S&P, Fedea y Tribunal de Cuentas coinciden: económicamente el AVE nunca será rentable

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(Foto: AFP)

Estamos inmersos en los fastos que celebran el 25 aniversario del AVE en España. Un país que se ha convertido junto a Japón en el que más kilómetros de alta velocidad tiene del mundo. Pero ya saben que las cifras son tozudas y este tren no pasa el corte económico. Diferentes organismos apuntan a que nunca será rentable debido al pastizal que se invirtió a la hora de ponerlo en marcha y sólo se consigue incrementar el número de pasajeros a base de bajar los precios.

No son uno sino hasta tres, los organismos que ponen el solfa las cifras del AVE en España. Por un lado, la agencia de calificación Standard & Poors aseguraba en un demoledor informe que no era rentable para nuestro país, desde el punto de vista estrictamente económico, construir más líneas de AVE. Una tesis que recordarán estuvo sosteniendo Ciudadanos hasta que se dio cuenta de que le podía pasar una factura electoral y abandonó ese carro.

Aunque hay expertos que dicen que la conexión Madrid-Barcelona sí es rentable y ha ganado al puente aéreo, Fedea también apuntaba a que ninguna línea de nuestro AVE es rentable si hacemos bien los cálculos, es decir, si sumamos lo que ha costado construir las diferentes rutas y el coste de mantenimiento.

En concreto, la Fundación de Estudios Aplicada a la Economía hacía una proyección a 50 años en la que se ingresarían por ventas (en el tramo Madrid-Barça) algo más de 5.000 millones cuando el coste de ponerlo en marcha fue superior a los 7.500 y encima, en este periodo, se destinarán 1.630 millones de euros a su mantenimiento en el tiempo mencionado.

Si lo prefieren un porcentaje de amortización por debajo del 46% en la línea puntera pues si observamos otros ramales (Andalucía o Levante) superan por poco el 10%. Los tramos previstos para el Norte de España deberían nutrirse netamente de subvenciones porque los ingresos por ventas serían mínimos.

De hecho, muchos analistas consultados por OKDIARIO recuerdan que los incrementos de pasajeros sólo se consiguen a base de hacer promociones y bajar los precios pues para la mayoría de ciudadanos sigue siendo un transporte caro y usado por una minoría.

Sólo por vía PGE se mantiene al paciente respirando pues desde el punto de vista político sí que es cierto que ha ayudado mucho a que España se perciba como un país capaz de hacer tecnología con mayúsculas. El AVE a La Meca es quizá el más conocido pero hay proyectos muy avanzados en USA y nuestros socios europeos copian con descaro los avances que aquí aplicamos.

Por último, el Tribunal de Cuentas también ha dado la voz de alarma pues no ha habido un sólo tramo nuevo que se quiera avanzar (desde Extremadura, Galicia, Frontera Francesa, por poner algunos ejemplos) en el que tras un breve estudio se hayan incurrido en importantes sobrecostes. Tantos que a pesar de que estas obras se hacen con cargo al Banco Europeo de Inversiones, con las mejores condiciones del mercado, la propia ADIF ha tenido que autofinanciarse con la emisión, desde el año 2014 de 3.600 millones de euros en bonos.

En el caso que antes abordábamos, la unión Madrid-Barcelona, los sobrecostes se dispararon por encima del 30% lo que supuso más de 1.700 millones de euros adicionales.

Todas las regiones querían AVE y se hicieron muchas estaciones en lugares en los que el tránsito de pasajeros no llega a las 100 personas, lo que no ayuda precisamente a su viabilidad financiera.

Dicen los expertos que habrá que cambiar la forma de comercializarlo pues seguimos estando muy por debajo del número de pasajeros que deberían desplazarse en AVE a pesar de nuestra ingente masa de turistas.

La conclusión de los organismos mencionados es siempre la misma, el AVE nos ha costado más de 50.000 millones de euros que será imposible recuperar en su actividad normal y cuantas más líneas construyamos, esta «pella» se hará más grande pues está visto que la gente no lo usa porque es caro. Y tiene los precios elevados porque los costes de mantenimiento no son precisamente baratos.

Un argumento circular de difícil solución.

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