Un rocoso Nadal derrota a Marchenko y se mete la final número 99 de su carrera

Rafa-Nadal-Doha
Nadal, durante su partido ante Marchenko. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Rafa Nadal siempre se reinventa. Puede que no vuelva a ser el jugador demoledor de hace unos años, pero se ha convertido en un auténtico frontón, una roca que devuelve todos los golpes desde el fondo de la fista hasta que gana al rival por agotamiento. Ese es el Nadal en su versión 2016, un tenista que gana cada partido, cada punto, desde el trabajo.

En las semifinales de Doha ante Illya Marchenko, el último enemigo antes de la final, Rafa continuó la misma tónica de los encuentros precedentes: correr, resistir, trabajar. Enfrente, el uncraniano utilizó la táctica a la que apelara en cuartos Andrey Kuznetsov –pegar, pegar y pegar–, pero tampoco bastó para derribar el muro de Nadal y apartarle de su segunda final del año recién iniciado, la primera oficial, la número 99 de su carrera. El español se impuso por 6-3 y 6-4.

Rafa está empezando a disfrutar con el tenis y no a sufir como el año pasado. Ha mejorado notablemente su servicio, potente y colocado, que le ayuda a tener una buena posición para que su golpe de derecha, puede que no tan demoledor como antes, pero más dirigido, mueva a su rival de un lado al otro de la línea de fondo hasta provocar el error.

En el inicio del partido Nadal se aprovechó de su mayor talento y de los nervios del 94 del mundo, incapaz de hilar tres puntos seguidos. En poco más de diez minutos, el marcador reflejaba un 3-0 a favor del español, como le gusta arrancar a Rafa. Marchenko, verdugo de Ferrer, parecía fundido. Incluso el español tuvo dos bolas de break para terminar el primer set al resto, pero lo acabó cerrando 6-3 con su servicio.

Nadal no sufría con su servicio, aplastante sus estadísticas de ganar el 100% de los puntos con el primer saque. Sólo al final del encuentro bajó al 91%. Rafa se dedicó entonces a presionar al resto y logró su objetivo en el quinto juego: break en blanco para dar el salto definitivo hacia la victoria. Ni siquiera una bola de ruptura en contra le alteró el pulso. Rafa completó su ritual al saque y salvó el apuro. El viejo Nadal había vuelto.

A partir del 4-2, el mancorí se limitó a conservar su saque para cerrar el partido. Rafa disputará su primera final oficial del año aunque el rival, eso sí, será de primerísimo nivel: Novak Djokovic o Tomas Berdych.

Lo último en Deportes

Últimas noticias