviosismo, aunque en ocasiones podemos llevarnos una sorpresa. Es el caso de cuando puedes librarte de pagar a Hacienda si cumples un único requisito.

A pesar de la severidad con la que suele actuar la Agencia Tributaria frente a la declaración de la renta, hay ocasiones en las que sorprende para bien. Y no, no hablamos sólo  de cuando la declaración sale a devolver, que siempre es una alegría. Nos referimos a algo aún más inesperado: situaciones en las que Hacienda, directamente, decide no cobrar. Aunque pueda parecer difícil de creer que puedas librarte de pagar a Hacienda, hay casos concretos en los que es posible librarse de pagar, incluso teniendo una deuda pendiente.

Esto no significa que cualquiera pueda evitar su obligación tributaria. La ley es muy clara, y Hacienda rara vez hace excepciones. Pero en dos circunstancias muy específicas (y perfectamente reguladas) la Agencia puede perdonar una deuda fiscal. Lo importante es conocer estos casos, porque si encajas en uno de ellos, podrías ahorrarte el dinero que debes pagar.

Podrás librarte de pagar a Hacienda si cumples esto

Desde el año 2022, la Agencia Tributaria aplica una medida muy concreta pero significativa: si el resultado de tu declaración de la renta te obliga a pagar una cantidad inferior a tres euros, directamente estás exento de hacerlo. Ni reclamaciones, ni recursos, ni trámites adicionales. Hacienda lo cancela de oficio porque considera que la gestión administrativa de ese cobro es más costosa que el importe en sí.

Y aunque la medida, aunque parezca simbólica, tiene un impacto real. Miles de declaraciones cada año se ajustan a esta categoría.

Ingresos por debajo del SMI: otra vía para evitar el pago

El segundo caso en el que Hacienda puede perdonar una deuda es más relevante para un perfil concreto de contribuyentes: aquellas personas cuyos ingresos no alcanzan el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). En la actualidad, eso equivale a menos de 16.576 euros anuales repartidos en 14 pagas de 1.184 euros al mes. Si tus ingresos están por debajo de ese umbral, puedes quedar exento del pago de ciertas deudas fiscales. En este caso, sí es necesario presentar documentación que acredite tus ingresos y solicitar la aplicación del criterio correspondiente.

Otras formas legales de reducir el pago: las deducciones autonómicas

Más allá de estos dos supuestos de exención, existen mecanismos legales que permiten aliviar la carga fiscal. Uno de los más relevantes, especialmente para los jóvenes y personas con rentas medias o bajas, es la deducción por alquiler de vivienda habitual. Aunque no todos los contribuyentes pueden beneficiarse de ella, en muchas comunidades autónomas existen bonificaciones que pueden aplicarse si cumples determinados requisitos.

Estas deducciones varían mucho de una comunidad a otra, tanto en los porcentajes como en las condiciones. En algunas sólo se aplican a menores de 35 años; en otras, a quienes no superen ciertos niveles de renta. Por ejemplo, en la Comunidad de Madrid, sólo tienen derecho a deducción los inquilinos con una base imponible inferior a 25.620 euros en tributación individual. Por eso, es fundamental revisar las normativas autonómicas para no dejar pasar una oportunidad de ahorro.

Si tienes derecho a esta deducción y no la incluyes en tu declaración, estarás perdiendo dinero literalmente. Además, una vez presentada la renta, ya no podrás incluir elementos nuevos. Por eso, antes de cerrar el proceso, conviene repasar con detalle todas las posibles deducciones a las que puedes acceder. A veces, una simple comprobación puede suponer cientos de euros de diferencia.

No apures al último momento para presentar tu declaración

Cada año, a medida que se acerca la fecha límite del 30 de junio, muchos contribuyentes apuran hasta el último momento para presentar su declaración. Sin embargo, los expertos fiscales coinciden: lo ideal es hacerlo con tiempo. Las prisas aumentan las posibilidades de error, y un fallo puede salir caro. Desde olvidar incluir un ingreso hasta marcar una casilla equivocada, cualquier detalle mal gestionado puede convertirse en un problema.

Además, cuando una declaración se presenta fuera de plazo, no sólo hay riesgo de multa, sino también de recargos por intereses. Y si Hacienda detecta la omisión antes de que tú la soluciones por iniciativa propia, las sanciones pueden ser más severas. Por eso, anticiparse es clave. Si tienes dudas, lo mejor es consultar a un profesional o usar el sistema de ayuda de la propia Agencia Tributaria, que ofrece herramientas bastante útiles.

También es recomendable conservar toda la documentación usada para hacer la declaración, incluso si no ha sido necesario adjuntarla. Hacienda puede requerirla en cualquier momento. Si no la tienes, podrías enfrentarte a dificultades para justificar ciertos gastos o ingresos, lo que complica aún más las cosas.

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