España salva un punto de milagro
Un gol postrero de Iñigo Martínez permitió a España rescatar un punto ante la República Checa tras la enésima demostración de una desquiciante endeblez defensiva. La selección de Luis Enrique no tiene defensa y flaquea en las dos áreas, sobre todo en la propia. Pesek abrió el marcador nada más empezar el partido y Gavi lo igualó al filo del descanso. En la segunda mitad Kutcha aprovechó una pifia obscena de Eric García para hacer el 2-1 y, cuando todo parecía perdido, España se aferró al espíritu de las remontadas del Madrid y de Rafa Nadal para lograr un punto que sabe a gloria.
Luis Enrique volteó la alineación como si fuera una tortilla de patata. Ocho cambios de una tacada sobre el equipo que empató sin pena ni gloria contra Portugal en un partido que no fue ni fu ni fa. Es más corto enumerar los que repetían –Unai Simón, Gavi y Sarabia– que hacer la innumerable lista de sustituidos, como diría Margarita Robles de la ex directora del CNI.
Vayamos con los nuevos. Entraban cuatro jugadores nuevos para formar la defensa: Carvajal, Eric García, Iñigo Martínez y Marcos Alonso. En el centro del campo Rodri y Koke escoltaban al irremplazable Gavi. Arriba Dani Olmo y Raúl de Tomás formaban tridente con el repetidor Pablo Sarabia. España llegaba a Praga con un punto de exigencia después del empate ante Portugal en el partido que abría el grupo.
Y aunque la UEFA Nations League sea un torneo veraniego que se han inventado Ceferin y sus esbirros para seguir haciendo caja, a Luis Enrique le gusta ganar hasta el trofeo de la galleta. Así que España salió pensando que iba a dominar a la República Checa, que repetía con ocho de los titulares que ganaron a Suiza. Pero nanay. Los checos nos presionaron hasta arrebatarnos la pelota y encerrarnos en nuestro área.
Pesek golpea primero
En tres minutos nos pegaron otros tantos sustos. Incluso nos marcaron un gol en una jugada que anuló el colegiado por fuera de juego. No lo había porque la defensa tiró mal la línea y Carvajal se quedó enganchado. Lo revisó el VAR y con justicia dio a la República Checa el tanto de Pesek que el árbitro les había arrebatado. Pues nada 1-0 y Unai de portero. A seguir remando.
Los checos pasaron de presionar a replegar. El 1-0 era un botín preciadísimo como para no protegerlo como un tesoro. A España le tocaba ponerse a tocar y tener fútbol y enormes dosis de paciencia. Comenzamos a cocinar las jugadas pero la República Checa cerraba los espacios de forma hermética. Nos topábamos una vez tras otra con un entramado defensivo que era cemento armado.
Pablo Sarabia emergió en el partido para ser una especie de diputado de Ciudadanos listo para pactar con cualquiera. Se asociaba con Gavi en la derecha, con Koke en el centro e incluso se desplazaba a la banda izquierda para tirar paredes con Dani Olmo. Chequia se defendía con oficio y la solidez de la catedral de Burgos. Los minutos, aliados con los locales, transcurrían sin que nada agitara un duelo que se le había enredado a España nada más empezar.
Hubo que esperar hasta el minuto 26 para encontrar la primera ocasión de España. La tuvo en sus botas Pablo Sarabia, que la pegó horrible dentro del área en un disparo defectuoso que fue un churro. Le siguió un rematito de cabeza de Eric García que se inauguró nuestra estadística de disparos a puerta en el 31. Muy poca cosa. Luis Enrique debatía con sus ayudantes en busca de la forma de meter mano al entramado checo.
Golazo de Gavi
No hubo manera al menos hasta que los checos, lastrados por una lesión postrera, se quedaron con diez. Rodri recogió un rechace en tierra de nadie y asistió a Gavi dentro del área. El chaval levantó la cabeza, vio el área pequeña llena de rivales y encontró un resquicio para colocar un tiro raso y cruzado con la zurda lleno de clase. Fue un golazo propio de un delantero de esos que paran el tiempo en el área. España encontró el empate a escasos segundos de que el colegiado señalara el camino de los vestuarios.
En el descanso Luis Enrique movió ficha: Ferran Torres por Sarabia, que había jugado el partido completo contra Portugal. España cambió un poco de actitud y encerró aún más a la República Checa, que renunció casi por completo a tener la pelota.
La tuvo Dani Olmo en el 52 después de una buena contra cocinada por Rodri y Ferran Torres en una buena contra. El disparo del delantero del Leipzig se marchó fuera. Pero el partido ya tenía otro color para España. Respondió la República Checa con un pelotazo a la dormida defensa de Luis Enrique. Dejaron solo a Kutcha, que se plantó en el mano a mano con Unai Simón y la echó fuera. Respiraba el seleccionador tras el enésimo error defensivo.
Vaclik metió una mano salvadora en el 57 para evitar un gol cantado de tacón de Ferran Torres. Luis Enrique preparaba tres cambios de una tacada: Busquets, Asensio y Morata. Fuera Rodri, Dani Olmo y Raúl de Tomas. Y fue salir Asensio y en la primera que tocó, a pase del también recién entrado Morada, su disparo cruzado lo repelió el palo. Por algo dice Luis Enrique que el delantero mallorquín tiene un fusil por pie izquierdo.
Pero también España tiene una defensa que es un circo. De tres pistas cuando juega Eric García, cuya pifia en el 61 en un despeje fácil que dio al aire dejó a Kutcha otra vez solito delante de Unai Simón. Esta vez no falló y se marcó una vaselina perfecta ante la salida del meta español. La República Checa volvía a ponerse por delante aprovechándose de los defectos de la endeble zaga de Luis Enrique.
Eric García, bulto sospechoso
Respondió rápido España con una jugada de Asensio, que encontró a Ferran Torres, cuyo cabezazo se estrelló contra el palo. Luis Enrique quitó a Koke para sacar a Marcos Llorente. Otra vez se nos había enredado el partido por culpa de nuestros defectos defensivos. La buena noticia es que aún nos quedaba un cuarto de hora más el alargue para salir del atolladero en el que nos habíamos metido.
Los checos decidieron montar una barricada defensiva en torno a su área. España tenía posesión para dar y regalar. Eso sí, de profundidad andábamos cortos. La puso bien Marcos Alonso tras la pared con Asensio para que marcara Morata. Le faltó flequillo para conectar el cabezazo en el 81. Y la volvió a tener en el 85, pero la echó a las nubes. Así es Morata, necesita media docena de ocasiones para hacer gol… y sólo llevaba dos.
España apretó hasta el final pero los ataques rebotaban una y otra vez contra el sólido muro checo. Así fue hasta que un gol postrero de Iñigo Martínez a centro de Asensio nos dio un empate que, aunque fuera por insistencia, era merecido.