La CNMC aboga por sacar a concurso el voto por correo en vez de encargárselo a Correos
La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) considera que el Gobierno debería sacar a concurso la gestión del voto por correo en los procesos electorales en vez de asignárselo directamente a Correos.
«Nos produce un enorme disgusto que el Consejo de Ministros, cuando hay unas elecciones, haga una asignación directa cuando podría hacer un concurso», indicó el presidente del ‘superregulador’, José María Marín Quemada.
Se trata de unos de los servicios de Correos a los que aludió para asegurar que, a juicio de la CNMC, la sociedad postal pública cuenta con una «excesiva protección» y que debe posicionarse el mercado «con la fortaleza y la imaginación de una empresa, no con el favor o el paraguas de un Consejo de Ministros».
«Es un mercado que está cambiando y hay que posicionarse, pero con la fortaleza y la imaginación de una empresa, no con el favor o el paraguas de un Consejo de Ministros, subvenciones excesivas, distribución de envío electoral sin licitación, esto es extraordinariamente preocupante», declaró durante su intervención en ‘Forum Europa Tribuna Euskadi’ celebrado en Bilbao.
Para Marín Quemada, el sector postal español tiene un problema «serio» porque hay «una desmonopolización mal hecha, sin éxito y sin recorrido».
«Pasa un Gobierno detrás de otro Gobierno y oscilamos entre que no se resuelve y va a peor», aseguró , en la que transmitió su «enorme preocupación» tras tener ocasión de entrevistarse con operadores alternativos.
En este sentido, Marín Quemada, además de al voto por correo, también señaló a los «enormes descuentos» que hace Correos a los grandes clientes, que considera «no cumplen» con determinados principios tal como, según aseguró, procedimientos e incluso sentencias del Tribunal Supremo y de la Audiencia Nacional «así lo avalan».
El presidente de la CNMC considera «perfectamente comprensible las dificultades que pueda tener la empresa» y manifestó su satisfacción por que esté acometiendo «una reconversión, más que exigible» porque «la gente ha dejado de escribirse».