El silencio de las jugadoras del Barcelona femenino ante el agravio de Laporta con las del baloncesto
Las jugadoras del primer equipo de fútbol femenino del Barcelona dieron la espalda a sus homólogas del basket cuando más la necesitaban
Mientras el Barça CBS, el primer equipo de baloncesto femenino culé, se desmorona, el primer equipo de fútbol del Barcelona vive sus momentos más dulces, no sólo de éxitos, sino también económicos, como se han podido ver en los últimos meses. En los momentos deportivos más difíciles del equipo de baloncesto, Joan Laporta les dio la espalda y abrazó al primer equipo femenino de fútbol, incluso las jugadoras culé no apoyaron a sus homólogas del basket cuando más lo necesitaban.
Ni rastro de mensajes de apoyo públicos de las jugadoras del primer equipo femenino hacia sus compañeras del equipo de baloncesto cuando se hizo público que el club no iba a costear los problemas económicos que sufría la entidad de baloncesto. Tras dos años en la élite y tras mantener la categoría, el club decidió recortar gastos por este lado y dejar su plaza en la Liga Endesa al SPAR Gran Canaria.
Esto fue a finales de mayo, justo cuando el club que presiden Joan Laporta se permitía entre otras cosas el despido de Xavi Hernández para traer a Hansi Flick posteriormente y también la millonaria renovación de Alexia Putellas para contentarla y mantenerla en el equipo dos temporadas más, golpe de talonario selectivo por parte de los dirigentes culés, que miraron hacia otro lado cuando se ahogaban las jugadoras del primer equipo femenino de baloncesto.
Semanas más tardes sería noticia el pellizco extra que decidió otorgar el presidente del Barcelona a todo el primer equipo de fútbol femenino, duplicando las primas que habían pactado por conseguir de nuevo la Champions League. Pese a que inicialmente se fijó una prima por levantar de nuevo la Orejona, Joan Laporta decidió duplicar esa cantidad para premiar la trayectoria de las jugadoras, pasando de 40.000 euros a 80.000 euros. En total, casi dos millones de euros para la sección femenina de fútbol, un extra no firmado de casi un millón de euros que bien podría haber salvado las dificultades económicas de todo el equipo femenino de baloncesto.
«Ya puedo decir que llevaré esta camiseta dos años más con mucho orgullo en el césped y que podré disfrutar 14 años en el primer equipo del Barça. Nunca podría haber imaginado todo lo que hemos pasado, pero juntos, ahora mismo, me siento muy emocionada y con más energía y fuerza que nunca por todo lo que está por venir», escribía Alexia Putellas durante esos días tras cerrar su renovación con el Barça por dos temporadas más. «Gracias a todos los que lo han hecho posible», añadía, en un momento en el que paralelamente se estaba sentenciado la continuidad del equipo femenino del Barcelona en la élite.
Jugadoras como Alexia Putellas o Aitana Bonmatí y otras futbolistas culés siempre han defendido y perseguido mejores condiciones para ellas, equiparables hasta donde fuera posible con sus homólogos masculinos. Pero no pasó lo mismo cuando el equipo de baloncesto se moría ahogado por las deudas, que rondaban los 500.000 euros, una cuantía nimia en comparación con las renovaciones o sueldos de algunas de las jugadoras o el montante extra que se llevaron todas por decisión de Joan Laporta.